Tras días de maratónicas negociaciones en Washington, el presidente de EE. UU., Donald Trump, volvió a las redes sociales este lunes para anunciar que una nueva disposición del acuerdo con México sobre migración necesitará de la aprobación del legislativo de ese país, y advirtió que en caso de no hacerse, impondrá aranceles a su vecino del sur.
Trump no dio más detalles sobre esta disposición, solo que se haría pública «en un futuro no muy lejano y que necesitará el voto del cuerpo legislativo de México». «No anticipamos un problema con la votación, pero si por alguna razón no llega, los aranceles se restabalecerán», resaltó el mandatario a través de Twitter.
La nueva amenaza del líder republicano, que aprendió que con la imposición de impuestos a otros países alcanza de manera casi inmediata sus deseos o caprichos, llega tan solo tres días después del anuncio de un acuerdo migratorio con México que puso fin a la amenaza de imponer aranceles a todas las importaciones del vecino país.
We have fully signed and documented another very important part of the Immigration and Security deal with Mexico, one that the U.S. has been asking about getting for many years. It will be revealed in the not too distant future and will need a vote by Mexico’s Legislative body!..
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 10 de junio de 2019
Sin embargo, la batalla por la aprobación final de este acuerdo pasará ahora a un poder legislativo mexicano que se encuentra dividido, sin hablar de las críticas que está recibiendo el presidente Andrés Manuel López Obrador por brindar concesiones a Trump sin pedir nada a cambio. Morena, el partido del presidente AMLO tiene mayoría absoluta en la Cámara de diputados, pero no la alcanza en el Senado.
Trump había desatado una tormenta cuando anunció, desde la misma plataforma, que impondría un arancel del 5 por ciento a partir del 10 de junio que seguiría subiendo mes a mes hasta llegar al 25 por ciento si México no frenaba la ola de inmigrantes que ya está llegando a niveles históricos.
Tan solo este mes, EE. UU. detuvo a 133.000 personas en la frontera, un 32 por ciento de incremento en relación con el año pasado y más del doble de los que arrestó en diciembre. A este paso, las autoridades calculan que el total de arrestos para el año 2019 superará el millón de personas.
Aunque la situación es grave, desde el comienzo se vio en esta reciente crisis una jugada política de Trump para satisfacer a su base de votantes, que suele responder de manera positiva a la mano dura en los temas migratorios.
El acuerdo prevé la creación de una nueva patrulla fronteriza que desplegará al menos 6.000 hombres de la recién creada Guardia Nacional mexicana para que patrullen la frontera con Guatemala e impidan el ingreso de inmigrantes centroamericanos.
Asimismo, se pactó la ampliación de un programa creado a comienzos de este año y bajo el cual México acepta recibir a los inmigrantes que lleguen a la frontera sur de EE. UU. mientras se tramitan sus solicitudes de asilo y se define si serán deportados a sus países de origen o podrán ingresar a territorio estadounidense.
“Tengo el placer de informarles que EE. UU. y México han llegado a un acuerdo firmado con México. Los aranceles que EE. UU. iba a aplicar desde ese lunes quedan suspendidos de manera indefinida a partir de este momento. A cambio, México ha aceptado tomar fuertes medidas para frenar la marea de inmigrantes que pasa por ese país y llega a nuestra frontera”, dijo el mandatario a través de su cuenta de Twitter.
I would like to thank the President of Mexico, Andres Manuel Lopez Obrador, and his foreign minister, Marcelo Ebrard, together with all of the many representatives of both the United States and Mexico, for working so long and hard to get our agreement on immigration completed!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 8 de junio de 2019
Pero más allá de esto, la decisión de Trump generó un profundo malestar entre los miembros de su propio partido republicano y la clase empresarial del país que desde el comienzo se opusieron a la imposición unilateral de aranceles.
Esta comunidad, que ya de por sí está en alarma por la guerra comercial con China, se paró en firme oposición a sus intenciones con México. Los republicanos en el Senado incluso amenazaron con aliarse con los demócratas para bloquear su decisión.
El tema de los aranceles se ha vuelto un arma tan fuerte, que este lunes Trump aseguró que si no se reúne con el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre del
G20 a fin de mes en Japón se aplicarán los aranceles a las importaciones chinas por valor de 300.000 millones de dólares.
«China quiere llegar a un acuerdo. Quieren llegar a un acuerdo más que yo», afirmó Trump en una entrevista con la cadena CNBC, en la que remarcó que de no verse con Xi en el G20 la nueva ronda de aranceles entraría en vigor de manera inmediata.
Así mismo, los pésimos números en el nuevo reporte de empleo para el mes de mayo –solo se sumaron 75.000 nuevos trabajos frente a los 224.000 de abril– fueron usados por economistas y opositores para mostrar que el uso de los aranceles para doblegar a otros países ya estaría causando un impacto en la salud de la economía estadounidense.
La política de ‘Permanezcan en México’, también conocida como Protocolo de Protección de los Migrantes, se comenzó a aplicar este año y consiste en enviar al país vecino a todos los que llegan a la frontera y solicitan asilo (sin importar de dónde provengan) a esperar a que se resuelvan sus casos en EE. UU.
Tan solo el año pasado, EE.UU. le compró a México productos por un valor de 346.000 millones de dólares
Aunque su amenaza de aranceles puso en duda el futuro del T-MEC, firmado el año pasado tras una renegociación del acuerdo comercial TLCAN, pero pendiente de ratificación en los tres países de Norteamérica, Trump urgió este sábado al Congreso estadounidense a retomar el proceso para implementarlo.
“La nerviosa Nancy (Pelosi, presidenta de la Cámara Baja de EE. UU.) y la Cámara Baja demócrata no están haciendo nada. Quizá podrían abrir el camino con el T-MEC, el nuevo acuerdo comercial espectacular y muy popular que reemplaza al TLCAN, el peor acuerdo comercial en la historia de EE. UU.”, indicó en Twitter. “¡(El T-MEC sería) Muy bueno para nuestros agricultores, sector manufacturero y sindicatos!”, agregó.
Pelosi, por su parte, reaccionó al acuerdo con México en un comunicado, en el que lamentó que, para lograrlo, Trump amenazara con imponer aranceles “al amigo cercano y vecino del sur” de EE. UU., y se mostró preocupada por el cambio en el sistema de petición de asilo para los indocumentados que llegan al país, en su mayoría centroamericanos.
“Estamos profundamente decepcionados por la expansión del Gobierno de su fracasada política de ‘Permanezcan en México’, que viola los derechos de los solicitantes de asilo bajo la ley estadounidense y no hace frente a las causas de raíz de la inmigración desde Centroamérica”, recalcó la líder demócrata.
Así las cosas, la economía mexicana recibió con el acuerdo un respiro, pues el 70 por ciento de sus exportaciones tienen como destino a su vecino del norte, que tan solo el año pasado le compró productos por un valor de 346.000 millones de dólares.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
*Con información de EFE