Es mediodía de un viernes en Toronto (Canadá) y, en el centro de la ciudad, una fila de personas espera para entrar a The Hunny Pot Cannabis Co., una de las tiendas autorizadas por la provincia de Ontario para vender marihuana recreacional al menudeo.
Aunque desde octubre del año pasado se legalizó la venta, grandes ciudades como Toronto y Ottawa, con mayor población en el país, solo tenían acceso a la marihuana a través de la página web Ontario Cannabis Store, el sitio oficial creado por el gobierno de Ontario para distribuir el cannabis con fines recreacionales.
Pero, desde abril, nueve de las 25 tiendas o shops avaladas hicieron su apertura. Cinco de estas en Toronto. Torontonianos y visitantes experimentaron por primera vez lo que es comprar pot, como le dicen a la marihuana, en una tienda.
Como ocurrió en Montreal y otras ciudades en octubre, curiosos e interesados hicieron largas filas para conocer los shops. Esas filas aún se mantienen, aunque en menor dimensión. Uno de los más visitados es The Hunny Pot, sobre Queen Street West, a pocos pasos de University Avenue, la vía principal en el centro de Toronto.
Las filas frente a esta tienda simulan una escena para entrar a un bar. Un hombre de seguridad revisa en la entrada que cada visitante tenga un documento de identidad válido con fecha de nacimiento. El objetivo es demostrar ser mayor de 19 años, la edad mínima para comprar marihuana recreativa en ese país.
Tras pasar el primer filtro, los visitantes esperan turno en un pequeño lobby. Entre tanto, dos empleados explican que los budtenders –personas entrenadas para asesorar a los clientes– resolverán sus dudas y tomarán los pedidos. Pero antes, un nuevo filtro se aproxima. Uno de los encargados de seguridad analiza discretamente que quien ingrese no esté bajo efectos de algún alucinógeno. Ya adentro, los budtenders, vestidos con camiseta negra, ofrecen servicio personalizado y toman las órdenes en una tableta.
La marihuana es exhibida en frascos plásticos que se pueden destapar parcialmente, lo que permite oler el cannabis sin extraerlo. Cada recipiente está marcado con el tipo de planta, sativa, índica e híbrida, y sus derivaciones. Además, cada uno informa el porcentaje que contiene de componentes como el THC y CBD .
Una de las características que comparten las tiendas es que la marihuana, ya sea en hoja seca, aceite o cápsula, solo es despachada en los puntos de pago. Los productos y empaques son los mismos disponibles en la web de Ontario Cannabis Store, la única autorizada para proveer los shops.
La cantidad máxima permitida
para la compra es 30 gramos diarios, la misma cantidad que venden en la web
Jennifer Cuadros es una bumanguesa de 20 años que trabaja como budtender y es estudiante de medicina de la Universidad de Toronto. Jenny, como todos la conocen, explica que la cantidad máxima permitida para la compra son 30 gramos diarios, la misma que en la web.
Aunque los budtenders aseguran que las tiendas tienen herramientas para reconocer quién ha hecho su compra máxima, la verdad es que parece una tarea difícil de monitorear, pues los usuarios no están obligados a presentar un documento de identidad para adquirir el producto. El requisito de la entrada es solo para verificar la edad.
En The Hunny Pot piden que el comprador proporcione un nombre para ordenar y reclamar la orden; sin embargo, se aclara que puede ser ficticio, solo que se debe recordar para reclamar el producto. En otras tiendas, como Nova Cannabis, a los usuarios no les preguntan el nombre, sino que la orden provee un número. Allí, además, el comprador puede hacer su pedido en una pantalla táctil.
“Hace un año no pensaba que vendería marihuana, y aquí estoy vendiendo y ayudando a los clientes a que hagan la mejor elección según sus expectativas”, dice Jenny, quien asegura que el trabajo y el entrenamiento que recibió le resultan útiles en su carrera como médica.
Ella, y todos los que trabajan en los cannabis shops, cuentan con una licencia para vender marihuana. En Ontario, de acuerdo con la Comisión de Licor y Juegos de Ontario (AGCO, por sus siglas en inglés), cualquier persona que trabaje en tiendas minoristas de marihuana debe completar el programa de capacitación y obtener el certificado.
Compran más ilegal
Una de las apuestas de Canadá al legalizar la marihuana con fines recreativos es reducir el mercado negro. Si bien por ahora las ventas ilegales aún controlan el mercado, la oferta legal ya le quita, levemente, espacio al ilegal. Según el último reporte de Statistics Canada, la entidad encargada de recopilar y analizar datos en el país, los consumidores gastaron en pot legal 307 millones de dólares canadienses (unos 654.600 millones de pesos) entre octubre y diciembre del 2018. De ese total, 152 millones fueron destinados a la compra de marihuana con fines recreativos y 155 millones, para marihuana medicinal.
En contraste, el gasto en cannabis ilegal fue de 41.171 millones de dólares en el mismo periodo, lo que significa que la marihuana vendida en el mercado negro representó el 79 por ciento de la venta total. El monto es superior a lo que Canadá proyecta invertir del 2019 al 2024 en el programa An affordable place to call home (un lugar asequible para llamar hogar), orientado para la clase media.
Y, aunque el precio reportado en diferentes informes varía, al final todos muestran que la marihuana legal es más costosa. Statiscts Canada señala que el valor promedio del gramo en el mercado legal fue de US 9,70 en los últimos meses del 2018, casi tres dólares más que en el ilegal, US 7,39. Claro que con impuestos, el precio aumenta a más de 10 dólares el gramo.
Artículos publicados recientemente por la CBC, el medio de comunicación público y el más grande del país, mencionan que tiendas dedicadas a la venta de marihuana recreacional enfrentan problemas debido a la competencia de precios con el mercado negro. Además, las tiendas autorizadas aún no cuentan con el aval para ofrecer la misma gama de productos que el mercado ilegal, como productos comestibles (galletas, brownies, etc.), bebidas, entre otros. Jay Rosenthal, experto en esta industria y cofundador de la plataforma Business of Cannabis, le dijo a la CBC que esos productos, que aún no están regulados, representan cerca de la mitad de las ventas en el mercado ilegal.
Lo cierto es que la Dirección de Servicios de Investigación para las Licencias y Normas Municipales reportó que desde octubre pasado, más de 40 locales que funcionaban en Toronto sin licencia fueron clausurados. De acuerdo con la entidad, se calcula que en la ciudad aún existen 27 tiendas. Lo cual dimensiona la diferencia de oferta: 5 frente a 27, más la venta ilegal en calle. Hace dos años eran 90, según los datos revelados.
Cifras oficiales dan una idea del comportamiento de la marihuana en términos de negocio. Canadá ha venido aumentado el número de licencias entregadas para cultivar y producir cannabis. Datos del sitio web Cannabis Stats Hub, que hace parte de Statistics Canada, muestran que a febrero se habían entregado 153 licencias federales, 21 más que en octubre del 2018.
Además, cifras de Health Canada arrojan que la producción de esta hierba claramente ha crecido. A diciembre pasado, el área sembrada eran 569.692 metros cuadrados, unos 116.517 más que en octubre del mismo año. La venta de cannabis también muestra un aumento, especialmente el de uso recreacional. Entre el 17 de octubre y el 31 de diciembre del 2018, titulares con licencias vendieron 15.694 kilos de marihuana seca y 6.536 litros de aceite para fines no médicos. El mismo informe señala que en ese periodo se vendieron 5,467 kilos de cannabis seco y 14,426 litros de aceite con fines medicinales.
PAULINA ANGARITA MENESES
PARA EL TIEMPO
Twitter: @pauliaj