La joven capitana del barco humanitario Sea Watch se convirtió esta semana en un símbolo al retar al hombre fuerte de Italia, el ultraderechista ministro del Interior, Matteo Salvini, tras entrar en aguas italianas el miércoles e intentar sin éxito atracar en el puerto siciliano de Lampedusa para desembarcar a 42 migrantes.
La alemana Carola Rackete, de 31 años, intentó quebrar de nuevo la orden el jueves pasado, pero no lo logró, y esa noche dos de los migrantes fueron evacuados.
Pero en la madrugada de este viernes, la joven entró en el puerto de la isla sin autorización e invocó el estado de necesidad para poder desembarcar a las personas con las que permaneció 17 días en el mar.
Tras llegar al puerto, Rackete fue arrestada por agentes italianos, acusada de “resistencia o violencia contra un buque de guerra”, delito que implica una sentencia de tres a diez años.
“En este momento, la situación es increíblemente tensa, y está empeorando a cada momento”, había dicho este viernes Rackete a corresponsales extranjeros en Roma, a través de una videollamada desde el barco. “Es muy difícil psicológicamente para todos”, agregó, al contar que la mayoría de los migrantes rescatados son víctimas de traumas y que estaban muy angustiados por su destino.
Para muchos, la alemana desafió a Salvini, conocido por su política de mano dura contra la migración y el cierre de puertos. El mismo ministro la catalogó de “fanfarrona” y exigió que la tripulación del Sea Watch fuera arrestada. De hecho, la fiscalía de Agrigento abrió una investigación contra la capitana por tráfico ilegal de personas y fue notificada ayer por agentes de la Guardia de Finanzas.
Rackete, nacida en Kiel (Alemania), adquirió experiencia navegando barcos rompehielos especiales para la investigación polar en el Ártico y la Antártida.Después de estudiar ciencias náuticas y protección del medioambiente en su país y el Reino Unido, la capitana lleva ocho años navegando.
De su compromiso con la defensa del medioambiente nació el compromiso social, que la llevó a trabajar como voluntaria con la ONG alemana. Su primera misión se remonta al 2016, cuando la flotilla humanitaria fue considerada un valioso apoyo para numerosos barcos militares italianos y europeos que realizaban rescates de migrantes frente a las costas libias.
Las tragedias en el mar marcaron esas misiones, pues intervenían ante naufragios y donde solo quedaban pocos sobrevivientes en medio de cadáveres flotando.
Poco a poco, los buques militares dejaron de dar asistencia, y los barcos humanitarios comenzaron a ser considerados cómplices de los traficantes de seres humanos por el Gobierno italiano.
Si se necesita rescatar a alguien en el mar, tienes el deber de rescatarlo
Para ella, se trata de una cuestión de principios. “Si se necesita rescatar a alguien en el mar, tienes el deber de rescatarlo”, dijo. “La ayuda termina cuando dejas a la gente en un lugar seguro”, agregó.
Rackete aseguró que aplicó estrictamente la ley marítima, algo que confirman otros renombrados capitanes, como Gregorio de Falco, célebre por haber intervenido para resolver el desastre del Costa Concordia en 2012. “Estoy dispuesta a ir a la cárcel y voy a defenderme en la corte si es necesario porque lo que estamos haciendo es correcto”, adelantó.
AFP