Entre derechistas, Israel elegirá su nuevo liderazgo

Cuando los 6,3 millones israelíes vayan este martes a las urnas, tendrán dos opciones: continuar con el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, que está por décimo año consecutivo en el poder, o dar la posibilidad al exjefe del ejército Beni Gantz, quien se lanzó a la política hace pocos meses.

Continuidad o cambio. Más de lo mismo o una nueva actitud. Esperanza, dirán algunos sobre la segunda opción. Preocupación, dirán quienes opinan que bajo Netanyahu, Israel “nunca ha estado mejor”.

Aunque Netanyahu ha adoptado como clara estrategia electoral llamar “‘izquierda débil” a su principal adversario, el partido Kajol Lavan (Azul y Blanco) de Gantz, este está lejos de serlo. Comparte algunas posturas claves del partido Likud, en el gobierno, en temas como Jerusalén y los Altos del Golán.En las encuestas, los candidatos están equilibrados, a pesar de las denuncias de corrupción contra Netanyahu, que en principio no parecen tener mucho impacto en la decisión de los israelíes.

Por ley, el primer ministro no tiene que dimitir en tanto no haya sido hallado culpable. Y, en su caso, ni siquiera se ha presentado un acta de acusación. Pero no sería descabellado estimar que si Netanyahu pierde estas elecciones, sabiendo que en pocos meses sería imputado, eso podría significar el fin de su carrera.

Es claro que las diferencias existen, aunque Gantz ha dado a entender que el partido Likud, sin Netanyahu, sería su primer socio potencial para formar gobierno.

El primer ministro ya demostró estar dispuesto a jugarse todas sus cartas por la reelección. Ayer, desafiando a la comunidad internacional, confirmó lo que su partido le ha reclamado: dijo que prevé anexar las colonias israelíes en Cisjordania, en caso de ganar.

Su declaración fue calificada de “irresponsable” por Gantz y numerosos gobiernos, pues esta acción violaría el derecho internacional, que considera ilegales estos asentamientos en territorios palestinos.

Elecciones en Israel

Un soldado israelí vota dos días antes en Erez, cerca de la frontera con Gaza.

Foto:

GIL COHEN-MAGEN, AFP

El partido Azul y Blanco prefiere separarse de los palestinos y se opone terminantemente a la anexión. Pero en su plataforma tampoco se habla explícitamente de un Estado palestino soberano, el gran tema ausente de estas elecciones, aunque sí de hallar la forma de reanudar un diálogo político.

En opinión del general (retirado Amos Yadlin), exjefe del Servicio de Inteligencia Militar y hoy jefe del Instituto de Investigaciones de Seguridad Nacional, “no hay sustituto para el inicio de negociaciones, con apoyo de EE. UU. y de Estados árabes”.

No se hace “ilusiones” de una paz rápida, pero sostiene que es necesario “ir dando forma a una solución futura”.

Por eso, su exhortación a la ciudadanía es clara: “En el día de las elecciones, den su voto a los partidos que se identifican con esta aspiración y están dispuestos a adoptar una línea política que permita avanzar”. Agrega que “solamente así será posible garantizar la preservación de un Estado judío, democrático, seguro y moral”.

Lo central no son los candidatos sino los socios con los que hagan coalición.

Para Abraham Diskin, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén, “lo central no son los candidatos sino los socios con los que hagan coalición”.

En conversación con EL TIEMPO, recordó que “Yitshak Rabin, del ala más de derecha dentro del partido Laborista, fue quien firmó los acuerdos de Oslo (1993), por las alianzas que hizo”.

Y esta vez, sostiene, “al menos según lo que vaticinan los sondeos, será la situación más difícil para armar coalición, desde las elecciones de 1961”. Explica que “si Netanyahu gana, sus socios serán muy complicados, distintos de los de otras elecciones; no le harán la vida fácil”. Y si Gantz gana, “como no va a querer tener mayoría basándose en los partidos árabes, necesitará desertores de la derecha que le den su apoyo”, dice.

Por el momento, todo está abierto. Según sondeos, parece consistente la mayoría del bloque de derecha –o sea, el bloque encabezado por el Likud de Netanyahu, más todos los partidos a su derecha y los partidos religiosos–. Esto ocurre aun en sondeos que presentan al partido de Gantz con más escaños que el Likud.

“Pero es prematuro ver en esto el anuncio de lo que pasará”, sostiene Diskin.

Y no solo porque los sondeos, por definición, no son la urna real. “En estas elecciones, hay varios partidos que no es seguro aún que logren entrar al Parlamento, y de eso depende muchísimo. Aún, todo puede pasar”, asegura.

En Israel, los asuntos de política y seguridad suelen ser lo central. Pero las reivindicaciones socioeconómicas no desaparecen de la agenda, más que nada en los planteamientos de Azul y Blanco y del actual ministro de Finanzas, Moshe Kahlon, del partido Kulanu (exmiembro del Likud), que según las encuestas no es seguro siquiera que vuelva a ser electo.

Jana Beris
Para EL TIEMPO
Jerusalén

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