El papa Francisco reprochó en una entrevista difundida este domingo «la coprofilia», el «amor a la cosa sucia» de los medios, incluyéndola como uno de los cuatro pecados a evitar por parte de los periodistas
El pontífice, interrogado por el programa Salvados de la cadena española La Sexta sobre las «guerras olvidadas» que provocan las migraciones, habló de los rohinyás, la minoría musulmana que huyó de la represión militar en Birmania, calificada de genocidio por los investigadores de Naciones Unidas. «Hoy casi nadie habla de eso […] Esa es una manera de hacer periodismo que no es justo», lamentó.
Para él, los periodistas deben evitar cuatro «pecados»: la desinformación, la calumnia, la difamación y la coprofilia. El pontífice definió este último como «literalmente, el amor a la caca, amor a la cosa sucia, a los escándalos», explicó sin dar ejemplos concretos.
Sobre la difamación, Francisco afirmó que «si vos hace veinte años pegaste un resbalón en la vida […], no te pueden sacar por los medios de comunicación una historia que está superada y bien pagada ya y bien resarcida».
También lamentó que «los medios de comunicación tienen tanto poder frente a las masas, frente a la gente, que pueden calumniar impunemente. Además, ¿quién le va a hacer juicio?». Esta peculiar lista de estos pecados capitales de la prensa formulada por el papa se completa con «la desinformación», es decir: «si dando la noticia, te doy la mitad no más, la otra mitad no la doy».
Lucha contra la pederastia: proceso sanador
En esa misma entrevista dijo comprender a quienes le reprochan no actuar con mayor contundencia contra la pederastia en la Iglesia, pero defendió haber iniciado un «proceso sanador» que llevará «su tiempo».
Un mes después de la histórica cumbre organizada en el Vaticano para abordar la espinosa cuestión de los abusos a menores en la Iglesia, el pontífice fue preguntado en la entrevista por el periodista Jordi Evole sobre los resultados de dicho encuentro, decepcionantes para muchas de las víctimas.
«Yo los entiendo porque uno busca a veces resultados que sean hechos concretos, en el momento», afirmó Francisco. «Si yo hubiera ahorcado cien curas en la plaza San Pedro [dirían]: ‘íQué bien, ya hay un hecho concreto!’. Hubiera ocupado espacio pero mi interés no es ocupar espacio sino iniciar procesos sanadores», continuó.
«Las cosas concretas en la cumbre fueron iniciar procesos y eso lleva su tiempo», insistió el pontífice, subrayando que esta «es la manera para que sea irreversible la cura».
Francisco reconoció, además, que durante mucho tiempo la tendencia en la Iglesia fue esconder estos casos, lo que facilitó su propagación. «Eso es lo que sucedió con todos los abusos en cualquier lugar. Al cubrir, se propaga. Una vez que entra la cultura del destape, las cosas no se propagan», afirmó.
«Hasta un día que explotó escandalosamente el asunto de Boston [a comienzos de 2002], la hermenéutica era […] cubrir, tapar, evitar males futuros como se hace en las familias», admitió. Pero «desde la época de Boston en adelante disminuyen las cosas en la misma iglesia, eso quiere decir que se ha tomado una consciencia distinta, un proceder distinto», afirmó.
Se tomaría un café con Maduro y Trump
Al ser interrogado sobre la crisis venezolana, Francisco reconoció que el Vaticano «medió» oficialmente con el grupo creado al efecto y luego hubo «comunicaciones de la secretaria de estado, después mediaciones discretas, extraoficiales, puentes que han ayudado un poquitito pero no se termina de resolver».
Preguntada su opinión sobre Nicolás Maduro, Francisco ha dicho que es difícil «hacerse una» en los dos encuentros que ha mantenido con el mandatario venezolano «antes de que se agudizara mucho la cosa», pero en los cuarenta minutos que duró su primera y la media hora que se prolongó la segunda lo vio «muy convencido de lo suyo».
Mientras, la que celebró con Trump, una «persona que tiene su proyecto y su plan», fue una visita «muy protocolar y muy corta», dijo Bergoglio, quien añadió que si tuviera que elegir entre tomarse un café con Maduro o con el presidente estadounidense, lo haría «con los dos».
Migrantes: ‘El mundo se olvidó de llorar’
El papa dedicó buena parte de la entrevista al drama de la inmigración, censurando «la insensibilidad o la injusticia» de que a una persona que migra en busca de una vida mejor se «le cierre la puerta». Y mientras países como Líbano o Jordania acogen millones de refugiados, «la madre Europa se volvió demasiado abuela, se envejeció de golpe»; aunque el problema más grave, en su opinión, es que haya olvidado ya «cuando sus hijos iban a golpear las puertas de América».
«Pero es tal la inconsciencia que parece lo más natural, nos hemos acostumbrado a esto. El mundo se olvidó de llorar, esto es lo más inhumano que hay, esto demuestra hasta dónde es capaz de descender la inhumanidad de una persona», ha censurado con una de estas cuchillas en las manos.
Bergoglio quiso advertir de que los discursos contra la inmigración basados en el miedo son «una historia que se repite» porque es este sentimiento «es el material sobre el cual se edifican las dictaduras».
A Messi ‘da gusto verlo pero no es un dios’
Para los aficionados del Barcelona, Lionel Messi es «D10S», una combinación de la palabra Dios con el número 10 que usa en su camiseta el futbolista argentino, pero el
Papa Francisco no está muy de acuerdo.
En la entrevista, el Papa elogió a su compatriota Messi, pero dijo que no debe ser llamado Dios. «En teoría, es un sacrilegio», explicó el líder de la Iglesia Católica. «No puedes hacerlo. La gente podría llamarlo Dios, tal como podrían decir ‘Te adoro’, pero solo Dios puede ser adorado».
«(Decir) ‘es un dios con la pelota en la cancha’ son modos populares de expresarse. Da gusto verlo, pero no es Dios», sostuvo el Pontífice.
AFP-REUTERS- EFE