Para la presentación de su informe sobre Venezuela –en Ginebra el pasado 5 de julio–, la alta comisionada de Derechos Humanos para la ONU, Michelle Bachelet, invitó a Feliciano Reyna, un defensor de derechos humanos con más de 20 años de actividad y fundador de la organización Acción Solidaria, para representar a la sociedad civil venezolana y compartir con ella la mesa principal del Consejo de Derechos Humanos, espacio reservado a los funcionarios de la ONU, el presidente de la corporación y panelistas de alto nivel.
En entrevista con EL TIEMPO, Reyna se refirió al informe discutido en el Consejo, en el cual se denuncian torturas y ejecuciones extrajudiciales por el régimen de Maduro.
De igual forma, habló de su petición al Consejo de crear una comisión internacional de investigación sobre Venezuela.
¿Cuál es su balance del informe de la alta comisionada?
Para nosotros no fue sorpresivo que el reporte contuviera temas muy de fondo en materia de derechos humanos en Venezuela. Hemos visto el trabajo técnico, riguroso y bien documentado de la Oficina de la Alta Comisionada (Acnudh) y de su personal.
Por otra parte, yo tuve una reunión con ella en diciembre y lo que noté es una preocupación real por contribuir a que la situación de derechos humanos en Venezuela cambie, porque la verdad es que es muy grave. Cuando estuvo recientemente en Caracas, también eso fue lo que transmitió: que es necesario conducir a los cambios que hacen falta para que termine tanto sufrimiento humano.
Es necesario conducir a los cambios que hacen falta para que termine tanto sufrimiento humano.
Ha habido críticas a Michelle Bachelet por no tratar con “mano dura” a Venezuela. ¿Qué piensa al respecto?
Ya desde la actualización oral del informe, en marzo, era claro que había un compromiso absoluto con las personas víctimas de violaciones de derechos humanos. Las críticas son parte de la libertad de expresión y de las dudas razonables que una persona o algunas organizaciones pueden tener.
Pero no es posible no entender que en este momento, las riendas del poder las tiene el señor Maduro: controla el aparato represor, la fuerza armada, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía, nombrada por la Asamblea Constituyente, y la Defensoría del Pueblo.
No se le puede pedir a la alta comisionada que no tenga interlocución con los que están manejando el poder. Al final, de allí parte la violación de derechos humanos y de allí deben partir también soluciones para esta situación tan grave.
Ella se ha referido también a otros actores: está claro que hay un terreno político minado que se debe manejar con mucho cuidado. Pero mi percepción es que ella está clara en su trabajo y, al tiempo, sabe cómo no cerrar puertas para una charla necesaria.
¿Piensa que Maduro va a cumplir los compromisos adquiridos con el Acnudh?
Tengo un optimismo muy moderado. Hemos visto en distintas circunstancias al Gobierno negar la situación y buscar como excusa que hay otros factores que han llevado a ese daño. Al final, incluso en su respuesta al informe de la alta comisionada, dice que no hay crisis humanitaria, sino consecuencias de las sanciones.
Sin embargo, no puedo no esperar que haya algunas respuestas. Si se confirma por completo la liberación de María Lourdes Afiuni y de Braulio Jatar, como ocurrió con la salida de los 56 detenidos de Colombia, que estuvieron en una situación realmente deplorable, no podemos más que darle la bienvenida.
En su respuesta al informe de la alta comisionada, dice que no hay crisis humanitaria, sino consecuencias de las sanciones
Hay una serie de otros acuerdos. Por ejemplo, el acceso del personal en el terreno a centros de detención tendría que ser irrestricto. En este momento, después de lo que ha pasado con el capitán Acosta Arévalo, no han podido entrar y hay la enorme preocupación de que otros que fueron detenidos junto con él puedan estar en las mismas condiciones. Son situaciones que no pueden esperar.
¿Cómo percibe esta etapa incipiente de cooperación entre el Gobierno y el Acnudh?
No podemos más que darle la bienvenida y esperar que se convierta en realidad y se implemente. Si no me equivoco, hay 17 relatores que tienen solicitadas visitas. Si van los diez que acordaron en los próximos dos años, muy pronto veremos si ese compromiso realmente se va a materializar.
Esperemos que les den acceso de acuerdo con las peticiones y no como ya se hizo cuando el único admitido fue Alfred de Zayas, quien claramente no fue independiente en su informe sobre Venezuela. Hay relatores como los de defensores, tortura, libertad de asociación, de expresión, salud o ejecuciones extrajudiciales. Esos son temas de fondo. Entonces, si se da el cronograma de visitas, también veríamos la real intención de poner sobre la mesa la gravísima situación que afecta a la población y entrar a resolverla.
Todavía tenemos que ver algunos avances adicionales incluso como respuesta al informe, que ha sido muy duro porque refleja la situación real. Esperemos que la respuesta no sea volverse a cerrar, sino, aprovechando que hay con la alta comisionada una posibilidad de cooperación y de apertura, que se mantengan en ese camino.
¿Por qué sería importante crear una comisión internacional de investigación en Venezuela, como se lo pidió al Consejo de Derechos Humanos?
Yo traje una posición consensuada con un buen número de organizaciones. En algún momento nos planteamos parar un poco la solicitud de la comisión de investigación si había apertura hacia el Acnudh. En este momento permiten a una presencia en el país, pero la oficina no está formalmente.
Están ocurriendo cosas muy graves y pensamos que es importante que al mismo tiempo sí haya un órgano dedicado de lleno a la investigación
Por otro lado, el mandato del Acnudh tendría que ser el monitoreo de la situación y la cooperación técnica. Pero al margen de esto están ocurriendo cosas muy graves y pensamos que es importante que al mismo tiempo sí haya un órgano dedicado de lleno a la investigación sobre las responsabilidades que nos trajeron a esta situación.
Vemos que ambos mecanismos tienen sentido, pensamos que ambos son muy urgentes y vamos a ver qué ocurre con esa petición en la sesión de septiembre.
¿Ya han hablado con algún Estado para que lidere la negociación para crear un mecanismo como esa comisión?
Supondría que puede haber conversaciones en el Grupo de Lima. Hoy Perú lo mencionó, aunque en otros términos. Pensamos que no es contradictorio tener una oficina del Acnudh y una comisión de investigación.
No es contradictorio tener una oficina del Acnudh y una comisión de investigación.
Me dio la impresión, por la postura de muchos de los Estados, la gran mayoría mostrando preocupación y rechazando muchas de las conductas tan graves que hemos visto, que van a ver qué pasa en términos de la negociación política, y de los espacios de diálogo, Oslo, el Grupo de Contacto Internacional, Montevideo o el Grupo de Lima.
Si eso tiene algún avance los próximos días, y dependiendo de qué pasa con la presencia del personal del Acnudh, y si tienen ese acceso que se ha solicitado, entonces imaginaría que de allí vendría la posibilidad de ir por la comisión internacional de investigación.
CARMEN LUCÍA CASTAÑO
Para EL TIEMPO
Ginebra