Visten largas túnicas de colores oscuros que contrastan con figuras y adornos de tonos claros. Los hombres usan barbas largas (aunque otros se afeitan) y a las mujeres les tatúan el rostro antes del matrimonio. Una forma de comparar cómo lucen los miembros del pueblo Ainu, en Japón, es recordar a los esquimales.
Detrás de este pueblo, que fue en su mayoría cazadores, recolectores y creyentes del animismo, hay una historia de discriminación que se remonta décadas.
Los Ainus habitan en la isla de Hokkaido, en territorio ‘nipón’. Su lucha se ha dado por el hecho de no ser reconocidos como un grupo étnico minoritario y que a finales del siglo XIX se les prohibiera practicar sus costumbres y usar su lenguaje.
Recientemente, el gobierno japonés aprobó, a mediados de febrero, una normativa que incluye, por primera vez, el reconocimiento expreso como indígena de esta comunidad.
Los Ainus han tenido que esperar más de un siglo de discriminación y asimilación forzada en esa sociedad para ser legalmente un grupo étnico minoritario.
¿La razón? Durante la asimilación promovida en 1899 por el gobierno de Tokio, tras la Restauración Meiji, forzó a los Ainus a integrarse con los japoneses en ciertas zonas y a abandonar sus costumbres.
«Es importante proteger el honor y la dignidad del pueblo Ainu y transmitirlos a la siguiente generación para construir una sociedad con unos valores diversos», indicó el portavoz del gobierno, Yoshihide Suga, a medios de comunicación.
El proyecto de ley es el primer documento que reconoce a los Ainu como un pueblo indígena e insta al gobierno a hacer «políticas de futuro», incluyendo medidas para apoyar a las comunidades y promover las economías locales y el turismo.
El descontento
Sin embargo, los ainus calificaron esta ley como “vacía”.
“Es una ley deplorable (…). Para mí solo es una resolución vacía que no refleja los intereses de los Ainu”, dijo Yuji Shimizu, de 78 años, presidente de la Asociación Ainu Kota.
Shimizu compareció en Tokio junto a Satoshi Hatakeyama, de 77 años y presidente de la Asociación Ainu de la ciudad de Monbetsu (norte del país), para denunciar la legislación, pedir su retirada y una revisión con la participación de su pueblo.
Las medidas que contempla la nueva ley «no son más que una estrategia para sacrificar o explotar a los Ainu actuales como un mero recurso turístico«, opina Shimizu.
El proyecto del Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo, quiere potenciar «la promoción regional, la industria y el turismo», e incluye la apertura de un museo y parque nacional sobre los Ainus en la localidad de Shiraoi (norte), en abril de 2020.
«Ningún artículo menciona los derechos de los indígenas (…) y tengo serias dudas sobre el sistema de financiación que se propone», denuncia Shimizu.
Se calcula que la actualidad hay unos 12.300 miembros ainus, según un informe de 2017, aunque no se sabe con precisión cuántos hay, ya que durante muchos años se mezclaron con la sociedad mayoritaria de Japón. Además, muchos esconden sus raíces culturales.
Redacción APP
*Con información de Afp y Efe