La huelga general convocada para este viernes por los sindicatos brasileños arrancó con paros parciales en los transportes de varias ciudades y bloqueos de carreteras, a la espera de que comiencen las manifestaciones contra la reforma de las jubilaciones del presidente Jair Bolsonaro.
Reportes sindicales señalaron asimismo huelgas en los sectores de petroleros y bancarios de varios estados, así como de estudiantes y profesores movilizados contra los bloqueos de presupuestos a las universidades que el mes pasado dieron lugar a protestas masivas.
En Sao Paulo, ciudad que acogió en la noche de este viernes la inauguración de la Copa América-2019, una línea de metro se halló totalmente paralizada y otras tres operaban parcialmente, según datos de la compañía pública.
En otras capitales como Salvador de Bahía (nordeste) solo funcionaba el metro, en tanto que en Belo Horizonte (sudeste) y Brasilia se evidenciaron paros parciales.
La mañana arrancó, además, con bloqueos de manifestantes en algunos puntos de tráfico de varios estados como Río de Janeiro, donde la policía llegó a usar bombas de ruido para dispersar las protestas, según el sitio de información G1.
También hubo bloqueos en ciudades como Curitiba, Florianópolis (sur) o Joao Pessoa (nordeste), de acuerdo con el mismo portal.
Por la tarde, los gremios convocaron a marchas en las principales ciudades del país. Los sindicatos mantuvieron la convocatoria a una huelga general contra la polémica reforma de las jubilaciones de Bolsonaro, pese a que el proyecto que llegó al Congreso este jueves tuvo recortadas algunas de sus aristas más polémicas.
Esas modificaciones «no cambian nada», dijo el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, horas antes del paro.
«La CUT no concuerda con la narrativa de que las jubilaciones sean el principal problema económico de Brasil. El problema de Brasil es que no hay un proyecto de política económica», indicó. «La expectativa es de una gran huelga», concluyó.
Los principales sindicatos -CUT, UGT, Força Sindical- quieren repetir una jornada similar a la que en abril de 2017 paró el país contra la flexibilización de la legislación laboral y otro proyecto de reforma de las jubilaciones impulsadas por el entonces presidente Michel Temer.
El movimiento se produce en el primer día de la Copa América, que se inaugurará por la noche con el partido Brasil-Bolivia en el estadio paulista de Morumbí, al que el presidente Bolsonaro tiene confirmada su asistencia.
La reforma de las jubilaciones es una promesa con la que el ultraderechista ganó el apoyo de los mercados durante su campaña electoral. El ministro de Economía, Paulo Guedes, la define como la llave maestra para reducir el déficit público.
El proyecto inicial contemplaba un ahorro de casi 1,2 billones de reales en 10 años (más de 300.000 millones de dólares al cambio actual). Pero las medidas para conseguirlo son impopulares y generan resistencia entre los legisladores, que deben aprobarlo por una mayoría de tres quintos para que entre en vigor.
A fin de ablandar esas resistencias, el relator del proyecto retiró algunos de sus puntos más polémicos, como el que preveía transformar el régimen actual, de reparto, en una jubilación por capitalización individual.
También dejó fuera del proyecto medidas que afectaban las pensiones para ancianos discapacitados indigentes y a los trabajadores rurales que gozan de beneficios aunque no hayan cotizado.
El problema de Brasil es que no hay un proyecto de política económica
Para la oposición del presidente ultraderechista, esas modificaciones fueron resultado de la presión social.
«Hemos conseguido proteger a los beneficiarios [de las pensiones para discapacitados], proteger a los trabajadores rurales. Es una gran victoria de la oposición contra la jubilación por capitalización», declaró durante los debates de este jueves el diputado Alessandro Molon, del Partido Socialista (PSB).
AFP