Estados Unidos lanzó esta semana lo que a todas luces parece ser un nuevo envión diplomático para aislar el régimen de Nicolás Maduro y expandir el reconocimiento del gobierno de Juan Guaidó.
La ofensiva, que incluye esfuerzos en varios continentes, arrancó este lunes con el reconocimiento formal que le hizo el presidente Trump a Carlos Vecchio, el embajador nombrado por Guaidó ante la Casa Blanca.
Y seguirá este martes con una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA en la que Washington empuja el visto bueno de una resolución que, en la práctica, reconoce al presidente de la asamblea venezolana como el gobierno legítimo en este país y sienta a su representante, Gustavo Tarre, en el asiento que antes le correspondía a los funcionarios del régimen.
Paralelamente, el Departamento de Estado anunció una gira entre el 11 y 15 de abril del secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, que incluye paradas en Chile, Paraguay, Perú y Colombia, cuyo eje será discutir nuevas estrategias para forzar la salida de Maduro. En Colombia, de hecho, Pompeo tiene previsto visitar el domingo 14 la zona de frontera en Cúcuta e insistir por el ingreso de la ayuda humanitaria.
El paquete lo completa el viaje de la próxima semana a Europa de Elliott Abrams, el representante especial de EE. UU. para Venezuela y cuyo objetivo es sumar más apoyos para Guaidó.
Pero, sin duda alguna, el paso más relevante será el de este martes en la OEA durante la sesión que será presidida por Carlos Trujillo, el embajador de EE. UU. ante este organismo.
En el texto de la resolución que circula, y que fue conocido por EL TIEMPO, lo que se plantea es aceptar a Tarre, el funcionario que nombró Guaidó para representarlo ante el sistema interamericano, como el vocero legítimo del Estado venezolano.
Al hacerlo, el Consejo Permanente estaría sentenciando la expulsión de los funcionarios que este martes se sientan ante este órgano y que son adscritos al régimen de Maduro.
Así mismo, la resolución toma nota de una carta en la que Guaidó afirma su intención de permanecer en la OEA, lo que suspendería el proceso que inició Maduro –hace dos años– para salirse del organismo cuando denunció la carta interamericana y que debía materializarse este 27 de abril.
Esta nueva movida ha generado controversia y es el resultado de varias semanas de intenso cabildeo para reunir los 18 votos que son necesarios para alcanzar la mayoría simple y aprobar la resolución.
En principio, a los países miembros del Grupo de Lima, que son 13 (menos México, que se presume votará en contra), se sumarían EE. UU., Canadá, Jamaica, República Dominicana, Haití y Barbados. Guyana podría ser el voto 19, pero es posible que se abstenga dado el diferendo limítrofe que tiene con Venezuela y porque en juego está el acuerdo que alcanzaron sobre el mismo con el régimen de Maduro.
Inicialmente, la idea impulsada por EE. UU. era reconocer explícitamente al gobierno de Guaidó y no solo a su representante. Pero luego se impuso la tesis de que la OEA y otros organismos multilaterales no reconocen a gobiernos sino simplemente a sus representantes.
De acuerdo con fuentes diplomáticas que respaldan esta propuesta, se trata del mismo esquema que se usó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuando el directorio votó a favor de reconocer a Ricardo Hausmann, el nominado por Guaidó como su representante.
En la práctica, no obstante, el efecto es el mismo, pues se está reconociendo al representante de un gobierno y desconociendo al de otro.
Los representantes de Maduro han dicho que no piensan entregar de manera voluntaria el asiento que en la actualidad ocupan en el Consejo Permanente.
De ahora en adelante, Tarre sería el representante legal de Venezuela ante el Consejo Permanente y otros mecanismos subsidiarios de este, pero para que el reconocimiento sea pleno, el tema tendría que ser aprobado por una instancia superior, es decir, la Asamblea General, que es la que reúne a los cancilleres de la región y cuya próxima cita es en junio, en Colombia.
Pero aún existe un debate sobre si solo serán necesarios los mismos 18 votos que servirían de base para reconocer a Tarre, o tendrán que obtener una mayoría calificada de 24 votos (dos tercios de los países).
Sus proponentes afirman que con 18 es suficiente, pues están solo ratificando lo que ya hizo el Consejo. Sin embargo, varios países que rechazan la resolución de reconocimiento, entre ellos México y Uruguay, dicen que se está “acomodando” el reglamento de la OEA para complacer a EE. UU. e imponer a Guaidó.
Quiero que sueñen con la recuperación de sus derechos y reivindicaciones, también sueñen cuál será su aporte en la reconstrucción nacional.
Siento orgullo de todos los trabajadores que aún resisten por nuestro país ¡Venezuela confía en sus servidores! #OperaciónLibertadSindical pic.twitter.com/kxBxGYNAem
— Juan Guaidó (@jguaido) 8 de abril de 2019
De acuerdo con estos, lo lógico es que el Consejo apruebe primero una resolución con 24 votos o más para convocar una asamblea extraordinaria de cancilleres, donde luego también serían necesarios 24 votos para aprobar el reconocimiento de un gobierno o sus representantes.
Aunque son minoría, se espera que estos gobiernos se opongan de manera frontal a la votación de este martes. Si la resolución es aprobada, como se espera, desencadenaría otros desarrollos favorables a la causa de la oposición venezolana.
Entre ellos, que se les entregue el edificio en Washington donde opera la actual embajada y que no había podido ser cedida a los representantes de Guaidó, pues aún es la oficina de los funcionarios de Maduro ante la OEA, que ahora tendrían que abandonar el país en breve.
Se espera, además, que la sesión de este martes sea explosiva, pues los representantes de Maduro han dicho que no piensan entregar de manera voluntaria el asiento que en la actualidad ocupan en el Consejo Permanente.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
En Twitter @sergom68