Alan García, un político bajo eterna sospecha

Alan García es uno de los nombres que más estremecen a cualquier peruano que haya vivido durante los años noventa lo que se conoció como ‘la época de Alan’ o el ‘Aprocalipsis’.

La primera denominación corresponde a la forma en que el mismo político quiso llamar a su primer período de Gobierno (1985 a 1990) y la segunda a como la comunidad terminó llamando al segundo período en los que el limeño asumió la presidencia de Perú (2006-2011) por el partido Apra.

No en vano la molestia en las calles cuando se escucha su nombre y cuando la comunidad peruana se enteró la madrugada de este miércoles de que García había decidido suicidarse acosado por el escándalo de Odebrecht.

Y es que varias generaciones de peruanos padecieron bajo el primer mandato de García una de las crisis económicas más fuertes que haya tenido el país suramericano: desabastecimiento en los mercados; fluctuaciones en los precios de productos como el arroz o la leche, el auge de la organización terrorista Sendero Luminoso y de guerrilleros del Movimiento Tupac Amaru, hiperinflación, quiebra de innumerables empresas públicas, devaluación de la moneda y un endeudamiento histórico, entre otras.

Sumado a lo anterior, y no menos alarmante, organizaciones de derechos humanos cifran en 1.682 las personas desaparecidas durante el gobierno de García, como parte de la guerra antisubversiva.

Alan García Pérez nació en Lima en 1949, en el seno de una familia de clase media. Hijo de Carlos García Ronceros y de Nitha Pérez de García, llegó a conocer a su padre al cumplir los cinco años, debido a que este había permanecido en prisión por su militancia aprista (referente al Partido Aprista Peruano, PAP).

Precisamente esa herencia aprista de su padre, que se reforzó con el apadrinamiento que Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra, fue el principal motor que llevó a García a ocupar diversos cargos políticos.

A lo anterior se suma su más recordada capacidad de oratoria, que le valió a una temprana edad la reelección para un segundo período, entre otras razones, por los actos de arrepentimiento que protagonizó.

El cansancio de los peruanos ante la crítica situación a la que lo condujo García es una de las razones que llevaron a que Alberto Fujimori asumiera la presidencia de Perú en 1990, bajo la bandera de acabar con el legado del político aprista. Así, empezó una persecución que duraría años y que llevaría a García al exilio en Colombia.

Tras la caída de Fujimori y la prescripción de los cargos en su contra, García regresa para pelear la presidencia con Alejandro Toledo en el 2001, quien lo derrotó. Pero en el 2006 vence al nacionalista prochavista Ollanta Humala.

En su segunda oportunidad reforzó el modelo neoliberal, obteniendo altas tasas de crecimiento económico, pero luego, cuando se destapó el escándalo de Odebrecht, el cruce de fechas dio indicios a los investigadores para determinar que su gobierno estaba implicado en los sobornos para la adjudicación de la línea 1 del metro de Lima. Lo que este miércoles lo llevó al suicidio.

* Agencias / AFP, Reuters, Efe/ Lima

Entradas relacionadas

Deja tu comentario