Cientos de manifestantes de Hong Kong, entre ellos algunos auxiliares de vuelo, protagonizaron una protesta en el vestíbulo de llegadas del aeropuerto este viernes para «educar» a los visitantes sobre la movilización, de cara a otro fin de semana de concentraciones en contra del proyecto de ley de extradiciones a China.
Este vestíbulo del aeropuerto, uno de los más concurridos del mundo, suele estar lleno de amigos y familiares nerviosos que esperan para saludar a sus seres queridos.
Pero este viernes los visitantes fueron acogidos por una multitud de manifestantes vestidos de negro que coreaban lemas contra el Gobierno, con pancartas y repartiendo octavillas.
Se trata de la última acción de este movimiento, que busca presionar al Gobierno de
Hong Kong, pro-Pekín, tras siete semanas de manifestaciones que degeneraron en enfrentamientos violentos, un desafío inédito para las autoridades de Pekín desde que la ciudad fuera retrocedida a China en 1997.
Las manifestaciones surgieron a raíz de un polémico proyecto de ley que preveía facilitar las extradiciones a China, pero derivaron en un movimiento más amplio que reclama reformas democráticas que frenen la pérdida de libertades.
Los organizadores presentaron la protesta del aeropuerto como una oportunidad para informar sobre las manifestaciones a los visitantes, sobre todo a los procedentes de China continental, donde el Gobierno controla la prensa, que asegura que las manifestaciones en Hong Kong están promovidas por intereses extranjeros que quieren desestabilizar el país.
Un grupo de manifestantes utilizó un televisor en el que se reproducía una versión satírica de las instrucciones de seguridad en los aviones y que detallaba las demandas de los manifestantes.
«Tengan la bondad de ponerse sus mascarillas y camisetas negras […] mientras esperan a los otros manifestantes», indicaba el video, en alusión al color mayoritario de la ropa de los participantes en las protestas.Otros usaron carteles para advertir del uso de gases lacrimógenos por parte de la policía y los ataques de manifestantes progubernamentales el pasado domingo, que causaron 45 hospitalizaciones.
Meryl Yeung, una azafata de 29 años, se incorporó a la protesta en cuanto aterrizó. «Es importante venir al aeropuerto y decirle a los extranjeros lo que está ocurriendo en
Hong Kong», declaró, destacando la importancia de informar a los visitantes procedentes de China.
«Ellos no tienen ni idea, solo obtienen información de una parte, creen que todo el mundo […] que participa en las protestas son alborotadores o que quieren la independencia de Hong Kong», indicó.
El sindicato de auxiliares de vuelo de Cathay Pacific animó a los trabajadores a participar en la manifestación, lo que le costó la crítica de los medios estatales chinos.
Los turistas reaccionaban entre la perplejidad y el desconcierto, pero hubo quien apoyó a los manifestantes.
Me siento como en casa porque en Chile tenemos problemas parecidos con la policía
«Me siento como en casa porque en Chile tenemos problemas parecidos con la policía», dijo Margarita Duco, una viajera de 24 años que hacía escala en Hong
Kong.
«El uso excesivo de la violencia durante manifestaciones pacíficas es muy común en mi país así que puedo entender por lo que están pasando«, agregó.
Este fin de semana, se programaron nuevas protestas: una el sábado, cerca de la frontera con China (que fue prohibida por las autoridades), y otra el domingo frente a la oficina de enlace del Gobierno chino en Hong Kong.
AFP