El nombre con el que la conocen en Nueva York es Anna Delvey. Tiene 28 años y en la última semana tuvo que acudir a un tribunal de esa ciudad para defenderse de la acusación de haberse robado 275.000 dólares (más de 800 millones de pesos colombianos) mediante estafas.
La primera vez que se habló de esta joven fue en el año 2018, cuando la revista New York Magazine publicó una detallada historia sobre cómo esta mujer se hizo pasar por una heredera a una gran fortuna para conseguir préstamos en bancos, estadía en lujosos hoteles y viajes.
Su primera gran mentira fue presentarse con un apellido que no es el suyo. Realmente, Anna nació con el apellido Sorokin, en el seno de una familia rusa en 1991. Ella se mudó a Alemania en el 2007, según cuenta esa revista.
Las estafas de Anna Sorokin arrancaron en Nueva York en noviembre del 2016 cuando tenía 26 años. Un informe oficial de la oficina del Fiscal del Distrito de Manhattan de Nueva York, al cual tuvo acceso la Redacción de la APP de EL TIEMPO, dice que “la conducta criminal de este acusado se extiende desde el fraude de cheques a préstamos robados e incluye planes que resultaron en un viaje gratuito a Marruecos y viajes en aviones privados”.
El informe del Fiscal dice que la mujer figuraba ante bancos neoyorkinos como una heredera a una gran fortuna en Alemania. Sin embargo, New York Magazine asegura que su padre era un conductor de camiones hasta que se quedó sin trabajo en 2013.
Mediante documentos bancarios falsos, Sorokin consiguió que varias entidades financieras le proporcionaran sobregiros y préstamos los cuáles iban a ser pagados con cheques que luego no registraban fondos.
Pero no solo engañó a bancos, también timó a amigos y personas que conocía en la vida social de Nueva York. El documento oficial explica que en mayo de 2017 invitó a una de sus amigas a Marruecos, un país ubicado en el norte de África, con todos los gastos pagados. Durante la estancia, Sorokin utilizaba su tarjeta –sin dinero- como soporte para el consumo.
Cuando la tarjeta era rechazada, ella le pedía ayuda a su acompañante para cubrir los costos con la promesa que luego le devolvería el dinero. En total, la víctima gastó un total de 62 mil dólares, invertidos en piscinas privadas y hoteles de lujo, los cuales nunca fueron devueltos.
Anna Sorokin se presentaba ante la clase social de Nueva York como una amante del arte que estaba reuniendo dinero para abrir un club privado para socios que pertenecieran al mundo de la industria del cine, la música y otras profesiones a fines. Con esa fachada y el dinero que consiguió de los bancos logró estar en los eventos más importantes de la ciudad que retrató a través de sus redes sociales.
La prensa de Estados Unidos dice que Anna Sorokin se valía de su imagen de heredera alemana para reunir a la élite neoyorkina. Se dice que ella organizaba grandes reuniones y cenas para celebridades, estrellas y deportistas, y que además era vista en fiestas no solo en Manhattan sino también en Londres y Berlín.
En su última comparecencia ante los juzgados de Nueva York, el medio británico The Guardian escribió que la jueza del caso se molestó durante la audiencia porque el abogado de Sorokin manifestó que su clienta no quería estar en la audiencia debido a la ropa de presa que llevaba puesta, quien estuvo acostumbrada a la costosa ropa de diseñador que compraba con el dinero que conseguía mediante estafas.
Desde su captura en el 2017, ella ha estado recluida en la Isla de Rikers, una pequeña porción de tierra donde se levanta una de las cárceles de máxima seguridad de Nueva York.
REDACCIÓN APP