Le tocaba el turno al diputado Freddy Guevara, pero la molienda de líderes políticos de oposición impulsada por la “revolución bolivariana” tras las protestas en su contra del año 2017 se saldó con el encarcelamiento y exilio de una buena tajada de ellos, especialmente los más jóvenes.
Guevara, del partido Voluntad Popular -fundado por Leopoldo López, arrestado desde hace casi cinco años- terminó tras esa razzia refugiado en la embajada de Chile en Caracas acusado de asociación para delinquir e instigación pública.
Los cuatro partidos opositores de mayor representación en la Asamblea Nacional habían acordado, tras ganar la mayoría del legislativo en diciembre de 2015, turnarse la presidencia anual del mismo. Comenzó el partido Acción Democrática con Henry Ramos Allup (2016), siguió Primero Justicia con Julio Borges (2017) y el año pasado fue el turno de la tolda Un Nuevo Tiempo, quien dispuso a su diputado Omar Barboza.
La vacante debía llenarla este año el partido Voluntad Popular, el más perseguido por el régimen de Nicolás Maduro desde las protestas del 2014. Con López preso, el dirigente Carlos Vecchio en el exilio y ahora Guevara refugiado en la embajada, la responsabilidad recayó en el joven Juan Guaidó, miembro fundador del partido quien ya tenía meses desempeñando el cargo de presidente de la Comisión de Contraloría del parlamento venezolano, supliendo también en eso a Guevara.
Con López preso, el dirigente Carlos Vecchio en el exilio y ahora Guevara refugiado en la embajada, la responsabilidad recayó en el joven Juan Guaidó
Guaidó representa la plena definición del término “cuadro político”. Aunque es considerado uno de los fundadores del partido Voluntad Popular, vigente desde 2009, nunca tuvo tanta autonomía como para tomar decisiones sin consultar a la cúpula del partido, pero tampoco estuvo tan lejos como para no ascender.
Su constante disposición a trabajar por su tolda con disciplina, en cualquier posición, pronto lo transformó en una pieza valiosa de energía y coordinación. Así como cumplía sus obligaciones como diputado, participaba en la organización de visitas de activistas a la cárcel de Ramo Verde (cuando López se encontraba allí recluido) o marchaba en las protestas contra el régimen de Maduro.
En la última oleada de protestas, ocurrida en 2017 y que se saldó con más de 130 asesinados y centenares de heridos, Guaidó fue parte de la vanguardia de diputados jóvenes que más se vio en la calle, recibiendo disparos de perdigones que le dejaron heridas en la espalda y el cuello. Además de Guevara, Juan Requesens, Carlos Paparoni, José Manuel Olivares y Miguel Pizarro asumieron un protagonismo que eventualmente les costó muy caro. Hoy solo Pizarro, Paparoni y Guaidó siguen libres en territorio venezolano.
Esa versatilidad pronto lo llevó a la coordinación nacional de Voluntad Popular.
En estricta teoría curricular, Guaidó es ingeniero industrial egresado de la Universidad Católica Andrés Bello y cuenta con dos maestrías en gerencia y administración pública de la Universidad George Washington.
De sus años universitarios comenzó formalmente su actividad política, no así su vocación por el servicio público, que sus allegados ubican que inició muy temprano, cuando vivió en carne propia los estragos de las inundaciones ocurridas en el estado Vargas en diciembre de 1999.
En esa entidad obtuvo votación suficiente para convertirse en diputado suplente para el período 2010 – 2015, luego en diciembre de 2015 la votación le llevó a una curul principal para el período 2016 – 2021. En ese pico de su carrera se casó y tuvo junto a su esposa Fabiana a la niña Miranda Guaidó, de la que presume en las redes sociales como un padre cualquiera más.
En esos momentos resultaba más que improbable que terminara ocupando el cargo de presidente de la Asamblea Nacional, aunque su talante sosegado y de llegada a todos los miembros de la oposición le convirtió en el jefe de la fracción mayoritaria opositora el año pasado. El 20 de noviembre de 2018 esa suerte cambió con la decisión del partido de postularlo como su representante para presidir el Parlamento.
Desde allí ha desafiado a Maduro. Lo hizo primero el pasado 11 de enero, cuando dijo «estar listo para asumir las competencias para la conformación de un gobierno de transición en Venezuela», y días más tarde al pedir apoyo de la comunidad internacional, los venezolanos y las Fuerzas Armadas.
Y este miércoles consolidó su liderazgo al proclamarse presidente encargado de Venezuela ante cientos de miles de manifestantes que rechazan el régimen venezolano. Con ese acto, Guaidó no solo recibió el reconocimiento de países como EE. UU., Colombia, Perú, Ecuador, Costa Rica y Argentina, entre otro, sino también el de otros líderes opositores como María Corina Machado, Julio Borges, Henry Ramos Allup y Antonio Ledezma.
Al líder opositor cada vez se le ve estar más seguro y hablar con mayor soltura. De hecho, se dice que Guaidó tiene una mentalidad estructurada y metódica, y que es como un hombre tolerante, familiar y con aplomo. Y pese a haber sido detenido brevemente el pasado 13 de enero por miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebín), Guaidó dijo este miércoles, después de proclamarse como presidente encargado, que no le daba miedo ser encarcelado.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas