Más de uno perdió la apuesta de que Juan Guaidó no se expondría a regresar a Venezuela por el aeropuerto internacional Simón Bolívar, de Maiquetía, el principal del país y que sirve a la capital, Caracas.
Se pensaba que el riesgo de ser detenido por el régimen de Nicolás Maduro era máximo, sobre todo después de que Diosdado Cabello, el segundo a bordo de la revolución bolivariana, aseguró que le tendría preparado un “comité de recepción”.
Pero el presidente encargado Guaidó, tras cinco días de gira iniciada en Colombia y que lo llevó a Brasil, Argentina, Paraguay y Ecuador, regresó como había prometido: “Por Maiquetía, como lo hacen los presidentes”, propinando un duro golpe de efecto al régimen, que se había anotado una victoria política al neutralizar el ingreso de la ayuda humanitaria el pasado 23 de febrero. Aunque sobre él pesa una orden de restricción de salida del país del Tribunal Supremo de Justicia, viajó y regresó del extranjero.
“Me dijeron ‘bienvenido, presidente’ ”, dijo Guaidó a decenas de periodistas que le preguntaron cuál fue la reacción de los funcionarios de migración. Apenas pasada esa alcabala, se escuchó un estruendo de decenas de personas que estaban en el aeropuerto y se dieron cuenta de que quien salía era Guaidó.
El simbolismo de ese momento fue reforzado por el hecho de haber sido recibido y rodeado por los representantes de las misiones diplomáticas de Chile, Estados Unidos, España, Portugal, Alemania, Rumania y Países Bajos.
Todo sonrisas y mensajes de fuerza a la militancia opositora, Guaidó se subió en una camioneta plateada que hizo una breve parada para saludar a la gente del estado Vargas, y luego se dirigió hacia la plaza Alfredo Sadel, en Caracas, uno de los puntos establecidos para acudir a la convocatoria hecha por Guaidó de salir a manifestarse una vez más contra el régimen chavista.
La imagen en esa plaza se repitió en casi todas las capitales del país, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Barcelona, Mérida, no obstante ser lunes de carnaval, lo que por un momento generó dudas sobre si los venezolanos se movilizarían en protesta. Pero lo hicieron, y desde la tarima en Caracas, Guaidó aseguró que retoma su lucha por el cese de la usurpación de la Presidencia y, ante la multitud que lo aclamaba, apuntó que su ingreso al país sigue mostrando fisuras en la cadena de mando.
“Atención, señores de la Fuerza Armada Nacional. Es evidente que luego de las amenazas, alguien no cumplió, muchos no cumplieron”, dijo reiterando que Maduro no es el presidente legítimo de Venezuela porque no fue electo por el voto popular. “Desde el 5 de enero, la cadena de mando está rota (…) y su presidente encargado está aquí”. “Ni porque use la banda, porque es carnaval, lo convierte en presidente de la república”.
Este “incumplimiento” representa para muchos la fortaleza de la figura política de Guaidó y demuestra que Maduro estaría maniatado en su intención de apresarlo, so pena de una dura respuesta de EE. UU., que poco antes del aterrizaje en Caracas dejó muy clara su posición por si Maduro tenía alguna intención de detenerlo o atentar contra su seguridad.
El vicepresidente de EE. UU., Mike Pence, advirtió en Twitter que “cualquier amenaza, violencia o intimidación contra él no va ser tolerada y se va a encontrar con una respuesta rápida”.
La actitud permisiva de Maduro desata reflexiones sobre si estará dejando actuar a Guaidó, jugando la carta de un eventual desgaste.
Pero eso no parece ocurrir aún en el círculo que lo rodea, ni tampoco en su estrategia. Guaidó explicó los siguientes pasos de su plan para debilitar el régimen, esta vez llamando a los funcionarios públicos a sublevarse contra el régimen. “Sabemos que los obligan a marchar (…) no podemos permitir que las instituciones públicas sigan secuestradas”, dijo, a la vez que convocaba para este martes “a una reunión con todos los sindicatos de empleados públicos” de la que espera salir con anuncios importantes.
Manifestaciones el sábado
También convocó a una nueva movilización el sábado 9 de marzo, como estandarte que demuestre su empeño en lograr el cambio, haciendo un llamado a la Fuerza Armada a no solo a defender la Constitución sino a impedir la actuación de los colectivos chavistas que constituyen la última línea de represión civil fomentada por el régimen de Maduro.
Estos, el fin de semana del 23 de enero, no solo atemorizaron las poblaciones fronterizas de San Antonio, Ureña y Tienditas, sino que son señalados como responsables –junto a la Guardia Nacional– de heridos y muertos en la zona de Santa Elena de Uairén (frontera con Brasil).
“No más por ahora, es ahora (el momento para el cambio)”, afirmó. Toda Venezuela vuelve a las calles para movilizarse en búsqueda de su libertad. No nos quedaremos ni un segundo tranquilos hasta lograr la libertad. Tenemos a la gente, a la comunidad internacional determinada y firme”.
Me dijeron ‘bienvenido, presidente’
Algunos diarios y páginas web en Venezuela se preguntaban si el ‘comité de bienvenida’ que prometió Cabello para Guaidó se habría quedado celebrando el carnaval.
En una entrevista con el diario The Washington Post el presidente Iván Duque dijo que “Maduro podría encontrar asilo en Cuba, allá tiene amigos”.
La ONU volvió a subrayar la importancia del diálogo en Venezuela.
Valentina Lares Martiz
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas