El momento en el que quizás el expresidente estadounidense Barack Obama estuvo más cerca del público colombiano durante su charla de este martes en el cierre del Exma 2019 fue cuando contó la anécdota de su encuentro con el nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez.
“Uno de los momentos favoritos de mi presidencia fue cuando, al inicio de mi gobierno, estuve en México y el gran novelista Gabriel García Márquez asistió como invitado del presidente mexicano y me regaló una copia de ‘Cien años de soledad’, con una dedicatoria que decía: “Por cien años de amistad. Gabriel”. Ese fue uno de mis libros favoritos cuando era joven. (…) Nunca había estado en Colombia, y la vida que él describía en el libro era muy diferente a la mía: yo estaba en Hawái cuando lo leí y, aun así, sentí que en el fondo éramos del mismo lugar, que podía leerlo y le hablaba a mi espíritu. Es una prueba de que somos iguales. Espero que eso sea algo que todos entiendan”, relató, mientras los casi seis mil asistentes que habían esperado durante horas su llegada, en medio de rigurosas medidas de seguridad y de extremas limitaciones al trabajo de la prensa, aplaudían entusiasmados.
Ya había pasado casi una hora desde que un sonriente Obama, el primer afroamericano en conquistar la Casa Blanca y uno de los líderes más inspiradores de la historia reciente, llegó al escenario del Movistar Arena para conversar con Andy Stalman.
“Hola Colombia, ¡sí se puede!”, dijo en español al sentarse, antes de agradecer la invitación y al público haciendo alusión al lema de su campaña: “Yes, we can”. Fueron 60 minutos en los que habló de educación, de liderazgo, del papel de la juventud, de la mujer, de la educación y de una de sus principales preocupaciones: el cambio climático.
“Estamos viviendo una época de cambios muy rápidos. El cambio se produce más rápido que nunca antes en la historia (…) entender que la diversidad es una fortaleza y no una debilidad (…) empoderar a todas las personas con las que se trabaja sin perder de vista que el recurso humano es lo más importante”, dijo respecto a la pregunta sobre cómo la humanidad debe enfrentar los cambios.
Entender que la diversidad es una fortaleza y no una debilidad (…) empoderar a todas las personas con las que se trabaja sin perder de vista que el recurso humano es lo más importante
Luego se dedicó a hablar de educación, de que hay que repensar los sistemas, de que tanto en EE. UU. como en Latinaomérica hay que invertir más en el sector y de que esto la base para reducir las inequidades porque la mitad de los talentos se están perdiendo en los países: en una empresa “uno nunca entrena a la mitad del personal y a la otra no”, dijo.
Y reconoció que el sistema educativo de su país “prepara a los niños de las granjas para ir a las fábricas”, y no para ser más creativos. “Tenemos que hacer un mejor trabajo”.
Y dijo una de sus frases más celebradas por el público: “Una de las cosas más importantes es elevar a los profesores, pagarles más y respetarlos más”.
Cuando habló de Michelle, su esposa, consiguió aún más simpatías: “Michelle es única, es brillante, es divertida, es honesta, gran profesional, maravillosa madre. Pienso que lo que he aprendido de ella es algo que entendí porque me crié con mi madre y mi abuela. Es algo que yo sabía, pero cuando observo a mis hijas lo entiendo mejor: Si no muestras un respeto absoluto hacia tu mujer, tu organización va a fracasar”.
Una de las cosas más importantes es elevar a los profesores, pagarles más y respetarlos más
Lo hizo para explicar que así como las empresas funcionan mejor cuando integran a las mujeres a las directivas, así mismo sucede en el gobierno, pues explicó que algunos de los hitos de su mandato, como el acuerdo nuclear con Irán, o el de cambio climático se hicieron bajo la asesoría y la influencia de mujeres claves en su gabinete, especialmente en el área de su seguridad, tradicionalmente reservada a los hombres.
Cuando le preguntaron cómo era el mundo que se imaginaba para sus hijas Sasha y Malia, dijo que le gustaría uno que le pusiera atención al calentamiento global”, y en un evidente pullazo a su sucesor, Donald Trump, señaló: “Algunas veces los políticos dicen lo que se les ocurre y eso les puede funcionar algún tiempo, pero luego la verdad los atrapa”.
Algunas veces los políticos dicen lo que se les ocurre y eso les puede funcionar algún tiempo, pero luego la verdad los atrapa.
Y continuó: “Tengo fe en la capacidad humana para resolver problemas, pero esto requiere utilizar nuestra mente y eso a veces no lo hacemos. Quiero (…) un mundo en el que la gente crea en hechos no en opiniones (…) Y finalmente, quiero un mundo en el que podamos superar las diferencias (…) Quiero una sociedad en la que reconozcamos la humanidad que tenemos”.
Al filo de las 6 de la tarde Obama se despidió. Se levantó de su silla, juntó sus manos en una especie de Námaste hinduista y se despidió del público que lo aclamó. Su próxima cita será en Sao Paulo (Brasil).
EDUARD SOTO y SANDRA RAMÍREZ
Redacción Internacional EL TIEMPO
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