Hace varias décadas, un edificio de Estados Unidos fue cambiado del lugar en el que estaba, pero sin la necesidad de ser demolido o evacuado. Incluso, pudieron trasladarlo con todos sus trabajadores dentro.
Fue en 1931 que, después de un mes de intenso trabajo, se logró el objetivo del movimiento del edificio de la sede Indiana Bell, de 11 mil toneladas y 35 metros de altura.
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Según los registros históricos, ingenieros y arquitectos hicieron que el edificio se moviera 16 metros hacia el sur, se rotara 90 grados y luego se moviera 30 metros hacia el oeste; sin que éste dejara de funcionar. Una fórmula maravillosa de la ingeniería moderna.
La historia detrás de la movida magnífica
En 1929, Indiana Bell Telephone Company adquirió el edificio y, dado que esta empresa contaba con un gran número de empleados, el principal objetivo era demoler el edificio para construir, en esa misma zona, una sede más grande y confortable.
Considerando el plan que tenía en mente la compañía, Indiana Bell contrató a Kurt Vonnegut, Bohn y Mueller, quienes en 1888 fundaron en Indianápolis un estudio de arquitectura.
El edificio no se pudo demoler porque incluía un call center que era operado manualmente por el personal de la empresa. Así que, si la estructura se derrumbaba, hubiese implicado un corte inmediato de servicios, perjudicando a sus clientes.
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De acuerdo con los reportes históricos de dicha época, Vonnegut propuso reubicar el edificio, manteniendo la continuidad de los servicios de llamadas y sin que los empleados cancelaran labores esenciales.
Luego de ser estudiada a profundidad, Indiana Bell aprobó la innovadora propuesta y los arquitectos procedieron a realizar el traslado.
¿Cómo se hizo?
El edificio de 11 mil toneladas fue levantado con gatos hidráulicos. Como segundo paso, el movimiento se realizó con rodillos hidráulicos sobre una superficie de hormigón con varias vigas de abeto de 75 toneladas, así como lo indicó ‘Gizmodo’.
La estructura terminó descansando sobre un rodillo, mientras los trabajadores colocaban el siguiente, y así con los demás. Con apoyo de una máquina de vapor, cada que bombeaban los gatos con los que fue levantado el edificio, este se movía al menos 20 centímetros.
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De hecho, varios testimonios de trabajadores que para ese entonces trabajaban en la sede recopilados en el documental realizado por ‘Telephone Collectors International’ afirmaron que nunca sintieron o notaron el desplazamiento de su lugar de trabajo.
Según dicho documental, “el edificio se movió a una velocidad de 40 centímetros por hora”. La entrada estaba conectada por un móvil que permitía el movimiento de rotación y lo mantenía con acceso disponible en todo momento.
Los cables y tuberías de telefonía, electricidad, gas, alcantarillado y agua tuvieron que alargarse y flexibilizarse para que pudieran continuar brindando servicio.
Pese al enorme esfuerzo, las magníficas maniobras, la innovación y el ingenio de arquitectos e ingenieros; en 1963 el edificio de Indiana Bell resultó siendo demolido para construir modernas instalaciones que cumplieran las mismas funciones de telefonía, solo que con mayor actualidad. Hoy en día, el lugar cuenta con oficinas de la multinacional estadounidense AT&T.
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