El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, realizó este martes una visita sorpresa a Bagdad para abordar una «escalada» atribuida a Irán, sospechoso de preparar «ataques inminentes» contra las fuerzas estadounidenses en la región.
Pompeo, quien se encontraba en Finlandia, anuló en el último minuto una visita prevista a Alemania aludiendo a «temas urgentes» que solucionar y puso rumbo a un destino desconocido.
Al final del día, una fuente gubernamental iraquí informó que se encontraba en Irak.
El Departamento de Estado de Washington no confirmó la visita hasta la noche, cuando Pompeo ya se encontraba en el avión camino a Londres, donde el miércoles reanudará su gira europea. «La razón por la que vamos» a Bagdad «son las informaciones que indican una escalada de actividad de Irán», explicó Pompeo a los periodistas que lo acompañaban en su viaje hacia la capital iraquí, donde se reunió con el presidente del país, Barham Saleh, y con el primer ministro, Adel Abdel Mahdi.
«Hablamos de la importancia de que Irak garantice que es capaz de proteger de manera adecuada a los estadounidenses en su país. Ambos dieron garantías de que comprendían que es su responsabilidad», dijo Pompeo a la prensa tras el encuentro.
Su viaje a Irak –país aliado de Estados Unidos y de Irán–, tuvo lugar en plena escalada de las tensiones entre Teherán y Washington.
El gobierno de Donald Trump, que hizo de la República Islámica de Irán su enemigo número uno en Medio Oriente, anunció recientemente el envío de un portaaviones y de varios bombardeors B-52 a la región del golfo Pérsico.
Este despliegue, que Teherán considera un acto de «guerra psicológica», fue presentado por la Casa Blanca como un mensaje «claro e inequívoco» a
Irán. «Responderemos de forma implacable a cualquier ataque contra los intereses de
Estados Unidos o de nuestros aliados».
Reducción de los compromisos iraníes
Este martes, el Pentágono dijo que la maniobra se justifica por las «señales claras y recientes de que las fuerzas iraníes y sus aliados están elaborando preparativos para un posible ataque a las fuerzas estadounidenses». «Se trata de ataques inminentes […] tuvimos conocimiento de su existencia y tomamos todas las medidas para impedirlos», insistió Pompeo tras su visita de cuatro horas a Irak.
El secretario de Estado dijo esperar «que los iraníes se lo piensen dos veces antes de atacar los intereses estadounidenses».
Según el sitio de información Axios, Israel –un firme defensor de una política de aislamiento a Irán– transmitió recientemente a Washington inteligencia de sus servicios sobre posibles proyectos contra «un objetivo estadounidense en el Golfo o de aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos».
Los equipos estadounidenses en Bagdad forman parte de los objetivos señalados por algunas fuentes, aunque ciertos observadores minimizan la envergadura de la amenaza y consideran que lo que la administración Trump está buscando es aumentar la presión.
En cualquier caso, la tensión se desplazó al terreno militar por primera vez desde el anuncio de la salida estadounidense hace un año –exactamente el 8 de mayo de 2018– del acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní adoptado en 2015, destinado a impedir que Teherán fabrique una bomba atómica. Trump lo considera demasiado laxo.
Desde entonces, para disgusto de sus aliados europeos, que siguen muy apegados a ese pacto, Trump ha continuado fortaleciendo su «campaña de máxima presión» contra la República Islámica y multiplicando las medidas punitivas, llegando incluso a amenazar con sanciones a los países que sigan comerciando con Irán.
Entre otras medidas, el gobierno de Trump incluyó recientemente a los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, en su lista negra de «organizaciones terroristas extranjeras», lo que según varios analistas conllevaría un riesgo de represalias contra los intereses estadounidenses en Oriente Medio.
Según la agencia oficial de prensa Irna, Irán anunciará el miércoles una reducción de los compromisos adquiridos con el acuerdo nuclear. «Observaremos las medidas que tomen» y cada cual «analizará la amplitud del aumento de los riesgos», comentó Pompeo al respecto.