Al menos siete migrantes murieron, entre ellos una mujer, dos bebés y un niño pequeño, debido a la ola de calor extremo en medio del verano en Estados Unidos.
Mientras, otros cientos de migrantes menores de edad, que permanecieron detenidos en una masificada comisaría de la Patrulla Fronteriza de ese país, fueron trasladados a otras instalaciones, según informó este lunes The New York Times.
La mujer y los tres niños pudieron haber muerto el domingo antes de que la Patrulla Fronteriza estadounidense los encontró cerca del río Bravo en el sur de Texas, según dijo este lunes un funcionario local, que pidió no ser identificado.
Se cree que las víctimas perdieron la vida por la exposición al calor y la deshidratación en un área a unos 29 kilómetros al este de la ciudad texana de McAllen.
Al oeste, agentes de la Patrulla Fronteriza en el área de Del Río recuperaron los restos de dos hombres en un rancho cerca de Carrizo Springs, luego de que llamadas anónimas el 19 y el 20 de junio alertaron de migrantes perdidos, dijo la agencia .
Por su parte, los menores detenidos en Clint, en la frontera de Texas, fueron separados o bien de los adultos con los que ingresaron sin papeles a EE. UU. o bien de madres adolescentes.
Aunque el tiempo máximo que pueden permanecer los menores en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza es de 72 horas, según señalan los documentos, algunos permanecieron semanas en Clint por el desbordamiento del sistema de albergues en estos últimos meses.
La decisión de su traslado se produjo tras una visita a la comisaria de un grupo de abogados, que denunciaron que los menores vivían en condiciones insalubres: sin pañales para bebés, jabón, ropa limpia, cepillos de dientes ni comida adecuada.
El informe de los abogados, algunos pertenecientes a prestigiosas facultades de Derecho, generó mucha polémica en el país ya que este tipo de visitas no son habituales y permitió conocer cómo gestiona la actual crisis migratoria el Gobierno de Donald Trump.
Según el diario neoyorquino, cerca de 250 de los menores fueron trasladaron al sistema de albergues del Ministerio de Salud y Servicios Sociales luego de la visita de los abogados.
Otros fueron llevados a una instalación con tiendas de campaña construida recientemente para acoger a familias migrantes y ubicada en la ciudad texana de El Paso, el punto fronterizo más caliente de la actual oleada migratoria.
El sistema de albergues del Gobierno empezó la semana pasada a aligerar su masificación gracias a una reducción en las llegadas de migrantes consecuencia de la presión en la frontera que ejerce el Ejecutivo de México.
También por la eliminación de trabas para adoptar temporalmente a los menores que están en los albergues.
La frontera sur de EE. UU. vive desde hace meses una oleada sin precedentes en la última década de migrantes, en su mayoría familias centroamericanas solicitantes de asilo.
EE. UU. detuvo en mayo en su frontera sur a más de 132.000 inmigrantes, un 30 % más que en abril y se convirtió en la mayor cifra registrada en un solo mes desde 2006.
A raíz de esta situación, Trump forzó al Gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador a aumentar la seguridad en sus fronteras bajo la amenaza de imponer aranceles a todas las importaciones mexicanas.
Washington también acordó con México devolver a todos los solicitantes de asilo que crucen la frontera sin papeles a la espera de que la Justicia resuelva sus casos.
Reuters y Efe