
Los líderes de China saben desde hace mucho tiempo que el País se acerca a una encrucijada demográfica. Los formuladores de políticas han advertido que China debe prepararse para una población en lenta contracción y una era de menos trabajadores y más jubilados. Los medios estatales han instado a las parejas jóvenes a tener dos o tres hijos bajo reglas relajadas sobre el tamaño de la familia, para suavizar la crisis económica que se avecina.
Sin embargo, la sensación de una crisis incipiente creció este mes, cuando el Gobierno confirmó que la población del País se redujo antes y de manera más pronunciada de lo previsto el año pasado por primera vez en 60 años.
Incluso si los funcionarios chinos han advertido sobre el problema, sus preparativos no han seguido el ritmo de las necesidades de una sociedad que envejece, en opinión de los expertos y del pueblo chino.
El abrupto abandono chino de los controles “cero Covid” expuso a un Gobierno que no estaba preparado para una explosión de infecciones. Y, de manera similar, las crecientes presiones demográficas pueden revelar un Gobierno que no ha hecho lo suficiente para evitar decisiones difíciles en las próximas décadas. Entre las exigencias del cuidado a jóvenes y mayores. Entre pagar por el bienestar social y desarrollar la tecnología y el poderío militar de China.
Xi Jinping, el líder de China, ha tratado de abordar las presiones económicas y sociales de una sociedad en contracción levantando los límites al tamaño de la familia. Anunció una nueva fase de crecimiento de “alta calidad” menos dependiente de las legiones de trabajadores migrantes baratos y abundantes del campo.
“Me gustaría tener un hijo, pero las presiones de la vida son demasiadas”, dijo Wu Yilan, de 34 años, un tendero en Beijing.
China ha llegado a un punto de inflexión: su población se redujo en el 2022 por 850 mil habitantes, con más muertes que nacimientos por primera vez desde la hambruna de la década de 1960.
En el 2016, Beijing suavizó la política de “un solo hijo” que se había aplicado durante más de 30 años, permitiendo a las familias tener dos hijos. En el 2021 elevó el límite a tres.
Aun así, la mayoría de las parejas aún se limitan a tener un solo hijo, mientras que dos es común en el campo. Los jóvenes, especialmente las mujeres, se muestran escépticos de que el Gobierno les facilite tener hijos y trabajar.
Los legisladores chinos descuidan las presiones más amplias sobre las mujeres, especialmente las de entornos rurales y de clase trabajadora, dijo Yige Dong, profesora de sociología en la Universidad de Buffalo, en el Estado de Nueva York. Las familias enfrentan una intensa presión para lograr que los niños ingresen a mejores escuelas, y gran parte de la carga recae sobre las madres, de quienes también se espera que cuiden a los padres y suegros de edad avanzada.
Una sociedad en contracción dista mucho de ser exclusiva de China, incluso en Asia. Aun así, las fuertes restricciones de China al tamaño de la familia en las últimas décadas significan que el País está enfrentando estas presiones en su despegue económico mucho antes que Japón o Corea del Sur.
Las presiones económicas y demográficas resultantes erosionarán la fortaleza de China en las próximas décadas y podrían alentar a sus líderes a volverse más agresivos antes de que sientan que su poder nacional ha mermado, dijo Michael Beckley, profesor asociado de la Universidad de Tufts, en Massachusetts.
Beijing ha desplegado políticas para alentar la expansión del cuidado de personas mayores y prometido más apoyo social para las mujeres que desean tener hijos. Ya que los ciudadanos repetidamente han expresado su enojo público por el acoso sexual en universidades, empresas y medios de comunicación, el Gobierno también ha prometido tomar medidas enérgicas.
Si bien Xi ha repetido la máxima de Mao de que “las mujeres sostienen la mitad del cielo”, también ha fomentado el respeto por los roles familiares tradicionales.
“Las mujeres deben asumir conscientemente la carga de cuidar a los ancianos y criar a los jóvenes y educar a los niños”, dijo en el 2013.
Pero enmarcar las presiones demográficas de China como una cuestión de actitud distrae la atención de las presiones sociales y económicas más profundas, dijo Dong.
“Por un lado, China habla de esto como una crisis de una disminución en la tasa de fertilidad y, por otro lado, están tomando medidas enérgicas contra el feminismo”, dijo. “Con esas dos cosas en contradicción, ¿cómo puedes convencer a la próxima generación de mujeres jóvenes para que se casen?”.
Por: Este artículo fue escrito por Chris Buckley, Joy Dong y Amy Chang Chien
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