Desde la llegada de Nicolás Maduro al poder en Venezuela en 2013 se han realizado varias mesas de diálogo entre la oposición y el oficialismo con el fin de buscar salidas a la crisis política, social y económica que atraviesa el país.
Sin embargo, ninguno de esos ejercicios ha prosperado y en cambio las posiciones se han ido alejando cada vez más, quedando la oposición muy fracturada al no lograr concertar una idea en bloque y perder la credibilidad de sus simpatizantes que esperaban más que simples diálogos después del masivo respaldo con las protestas en la calle.
Pero este miércoles se conoció que bajo la mediación de Noruega, que aunque es un país europeo no hace parte de la Unión Europea, ni tampoco conforma el Grupo de Contacto creado para buscar fórmulas para solucionar la crisis, dos representantes del régimen de Nicolás Maduro y tres de la oposición comenzaron a reunirse con las autoridades de ese país, inicialmente por separado, para tratar de buscar una fórmula que permita adelantar un diálogo para superar la crisis.
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Hay que recordar que Noruega, país que acoge el Premio Nobel de la Paz, tiene una larga tradición de «facilitador» en los procesos de paz en el mundo. En Oslo se firmaron los acuerdos israelo-palestinos y se llevaron a cabo las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las Farc en 2016.
Y aunque numerosos países europeos reconocieron a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, Noruega y otros Estados escandinavos se contentaron con hacer un llamamiento a nuevas elecciones, una actitud percibida entonces como una señal de su voluntad de ejercer de intermediario entre el gobierno y la oposición.
De hecho, la ministra noruega de Relaciones Exteriores, Ine Eriksen Søreide, afirmó en enero que su país estaba «dispuesto a contribuir siempre y cuando las partes lo deseen».
Es muy positivo que las dos partes discutan, pero es importante no alimentar demasiadas esperanzas
Las informaciones sobre las negociaciones fueron acogidas con prudencia por los especialistas noruegos de cuestiones sudamericanas:
«Es peligroso concederles demasiada importancia», declaró Benedicte Bull, profesora de la Universidad de Oslo.
«Es muy positivo que las dos partes discutan, pero es importante no alimentar demasiadas esperanzas». «Hubo discusiones formales en tres ocasiones en el pasado y fracasaron rápidamente», añadió. «Dicho esto, la situación es verdaderamente crítica y es importante que se haga algo».
Por su parte, el profesor de la universidad de Bergen Leiv Marsteintredet también se mostró prudente: «Estamos en un estado precoz y pienso que es muy poco realista esperar resultados rápidos». «Pero que las dos partes deseen hablar -añadió- es un cambio reciente que puede justificar un optimismo prudente».
Pero que las dos partes deseen hablar es un cambio reciente que puede justificar un optimismo prudente
2014
Durante las protestas en Venezuela de comienzos del 2014, el gobierno de Maduro realizó varias reuniones bajo el rótulo de Conferencia Nacional por la Paz, donde se convocó a diversos sectores de la sociedad.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) anunció que no participaría en dicha Conferencia Nacional de Paz, pues “no se prestaría para un simulacro de diálogo”. Julio Borges, secretario del partido Primero Justicia, dijo que la MUD no había participado porque no conocía la agenda de diálogo planteada por el gobierno y consideraba que se debe discutir sobre el desarme de grupos armados, la liberación de estudiantes detenidos, la separación de poderes y la liberación de Leopoldo López, entre otros puntos.
Sin embargo, el 10 de abril se llevó a cabo la primera mesa de diálogo entre representantes de la oposición e integrantes del gobierno. El encuentro tuvo lugar en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores en Caracas.
El proceso de mediación se llevó a cabo mediante la participación de la entonces canciller colombiana María Ángela Holguín, el canciller ecuartoriano Ricardo Patiño y el canciller brasileño Luiz Alberto Figueiredo, todos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), también sirvió de testigo un representante de la Santa Sede a través del nuncio apostólico a petición de la oposición venezolana.
La reunión contó con 22 oradores en total, once de la MUD, y once del gobierno. Los integrantes tocaron diferentes temas durante cinco horas en cadena nacional de radio y televisión. El papa Francisco envió una carta a los integrantes de la reunión con la cual se dio inicio al diálogo.De dicho encuentro fue poco lo que quedó y en reuniones posteriores el diálogo no fructificó.
2016
Casi dos años después, tras un proceso de concertación entre la oposición, se solicitó la convocatoria de un referéndum revocatorio de Nicolás Maduro, proceso que fue suspendido por el Consejo Nacional Electoral el 20 de octubre, alegando acusaciones de irregularidades por parte de la MUD.
La oposición convocó a marchas pacíficas multitudinarias denominadas ‘toma de Venezuela’ a partir del 26 de octubre de 2016.
Unos días después, la oposición anunció la suspensión de la ‘Marcha a Miraflores’ planeada para el 3 de noviembre de 2016, cuyo destino era el Palacio de Miraflores en Caracas, luego de que representantes opositores se reunieron con Thomas Shannon, subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos Políticos, y el arzobispo Claudio María Celli, quien fue enviado por el Vaticano como mediador del conflicto.
La oposición dijo que la decisión fue tomada por una petición de la Conferencia Episcopal Venezolana, el cardenal Jorge Urosa y del Vaticano, este último acompañante del diálogo.
El 30 de octubre se realizó la primera reunión de diálogo formal entre el Gobierno y la oposición venezolana. Al final del encuentro se acordó crear cuatro mesas de trabajo enfocadas en el respeto a la soberanía, la reparación a las víctimas, el cronograma electoral y la situación económica del país.
2017
Entre noviembre y diciembre hubo acercamientos, pero nunca hubo definiciones ni compromisos y para comienzos del 2017 se había fijado reactivar el diálogo, como lo anunció el representante del Vaticano en los encuentros, monseñor Claudio María Celli.
No obstante, a días de que se concretara un nuevo acercamiento la coalición opositora descartó la restitución en enero de las conversaciones con el Gobierno, al que señaló de incumplir acuerdos.
La MUD dijo que que el oficialismo no acató el compromiso de fijar un cronograma electoral, no liberó a los llamados “presos políticos”, no abrió un canal humanitario para recibir alimentos y medicinas del exterior, y mantuvo su postura de enfrentamiento y desconocimiento de la Asamblea Nacional de mayoría opositora.
En el segundo semestre de 2017, tras fuertes enfrentamientos, la negociación para un diálogo se asoma nuevamente con la posibilidad de acercamiento entre Gobierno y oposición que, esta vez, se programó en República Dominicana.
El 13 de septiembre de 2017, delegados del Gobierno nacional y de la oposición se encuentran en la Cancillería de República Dominicana para continuar con el proceso de conversaciones y acuerdos.
Se fija el 27 de septiembre para el siguiente encuentro al que no asiste la oposición y a finales de octubre de 2017 esos dirigentes abandonan la mesa de diálogo.
El 16 de noviembre, los cancilleres de los países amigos, acompañantes en el proceso de diálogo se dan cita en la capital dominicana para afinar la agenda a debatir los días primero y 2 de diciembre en un nuevo encuentro entre el Gobierno y la oposición.
El 2 de diciembre 2017, Gobierno y oposición concuerdan en continuar las sesiones de negociación y diálogo el 15 de diciembre de 2017. Esta cita, según el mandatario dominicano, Danilo Medina, finaliza con “significativos avances” y se fija la nueva fecha para enero del siguiente año.
2018
Del 11 al 13 de enero, ambas partes se reúnen en Santo Domingo para revisar los temas pendientes de la agenda. Acuerdan reunirse el 18 de enero, pero ese día solo la delegación gubernamental asiste a la cita y la oposición alega que la muerte del exinspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas de Venezuela, Óscar Pérez, que se había rebelado meses atrás, en realidad fue una ejecución extrajudicial por lo que no sienten un compromiso real del gobierno.
Voy a firmar, yo, personalmente el acuerdo de República Dominicana para avalar con mi firma este acuerdo y lo voy a cumplir en todas sus partes. ¡Yo si tengo palabra!
Luis Videgaray, el entonces canciller de México anunció que su país ya no participaría en calidad de observador en el proceso de diálogo, motivado por la convocatoria a elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente en el primer trimestre de 2018.
Pero seis días más tarde, el 29 de enero 2018, Gobierno y oposición retoman el diálogo en la capital dominicana.
Dos días después, es Chile el que anuncia que retirará su acompañamiento en el diálogo, «si no se concretan a la brevedad las condiciones» entre las partes para unas elecciones «presidenciales democráticas, transparentes y conforme a estándares internacionales».
El 5 de febrero el encuentro se suspende, ninguna de las partes asiste. Al día siguiente, el 6 de febrero de 2018, Gobierno y oposición se reúnen en República Dominicana para rubricar el convenio, el cuál es suscrito por la delegación gubernamental pero no por la oposición venezolana.
El 7 de febrero de 2018 Nicolás Maduro suscribe el acuerdo de paz y convivencia pacífica, resultante de la mesa de diálogo con la oposición, llevada a cabo en República Dominicana. “Voy a firmar, yo, personalmente el acuerdo de República Dominicana para avalar con mi firma este acuerdo y lo voy a cumplir en todas sus partes. ¡Aquí está el acuerdo de República Dominicana! ¡Yo si tengo palabra!”, reiteró Maduro.
Redacción Internacional* Con AFP, Efe y Reuters