Dos escritores reconocidos y respetados, Gioconda Belli, y Sergio Ramírez han tenido que vivir por segunda vez una revolución en Nicaragua, su país de origen en el que resisten. Han visto los dos mandatos del presidente Daniel Ortega, el primero de 1979 a 1990 y la retoma de la presidencia a partir del 10 de enero del 2007. Este último “esquizofrénico”, en palabras de Belli y “absurdo”, según Ramírez.
Ramírez, vicepresidente de Nicaragua desde el 10 de enero de 1985 hasta el 25 de abril de 1990, justamente en el gobierno de Ortega, se terminó retirando del sandinismo y hoy más que nunca considera que “muchas veces la historia se repite y cuando ocurre se repite mal”, para explicar lo que ha ocurrido con el régimen actual.
“El gobierno usa la represión y las opciones políticas no las veo. El gobierno habla para sí mismo de una supuesta reconciliación y esa narrativa falsa no sirve para nada. No sirve ni para reconciliar ni para crear consenso. Lo que crea es más aislamiento. Estamos viviendo la política de la negación absoluta”, explica el destacado escritor, ganador del Premio Cervantes (2017)
Ramírez se mantiene en pie y hablando fuerte en Managua: “Estamos viviendo una etapa de represión selectiva que busca acallar las voces que conduce la opinión pública, la radio, los periódicos, los que se han ido al exilio. Los diarios están a punto de cerrar sus ediciones impresas. Es una política muy articulada para acallar a la opinión. Que muestra la manera obsoleta como ve la comunicación”.
Las memorias revolucionarias de Sergio Ramírez, escritas en su libro “Adiós muchachos” son el relato de la revolución sandinista y su desencanto. Esa utopía la recuerda en su casa en Managua, a donde llegó EL TIEMPO a entrevistarlo. La de ahora es una segunda revolución cuyo estallido fueron las arbitrariedades cometidas por un político.
“Esta es una revolución de los jóvenes como lo fue en 1979. No hay revoluciones de viejos. Los muchachos creían que iba a haber un cambio inmediato y no es tan así. Va a tomar un tiempo, pero nadie piensa que nos vamos a quedar así como estamos. Esa sería la desesperanza. El regimen no tiene más que ofrecer que la represión y los jóvenes si tienen que ofrecer. Un futuro”, explica Ramírez.
A su turno, Giocconda Belli, poeta y novelista, presidenta de una organización de libre pensadores a nivel mundial, critica directamente al gobierno de Ortega que califica de dictador: “Hay un estado de miedo. Es muy triste ver un país que se está hundiendo en el precipicio de una dictadura. Al primer desafío la reacción fue violentísima y la gente está horrorizada. Lo que más ha horrorizado es matar estudiantes, 500 personas en 8 meses es una enorme cantidad. Yo siento una tristeza profunda por este país”.
Belli cree que la figura de los ‘autoconvocados’ aporta mucho a la Nicaragua que resiste y que puja por el cambio. “Esto que vimos en Nicaragua fue la explosión del inconformismo ante los atropellos, la gente se ‘autoconvocó’, se levantó, protestó y la respuesta del régimen es la represión”.
Finalmente puntualizó que “el país no aguanta lo que está pasando mucho tiempo más. La gente está cada vez más herida, alterada, y ya tenemos una forma de organización. Hay gente capaz. Pero no queremos un caudillo”.
Los dos escritores coinciden, lo que se vive no es ficción, es una realidad cruda y ruda que ha aplastado a los más jóvenes. Más de 500 han sido los muertos en 11 meses, según lo informan distintas ong en el país centroamericano.
Unidad de Datos de EL TIEMPO
Ginna Morelo y Sara Castillejo
Enviadas especiales