El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, llegó este miércoles a la inauguración de la reunión de ministros de Exteriores del G20 en Río de Janeiro. Lavrov aterrizó en Brasil tras su paso por Cuba y Venezuela, donde se entrevistó con los presidentes de esos dos países, Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, respectivamente.
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Su gira por Latinoamérica tiene por objetivo reforzar los lazos de Rusia con sus aliados tradicionales en la región en medio de la condena internacional por la guerra que mantiene en Ucrania, que completa dos años el sábado, y la reciente muerte del opositor Alexéi Navalny, un hecho en el que Estados Unidos y otras potencias occidentales señalan al presidente ruso, Vladimir Putin, como responsable.
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Fue precisamente este miércoles en Río donde Lavrov coincidió por primera vez con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, desde la muerte de Navalny la semana pasada.
Los titulares de Exteriores del G20 se sentaron en una gran mesa rectangular presidida por el anfitrión, el ministro brasileño Mauro Vieira. Blinken estuvo sentado junto al ministro británico, David Cameron, y en el otro extremo estaba Lavrov.
El arranque de la reunión estuvo marcado por las divisiones sobre las guerras en Gaza y Ucrania, y Brasil criticó duramente la “parálisis” del Consejo de Seguridad de la ONU para resolver esos conflictos.
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De momento, no está confirmada una reunión privada entre Blinken y Lavrov. Y es, en realidad, poco probable que ocurra. El jefe de la diplomacia estadounidense le dijo este miércoles al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que Washington “no ve las condiciones” en la actualidad para una mediación diplomática en la guerra en Ucrania.
El canciller ruso, entre tanto, conversó este miércoles en Río con sus homólogos de Brasil, Vieira; de México, Alicia Bárcena; de Bolivia, Celinda Sosa Lunda, y de Paraguay, Rubén Ramírez.
Y se espera, según fuentes de la presidencia brasileña, que Lavrov se reúna este jueves con Lula en Brasilia.
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Con esa cita el canciller ruso cierra su gira en la región, luego de acordar en Venezuela ampliar la cooperación petrolera con Caracas y resaltar las “excelentes relaciones” con Cuba, su aliado histórico por sus lazos tras el triunfo de la revolución cubana en 1959.
En declaraciones a El Comercio, de Perú, el analista internacional Roberto Heimovits, señala que «convendría individualizar los países a los que está visitando Lavrov». A su juicio, “Lavrov no está intentando ganar nuevos amigos en Latinoamérica, sino afianzar las relaciones con los amigos que ya tiene”.
Por eso, dice, la gira solo incluyó “países que ya están en el lado ruso o que están cerca de estarlo”. En el caso de Brasil, agrega, “parece que el rechazo ideológico o personal de Lula hacia Estados Unidos lo acerca cada vez más a Rusia”.
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Sobre Cuba, Heimovits apunta que «tiene una importancia geopolítica y militar porque más allá de un poco de níquel no es una fuente importante de materia prima para Rusia. Además, debido a la pobreza y la economía cubana no es un mercado favorable».
De otro lado, el analista considera que Rusia buscaría asegurar una mejor posición geográfica de la mano de Venezuela.
«Venezuela tiene importancia geopolítica por su posición en el Caribe. Podríamos mencionar el petróleo, pero en el fondo a Rusia no le convendría que la industria petrolera venezolana resucite del estado catastrófico en el que está porque si aumenta su oferta bajaría el precio del petróleo ruso que está manteniendo a flote su economía. Quizás Lavrov está buscando atraer a Venezuela ofreciéndole apoyo en la disputa con Guyana que Maduro intenta revivir«, explica Heimovits.
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Así las cosas, para el analista venezolano Daniel Arias, abogado de profesión, Colombia quedó por fuera de la gira porque, “pese a la simpatía del presidente Gustavo Petro por las causas del multilateralismo que defiende Moscú, una visita de Lavrov le generaría más inconvenientes que ventajas geopolíticas al líder colombiano”.
WILLIAM MORENO HERNÁNDEZ
REDACCIÓN INTERNACIONAL
EL TIEMPO