Un jurado no ha podido decidir si Jack Renshaw, un neonazi que admitió haber elaborado un plan terrorista para asesinar a una parlamentaria de Reino Unido, sigue perteneciendo a un grupo prohibido considerado terrorista. Ahora que llega el final de su cuarto y último juicio, un proceso que ha durado dos años, podemos contar la historia completa de esos casos.
Bebían allí regularmente. Normalmente los sábados. A menudo, también durante la semana.
El número de participantes variaba. Podían ser solo un par de bebedores o podían ser hasta 10.
El local era el Friar Penketh, un concurrido pub en el centro de Warrington.
Pero la conversación de aquella fiesta no fue una charla normal entre jóvenes socializando (sobre fútbol o trabajo), sino que se centró en temas mucho más oscuros, como su odio a los judíos y los no blancos, su veneración al nazismo y Adolf Hitler, y su fascinación con el terrorismo.
El sábado 1 de julio de 2017, varios miembros y exmiembros de la organización neonazi británica prohibida Acción Nacional llegaron a última hora de la tarde.
Poco después se les unió un hombre de aspecto juvenil cuyos ojos grandes y hostiles contrastaban con su cuerpo esbelto y tímido.
Casi de inmediato, el joven de 22 años comenzó a quejarse de una investigación policial en curso contra él por incitar al odio racial en sus discursos.
Sus compañeros de fiesta sentían simpatía hacia Jack Renshaw.
A medida que avanzaba la velada, Renshaw reveló un inminente plan: si la policía presentaba cargos contra él, haría algo políticamente impactante como matar a la parlamentaria local Rosie Cooper.
Ya había comprado un machete «gladius» -una espada corta estilo romano- para llevar a cabo el asesinato.
Había planeado tomar rehenes y atraer al lugar a una detective que lo estaba investigando exigiéndo hablar con ella. Entonces también la mataría.
Después de eso, se suicidaría lanzándose contra la policía portando un falso chaleco suicida, le dijo al grupo.
El ataque sería un acto de «yihad blanca», un término usado por Acción Nacional, y el joven planeaba hacer un video en el que aparecería como un mártir y expondría sus razones para lo que había hecho.
Ninguno de los que estaban alrededor de la mesa frenaron a Renshaw, y dos de ellos incluso sugirieron objetivos alternativos: la entonces ministra de Interior Amber Rudd y una sinagoga.
Lo que ninguno de ellos sabía era que uno de los miembros allí presente estaba pasando información en secreto a la organización benéfica antirracista Hope not Hate.
Robbie Mullen, que alguna vez fue un neonazi comprometido, se desilusionó y abandonó la organización.
«No quería implicarme en el asesinato de nadie, ni con un grupo involucrado en matar a personas. Simplemente no quería que nadie muriera o resultara herido», dice.
Cuando Mullen salió del pub esa noche, Renshaw le dio un abrazo y dijo que probablemente no se verían de nuevo.
Alarmado por lo que estaba sucediendo, Mullen contactó de inmediato con Hope not Hate.
«Jack matará pronto a una parlamentaria«, les dijo.
Jack Renshaw
El caso de Jack Renshaw ilustra claramente los peligros de la radicalización.
Nació en Lancashire y se metió en política desde adolescente, primero en la Liga de la Defensa Inglesa y luego en el Partido Nacional Británico (BNP), después de conocer a su entonces líder Nick Griffin en un evento.
Cuando terminó la escuela, comenzó su licenciatura en Economía y Política en la Universidad Metropolitana de Manchester, pero la dirección le pidió que abandonara los estudios debido a su activismo de extrema derecha.
Renshaw pasó años en el BNP, apareciendo en sus carteles, en videos y como orador en conferencias. Fue representante en el ayuntamiento de Blackpool y trabajó en el Parlamento Europeo en Bruselas.
También se involucró en una campaña contra el acoso sexual a menores.
Una vez se le pidió que describiera sus raíces y Renshaw dijo: «Comencé básicamente como un nacionalista cívico con, digamos, pensamientos racistas ligeramente encubiertos, y ahora soy un nacional socialista francamente racista«.
El grupo Acción Nacional se convertiría en su hogar político.
El joven grupo británico, fundado en 2013, era abiertamente racista y neonazi.
Se prohibió en diciembre de 2016 después de que una investigación oficial concluyera que el grupo ensalzaba ilegalmente el terrorismo.
Acción Nacional incluso había usado una cuenta oficial de Twitter para alegrarse del asesinato de la parlamentaria Jo Cox a manos de un supremacista blanco.
Robbie Mullen, entonces un empleado de un almacén que vivía en Runcorn, Cheshire, se había unido al grupo después de haberse dejado convencer por el extremismo.
Había estudiado a otras organizaciones, pero le atrajo el descaro y la confianza de Acción Nacional, cuyos miembros se vestían de negro en las manifestaciones y usaban las redes sociales para promover sus actividades.
Mullen, ahora de 25 años, le dijo a la BBC que se sintió atraído por su imagen y porque sus miembros tenían más o menos su edad, «mientras que la extrema derecha habitual eran ancianos que bebían en un pub».
Mullen, al igual que Renshaw, que era uno de los portavoces de Acción Nacional, se convirtió en una figura prominente en el grupo, ayudando a organizar actividades en el noroeste de Inglaterra.
Renshaw parecía deleitarse con la crueldad de la ideología del grupo.
Sus redes sociales se convirtieron en una vil corriente de odio y teorías de la conspiración maliciosas, con el pueblo judío como objetivo frecuente.
Pero fueron dos discursos antisemitas que pronunció en nombre de Acción Nacional los que lo llevarían a la perdición.
Durante una manifestación en el paseo marítimo de Blackpool en marzo de 2016, Renshaw dijo que los judíos eran «parásitos» y que Reino Unido se había decantado por el bando equivocado en la Segunda Guerra Mundial, en lugar de luchar al lado de los nazis que implementaron la «solución final».
En un discurso en Yorkshire el mes anterior, había dicho que Adolf Hitler tenía «razón en muchos sentidos», pero que se equivocaba cuando «mostraba misericordia a las personas que no la merecían».
Renshaw añadió que los judíos deberían ser «erradicados».
Fue arrestado en la casa de su madre en Blackpool en enero de 2017, sospechoso de haber incitado al odio racial.
Se le incautaron sus teléfonos móviles y otros artículos.
Sin embargo, sus discursos no fueron los únicos asuntos bajo investigación.
Renshaw el pedófilo
Renshaw, un activista contra la explotación sexual infantil, era en secreto un pedófilo que había abusado sexualmente de varios niños.
Durante casi un año, utilizó un perfil falso de Facebook para acosar a dos adolescentes, que tenían entre 13 y 15 años en ese momento.
A pesar de no reunirse con ellos, les ofreció dinero por sexo y solicitó fotografías íntimas.
La policía fue alertada después de que un familiar viera mensajes en el teléfono de uno de los niños.
Los detectives demostraron que los mensajes de Facebook se habían enviado desde la dirección de Blackpool en la que vivía Jack Renshaw.
Cuando fue arrestado por primera vez ese enero de 2017, solo fue interrogado por los discursos y fue puesto en libertad bajo fianza mientras continuaban las pesquisas.
Una de las agentes de la investigación, la detective Victoria Henderson, se encargó de mantenerse en contacto con el sospechoso y también se implicó en la investigación sobre los delitos sexuales.
En mayo de ese año, Renshaw fue arrestado nuevamente e interrogado sobre el acoso.
En ese momento, debió darse cuenta de que iba a ser descubierto.
Henderson contó que Renshaw estaba «conmocionado y enojado» y que «palideció y estaba muy lloroso».
Él negó el acoso a los niños, a pesar de las evidencias encontradas en sus teléfonos.
El sospechoso, que anteriormente había realizado declaraciones homofóbas, le dijo a Henderson que aún era virgen, que no creía en el sexo fuera del matrimonio y que su gusto por la pornografía era «bastante tradicional» y «bastante conservador».
Aunque admitió haber buscado pornografía gay por «interés», negó ser homosexual y dijo que las relaciones entre personas del mismo sexo le parecían «antinaturales».
Dos días después de ser puesto en libertad bajo fianza, Renshaw buscó a la detective en Facebook y la convirtió en un objetivo.
Sin que la policía lo supiera, Renshaw ya había comenzado a planear el ataque a la parlamentaria local Rosie Cooper, en lo que sería un asesinato político.
El asesinato de la detective Henderson sería un acto de venganza personal.
A principios de ese mismo mes, había estado investigando a la parlamentaria por el distrito de West Lancashire y había buscado en Google: «¿Cuánto tiempo se tarda en morir después de cortar la yugular?».
El 7 de junio de ese año, compró por internet un machete (descrito por el fabricante como de «19 pulgadas de poder de perforación y cortes sin precedentes») y pagó para que la entrega fuera al día siguiente.
Después de recibirlo, compartió una imagen del arma con los usuarios de la aplicación de mensajería cifrada Telegram.
Pero, los planes de Renshaw se vieron frustrados por la intervención de Robbie Mullen.
Robbie Mullen
En ese momento, Mullen se estaba comunicando en secreto con Hope not Hate.
Después de establecer contacto en la primavera de 2017, Mullen dijo que Acción Nacional no se había disuelto, a pesar de que el grupo había sido prohibido.
Mullen señaló que sus miembros continuaban reuniéndose, entrenándose juntos en un gimnasio privado y comunicándose a través de aplicaciones de mensajería cifrada.
Las convocatorias o las redes sociales del grupo (manifestaciones, el sitio web, el nombre) desaparecieron, pero el núcleo del grupo seguía en pie, afirmó el informante.
Cuando fue prohibido -le contó Mullen más tarde a la BBC-, la larga fascinación que tenían los miembros de Acción Nacional con el terrorismo se convirtió en el objetivo primordial, y el grupo comenzó a planear una guerra racial inminente.
Después de que Renshaw expusiera sus violentos planes en el pub el 1 de julio de 2017, Mullen habló con Matthew Collins, su contacto y el director de investigación de Hope not Hate.
Collins, que estaba de vacaciones en ese momento, recuerda el momento en que le dijeron que Renshaw «iba a matar a una parlamentaria de forma inminente».
Recuerda haberle preguntado a Mullen: «¿Cómo de inmediato?» y respondió: ‘Va a suceder pronto’.
Al día siguiente, Hope not Hate escribió a Rosie Cooper advirtiéndole del peligro.
Cooper informó a la policía y de repente se encontró en el centro de una investigación antiterrorista, solo un año después del asesinato de su colega Jo Cox.
Mientras esto ocurría, Renshaw estaba siendo interrogado de nuevo en Lancashire por la detective Henderson sobre los delitos de acoso. Además fue acusado por separado de incitar al odio racial en los dos discursos.
Fue puesto en libertad bajo fianza, y esa noche publicó una serie de mensajes en Facebook que dejaban ver su estado mental.
«Estoy pasando mi tiempo con la familia … Todo terminará pronto».
En otro, escribió: «Seré el último en reír, aunque puede que no sea el que ría por más tiempo».
La persecución
La policía antiterrorista intentó apresuradamente localizar a Renshaw, pero no se encontraba en la dirección que figuraba en los documentos de la fianza.
Mientras registraban la casa de su tío, descubrieron escondido en un armario de ventilación el machete que Renshaw había comprado.
Finalmente fue localizado y arrestado bajo sospecha de amenazar con matar.
Al día siguiente, compareció ante un tribunal por los delitos de odio racial y la fiscalía consiguió que esta vez no se le concediera fianza.
Renshaw estaba fuera de las calles.
Robbie Mullen, por otro lado, continuó viéndose con el resto del grupo.
Ninguno de ellos sabía que él había informado sobre el ataque planeado.
Aunque existía la preocupación de que Mullen tuviera que enfrentar un proceso judicial por ser miembro de Acción Nacional.
Había que darle inmunidad y la policía tenía que evaluar si las pruebas que había aportado podían ser utilizadas en un proceso.
En el otoño boreal de 2017, las seis personas que habían estado bebiendo en el pub Friar Penketh la noche en que Renshaw reveló sus planes fueron arrestadas y finalmente acusadas.
Dos de los hombres, incluido el líder del grupo, Christopher Lythgoe, fueron declarados culpables de pertenecer a Acción Nacional. Otro hombre fue absuelto del mismo cargo.
Dos jurados no pudieron decidir si los otros hombres, incluido Renshaw, se habían quedado en el grupo después de que fuera prohibido.
Mullen, habiendo rechazado la protección de testigos, recibió amenazas de muerte.
Hope not Hate se apresuró a llevarle a un lugar seguro a altas horas de la noche. Desde entonces no ha podido regresar a su hogar o trabajo.
Enjuiciado
Renshaw finalmente tuvo que presentarse en cuatro juicios en los últimos 14 meses.
En enero de 2018, en el tribunal de Preston Crown, fue declarado culpable de dos cargos de incitación al odio racial en los discursos y luego condenado a tres años de prisión.
En junio, en el mismo tribunal, fue condenado por cuatro cargos de incitación a un menor a participar en actividades sexuales y fue encarcelado otros 18 meses más.
El caso solo puede ser reportado ahora que su juicio ha concluido.
En el tribunal de Preston, se mostró tímido cuando se visionaron los videos de las entrevistas que la policía hizo a sus dos jóvenes víctimas y que habían sido llevadas a cabo por la detective Henderson.
A uno de los niños, Renshaw le había pedido fotos de contenido sexual explícito y trató de seducirlo para que tuviera relaciones sexuales ofreciéndole dinero, drogas y pizza: «Una noche, 10.000. Tu y yo».
«Temí por mi vida», le dijo el niño a la detective Henderson.
El segundo niño contó que Renshaw lo bombardeaba con mensajes a diario.
Unas navidades, le envió una imagen de algunos regalos y le dijo que podía tenerlos a cambio de fotografías íntimas.
Renshaw incluso le envió al chico fotos de sí mismo.
Cuando el niño llamó a Renshaw «sucio pedófilo», este respondió diciendo «eso me ha puesto caliente», recordó la víctima.
Durante su tercer juicio, en el verano boreal de 2018, Renshaw se mostró más cercano y sin vergüenza por sus planes.
En la primera mañana del juicio, Renshaw repentinamente se declaró culpable de planear el asesinato de Rosie Cooper y de amenazar con matar a la detective Henderson.
Pero negó que fuera miembro de Acción Nacional.
Cuando fue llamado para presentar pruebas, declaró que eligió a Rosie Cooper como su objetivo porque ella era su «parlamentaria local» y la «representante del Estado».
«Quería enviar un mensaje al Estado», le dijo al tribunal.
El joven explicó que el plan era «presentarse en uno de sus eventos sociales» y luego lanzarse a su yugular con el machete.
Renshaw, que niega el Holocausto, le contó al tribunal que quería que mataran a todos los judíos y expresó sus creencias neonazis de manera altiva pero a la defensiva, afirmando ser inmune a los horrores que esas ideas han generado.
Su altanería no estaba en consonancia con su verdadera posición: un pedófilo condenado y presunto terrorista que se enfrentaba a muchos años en prisión.
Los miembros del jurado no pudieron decidir si había seguido siendo miembro de Acción Nacional. Tampoco en un nuevo juicio.
Mullen, que apareció como testigo en ambos casos en Londres, ahora debe comenzar una nueva vida.
«Vivo mes a mes, no pienso demasiado en el futuro«, expone.
Pero sabe que las cosas ya nunca serán iguales.
Mullen asiente en voz baja cuando se le pregunta si entiende que probablemente salvó vidas, incluida la de una parlamentaria.
Todavía no está seguro de qué fue lo que desencadenó su decisión de comenzar a pasar información en secreto a Hope not Hate, organización para la que trabaja ahora.
«Me lo preguntaron dos veces en el tribunal. Realmente no lo sé«, dice.
Pero indica que los planes violentos y las intenciones del grupo significaban que tenía que actuar.
«Sabía que si podía hacer algo para detenerlo, tenía que hacerlo».
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