Cuando el hijo de Trump toca a tu puerta por sorpresa

Soria es una de esas provincias de la España vaciada, una de las más despobladas de Europa, por lo que poco podía esperar el dueño de un alojamiento rural que a su puerta llamara el hijo mayor del presidente estadounidense, Donald Trump.

Óscar Soto es el propietario del establecimiento «Camino de La Fuentona», situado en Cabrejas del Pinar, un pequeño pueblo soriano de apenas 362 habitantes dedicado fundamentalmente a la industria maderera.

En ese negocio rural, que regenta con su mujer, se alojaron el pasado fin de semana el primogénito de Trump, Donald Trump Jr., y uno de sus hijos. Vino a cazar.

«Esto te pasa una vez en la vida y he tenido muchísima suerte», explicó Soto. El hijo del presidente de Estados Unidos, de 41 años, estuvo cazando en un coto privado de Muriel de la Fuente, pueblo vecino de Cabrejas del Pinar, que cuenta con una superficie total de 3.128 hectáreas.

El establecimiento donde se alojó Donald Trump Jr. abrió sus puertas hace 15 años y acoge sobre todo a turistas que llegan a la zona atraídos por parajes naturales como La Laguna Negra, una laguna de origen glacial situada en la sierra de Urbión, o el Parque Natural Cañón del Río Lobos, hábitat de águilas, halcones, azores o búhos reales.

«Tenemos una provincia extraordinaria», afirma Soto, quien reconoce que entre su clientela no hay muchos cazadores y por eso se sorprendió de la llegada del hijo de Trump junto a una comitiva formada por 17 agentes de seguridad.

«Cuando te hacen la reserva no te dicen quién viene», dice el propietario del alojamiento rural, que se muestra sorprendido por «la calidad humana de él, el niño de diez años y de los agentes del Servicio Secreto norteamericano».

Soto, que apenas durmió tres horas durante el fin de semana y habló con Trump Jr. en español, subraya que «estuvo siempre muy amable y preocupándose cómo estábamos nosotros y nuestro hijo».

Fue muy amable, siempre muy cercano y con una sonrisa. Le encanta la naturaleza. Pasaban horas y horas en el monte.

Como detalle recuerda que se quitó las botas llenas de barro a las puertas del establecimiento «y eso no lo ves normalmente». «Fue muy amable, siempre muy cercano y con una sonrisa. Le encanta la naturaleza. Pasaban horas y horas en el monte», dice Soto, aunque la meteorología no los acompaño demasiado ya que llovió y nevó durante el fin de semana.

Aunque no se ha divulgado qué especies cazó Donald Trump Jr., la zona es conocida por su abundancia de jabalí y corzo. La visita transcurrió con cierta reserva, ya que tanto el hostelero como su mujer no dijeron a nadie quién era su huésped hasta haberse marchado.

Donald Trump Jr. y su comitiva no pidieron nada especial en las comidas y disfrutaron de lo que les sirvieron en la mesa, según Soto. Lo que más les gustó fueron las albóndigas trufadas, un plato que se elabora aprovechando que en la zona está la mayor plantación mundial de trufas, en la Sierra de Cabrejas.

«No nos exigían nada. Todo lo contrario. Y siempre nos preguntaban qué tal estábamos, porque veía que no parábamos. Era prácticamente servicio 24 horas, porque los agentes hacían turnos», explica.

Soto confía en que la visita se repita, no ya en su establecimiento sino en cualquier otro de la provincia, porque «es lo que nos hace falta, que nos pongan en el mapa».

El primogénito del presidente de Estados Unidos ha viajado en los últimos meses en varias ocasiones a España para practicar la caza y en noviembre de 2018 ya estuvo en la sierra de Gredos, en Ávila (centro) y, medio año antes, en Teruel (Aragón, noreste).

Soria, España (Efe)

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