Si el trámite para solicitar una nueva visa de ingreso a Estados Unidos era ya de por sí algo tortuoso, los cambios que acaba de introducir el Departamento de Estado lo volverán aún más complejo y, para algunos, invasivo.
A partir de ahora, toda persona que solicite una visa de inmigrante o no inmigrante tendrá que suministrar los nombres que usa –o ha usado– en las redes sociales más populares como Twitter, Instagram y Facebook, al igual que correos electrónicos y números telefónicos.
La medida, que ya entró en vigencia, fue anunciada el sábado por el Departamento de Estado y ya se refleja en los nuevos formularios. En total se estima que anualmente al menos 700.000 solicitudes para visas de inmigrante y casi 15 millones en el caso de las de no inmigrante se verán afectadas. Eso incluye las visas de turista, estudio, negocios, al igual que las de trabajo o por vínculo familiar.
De hecho, prácticamente todas las personas que requieran visa para EE. UU. tendrán que aportar esa información. Solamente serán excluidas las visas para diplomáticos y/o funcionarios de otros países.
“La seguridad nacional es nuestra prioridad número uno cuando adjudicamos aplicaciones de visa, y a cada prospecto de visitante o inmigrante que viene a EE. UU. se lo somete a un proceso muy riguroso. Siempre estamos buscando maneras de mejorar nuestro proceso de revisión para proteger a los estadounidenses mientras respaldamos los viajes legítimos a EE. UU.”, dijo el Departamento de Estado.
El nuevo formulario requiere que se suministren los nombres en redes sociales, teléfonos y e-mails de los últimos cinco años, y advierte que proporcionar información fraudulenta o incompleta puede conducir a la negación de la visa.
Siempre estamos buscando maneras de mejorar nuestro proceso de revisión para proteger a los estadounidenses mientras respaldamos los viajes legítimos a EE. UU.
En marzo del año pasado, EE. UU. había comenzado a aplicar estas mismas medidas, pero solo a personas que procedieran de zonas de mundo donde hay gran presencia de grupos terroristas.
En su momento, la Unión para las Libertades Civiles Americanas (UCLA) catalogó la medida de ineficiente e invasiva, pues no existe evidencia que este tipo de monitoreo pueda detectar a posibles criminales y se podría prestar para «castigar» a alguien por expresar lo que piensa.
Las medidas hacen parte, además, de la política de ‘investigación extrema’ (extreme vetting) que comenzó a implementar el presidente Donald Trump cuando asumió la riendas de la Casa Blanca y también contempla la suspensión de visas a personas provenientes de ciertos países, en su mayoría de origen musulmán.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON