Si algo dejaron claro las nuevas críticas del Donald Trump contra el presidente Iván Duque y Colombia es que la supuesta alianza estratégica que existe entre ambos países se torna irrelevante para este mandatario cuando de por medio están otros temas, como el migratorio, que son la esencia de su gobierno y su campaña de reelección.
Así por lo menos lo interpretaban la mayoría de analistas en Washington no sin expresar algo de sorpresa por las destempladas declaraciones de Trump este miércoles cuando dijo que desde la llegada de Duque al poder «el negocio de las drogas ha subido en un 50 por ciento» y que Colombia, al igual que países de Centro América, «envía a sus peores criminales» a EE. UU. de manera voluntaria.
Trump ya había criticado a Duque hace dos semanas al decir que si bien era un «buen tipo» no estaba haciendo nada por frenar el envío de drogas a su país.
Dan Restrepo, exasesor de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental en los años de Barack Obama coincide con Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano cuando dice que Trump, al parecer, ha incorporado el nombre de nuestro país a un discurso nacionalista que cae muy bien entre su base de seguidores, que le sirvió de plataforma para llegar a la Casa Blanca en el 2016 y que espera le sirva nuevamente en los comicios del 2020.
Una prueba de ello es que ambos comentarios lo soltó durante eventos en los que hacía campaña. Uno en la Florida y otro en Texas.
Y el nombre de estados es clave para entender el raciocinio de Trump. Florida, como se sabe, es clave y viene decidiendo el nombre del presidente de EE.UU. desde hace tres o cuatro ciclos electorales. El actual presidente quiere repetir su triunfo en el estado del sol y está convencido de que política de cero tolerancia contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas motivará a su base electoral.
Texas, un estado fronterizo que suele ser muy confiable para los republicanos, está de repente en la mira de los demócratas luego del gran resultado que obtuvo Beto O Rourke en su campaña para el senado el año pasado cuando perdió pero por un estrecho margen. Trump cree, según los expertos, que agitando las banderas antiinmigración con la imagen de cientos de miles de criminales atravesando la frontera puede asegurar que este estado siga siendo republicano en los comicios.
Lo que más causó malestar en la nueva arremetida de Trump es que se sumara al país a la queja que viene planteando el mandatario contra las naciones del llamado «triángulo norte» (Guatemala, Honduras, El Salvador) por permitir que sus ciudadanos migren ilegalmente hacia EE.UU. a través de la frontera con México.
«Puedo asegurar que después de visitar albergues y de hablar con autoridades de EE.UU. y de México y con los mismos migrantes que no hay casi ningún colombiano entrando a EE.UU. por la frontera» dice Adam Isacson, analista de Wola que en estos momentos se encuentra en Tijuana.
Para Isacson, Trump probablemente metió a Colombia en la misma bolsa de manera aleatoria. Para Restrepo se trata del mismo patrón de Trump que usa Trump cuando se inventa cosas que no son reales pero le convienen y encajan en su discurso.
Trump probablemente metió a Colombia en la misma bolsa de manera aleatoria.
El tema de la droga si es uno más complicado. Los cultivos ilícitos viene creciendo de manera exponencial desde el 2015 y se han más que duplicado en estos tres años. AL última cifra de EE.UU. es que hay más de 209.000 hectáreas sembradas con coca, un récord histórico y se espera que hayan subido aún más cuando se conozca en los próximos meses el resultado de las mediciones del 2018.
Dado que Duque heredó ese problema del gobierno anterior, se esperaba que EE.UU. diera un compás de espera mientras sus políticas daban resultados. Algo muy difícil todavía pues apenas lleva 6 meses en el poder. Además, se creía que la sintonía con Trump en el caso de Venezuela y lo clave que ha sido Colombia en la campaña internacional contra el régimen de Maduro, lo blindaban frente a posibles críticas.
Algo de eso se vio reflejado en la decisión de certificación en la lucha contra las drogas que toma el presidente anualmente en septiembre. En la del 2017, cuando aún todavía estaba Juan Manuel Santos en el poder, Trump amenazó con descertificar al país por no cumplir, un escenario que contempla la suspensión de toda ayuda y que el país vivió por última vez hace dos décadas. Pero en la del 2018, ya con Duque en la Casa de Nariño, el tono bajó aunque se mantuvo la preocupación por el aumento de los narco cultivos.
Y se pensó que eso espíritu se había consolidado cuando Trump invitó a Duque a una visita oficial a Washington en febrero de este año, en la que le ofreció todos los honores de gran aliado, hablaron del tema, y Duque se comprometió con el mandatario estadounidense a eliminar el 50 por ciento de los cultivos en los próximos 5 años.
Nadie sabe a ciencia cierta de dónde saca Trump que los cultivos antes han crecido en un 50 por ciento en estos últimos seis meses y lo más probable es que sea una de sus exageraciones pues jamás en la historia de este tipo de mediciones se ha presentado un salto semejante en tan poco tiempo.
Pero lo que si reconocen funcionarios de ambos países es que las hectáreas han seguido creciendo y que existe una gran preocupación en Washington por la ausencia de resultados. Sobre todo frustración pues no creen que se pueda lograr el objetivo sino no se reanudan las fumigaciones aéreas. Algo que se frenó desde el 2015 luego de un informe de la Organización Mundial de la Salud según el cual el glifosato, químico que se usa para asperjar, podría causar cáncer.
Lo más complicado para Colombia es que esta realidad se está mezclando con la «epidemia» que existe en EE.UU. por el consumo de drogas y que se ha convertido a su vez en un eje de las políticas de Trump.
La «epidemia» de uso de drogas que existe en EE.UU. se ha convertido a su vez en un eje de las políticas de Trump.
Si bien la «epidemia» está más asociada al consumo de heroína, el aumento que se viene registrando en la utilización de la coca en EE.UU. (que ha sido documentada en dos informes de la DEA) sumado a las alzas de la producción de la droga en Colombia, convierten al país en un blanco fácil para Trump.
Y, en ese sentido, se ha vuelto latente la posibilidad de una descertificación en septiembre de este 2019. Trump, por ejemplo, podría descertificar al país pero simultáneamente invocar una medida de excepción (o Waiver) en aras del interés nacional que la ley permite para continuar cooperando con un país a pesar de que este no haya cumplido con sus compromisos antidrogas. Con esto le demostraría a su base firmeza en la lucha contra las drogas, sin afectar los esfuerzos antinarcóticos pues la ayuda no sería suspendida.
Los comentarios recientes de Trump le hacen más daño a las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y América Latina y lesiones a su influencia en la región que cualquier campaña
Pero sería un golpe terrible para el joven gobierno de Duque que debilitaría su liderazgo en la región, le causaría problemas en su agenda doméstica y podría lesionar los esfuerzos conjuntos en el caso de Venezuela, que si bien son importantes para Trump, al parecer no tanto cuando se anteponen a su política interna.
El otro problema para Duque es que ya no cuenta con el apoyo del General John Kelly, un gran amigo de Colombia que le hablaba al oído a Trump pero que salió del gobierno el año pasado. Dicen, por ejemplo, que fue el y el subsecretario de Estado Bill Brownfield, los que frenaron la descertificación en el 2017
Para Isacson, por resulta clave que el gobierno le llegue al secretario de Estado Mike Pompeo y al Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, que son hoy por hoy los que más influyen en la política exterior de Trump y que podrían hacerle ver que golpear a Colombia, así suene atractivo, lesiona otros objetivos en política exterior.
«Los comentarios recientes de Trump le hacen más daño a las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y América Latina y lesiones a su influencia en la región que cualquier campaña de propaganda de Rusia», afirma este analista.
Y un buen momento para trasmitir ese mensaje llegará este domingo cuando Pompeo visite Cúcuta para reafirma la alianza entre ambos países frente al drama venezolano.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
– @sergom68