Mijaíl Gorbachov, un líder atrapado entre el heroísmo y la tragedia

Tanto o más sorprendente que la caída de la URSS es que Mijaíl Gorbachov (Stávropol, 1931) llegara a la cima del poder soviético. Esa impresión queda mientras se lee ‘Gorbachov. Vida y época’, la impactante biografía firmada por el autor estadounidense William Taubman, profesor emérito de ciencias políticas en el Amherst College (Massachusetts), y ganador del premio Pulitzer por su biografía sobre Nikita Jruschov.

Gorbachov nació en una familia campesina, y desde pequeño ayudó con las labores del campo, especialmente cuando su padre fue reclutado por el Ejército Rojo para frenar la invasión de los nazis a la URSS. Ya terminada la Segunda Guerra Mundial, forjado en el trabajo duro, Mijaíl no quería volver al colegio. Pero su familia lo obligó. Le improvisaron holgadas ropas para que estuviese lo más presentable posible, pero, una vez en la escuela, el niño de 14 años se dio cuenta de que estaba muy atrasado en las materias, pues no entendía nada.

“No permanecí allí –contó años después–, sino que regresé a casa, arrojé el único libro que tenía y le anuncié a mi madre que no pensaba volver”. La madre lloró, luego tomó algunas cosas de la cabaña en la que vivían, salió de esta, vendió los bienes y volvió a casa con una pila de libros. Su hijo no se conmovió, le insistió con que no iría al colegio. Sin embargo, ya solo, revisó los libros, los leyó y se transportó: “Mi madre se fue a dormir, pero yo seguí leyendo. Y algo debió ocurrir esa noche en mi cabeza, porque a la mañana siguiente me levanté y partí a la escuela”.

Seguro de sí mismo

Desde joven se ve a Gorbachov como alguien confiado, quizás arrogante, pero también sociable y gentil, estudioso y muy trabajador: con las mejores notas e incluso premiado por el régimen soviético por su trabajo en el campo. Al preguntarle por la personalidad de Gorbachov, Taubman cree que sus rasgos de carácter claves son “la seguridad en sí mismo, el optimismo y la confianza en otras personas. Son rasgos particularmente notables porque, nacido en marzo de 1931, creció en tiempos terribles: tres de sus tíos y tías murieron en la hambruna de los años treinta; sus dos abuelos fueron arrestados durante las purgas y enviados al Gulag; los nazis ocuparon la aldea de Gorbachov (Privolnoie) durante varios meses en 1941, cuando tenía 12 años”. Eran los tiempos de Stalin.

Taubman cree que Gorbachov se sobrepuso a esas pruebas y salió de ahí “con un temperamento tan soleado” debido en gran medida a sus padres y abuelos. “Pero cualesquiera que sean sus orígenes –agrega–, estos rasgos de personalidad ayudan a explicar tanto sus éxitos como sus fracasos. Un hombre menos seguro de sí mismo nunca hubiera creído que podría democratizar un país que nunca había conocido la democracia. Tampoco habría estado tan seguro de poder controlar a sus colegas comunistas de línea dura, que estuvieron cerca de derrocarlo en el abortado golpe de agosto de 1991, ni tan seguro de que podría derrotar a Boris Yeltsin, quien finalmente lo derrotó”.

¿Cuán importante fue para Gorbachov lo que vivió en su infancia y juventud? ¿Influyó en su visión política?

La exposición de Gorbachov a los horrores de la década de 1930 no le impidió convertirse en una persona notablemente optimista. Pero mientras crecía, también vio a través de gran parte de la propaganda estalinista, y supo que su abuelo había sido torturado en prisión y que la vida real de los granjeros colectivos era repugnante, brutal y breve. Más tarde, mientras veía una película estalinista sobre unos “alegres” campesinos que traían la cosecha, Gorbachov susurró a Zdenek Mlynar, su mejor amigo en la Universidad de Moscú: “Eso no es cierto. Si no se usara la fuerza bruta contra ellos, los campesinos probablemente no trabajarían para nada”.

En la misma universidad, Gorbachov conoció a Raisa Titarienko, su futura esposa, que renunció a su carrera como filósofa por el trabajo de su marido. ¿Qué significó para él, en el plano intelectual y político, su matrimonio?

Raisa era un año más joven que su esposo, pero estaba un año más arriba que él en la Universidad de Moscú. Aunque ambos eran de un origen extremadamente humilde, se convirtió en una especie de guía intelectual y cultural para él en la universidad. Él la describe como “maximalista”, lo que significa que a ella no le gustaba comprometerse (cosa que él aprendió a hacer como político). Además, descubrí que los asesores que trabajaban con los dos en el Kremlin estaban divididos equilibradamente entre los que deseaban que Gorbachov hubiera seguido más los consejos de su esposa y los que deseaban que lo hiciera con menos frecuencia.

¿Cómo llegó a la cima del sistema un escéptico?

Irónicamente, una de las razones por las que Gorbachov ascendió tan rápidamente fue que se parecía al “nuevo hombre soviético”. A sus superiores en Moscú les parecía el producto casi perfecto del comunismo. Era inteligente, educado, trabajador, idealista. Consultado sobre su primera impresión de Gorbachov, casi todos los que entrevisté en Stávropol dijeron que lo consideraban “erudito”. Afortunadamente para Gorbachov, Stávropol se encuentra cerca de varios centros turísticos del Cáucaso norte, donde los principales líderes –como Yuri Andropov, Aleksei Kosygin y Mikhail Suslov– pasaban las vacaciones; cuando lo hacían, Gorbachov era a menudo su anfitrión. Todos quedaron impresionados por él, particularmente Andropov (director de la KGB y, luego, líder de la URSS), quien, según dijo más tarde Raisa, fue el factor clave en la promoción de su marido a la cima.

Una de las razones por las que Gorbachov ascendió tan rápidamente fue que se parecía al “nuevo hombre soviético”. A sus superiores en Moscú les parecía el producto casi perfecto del comunismo

¿Gorbachov disimuló sus ideas?

Por supuesto, Gorbachov no transmitió exactamente las dudas más serias que tenía sobre el sistema soviético, y se benefició del hecho de que los líderes como Andropov tenían sus propias dudas. Sus compañeros del Politburó que lo eligieron para ser su líder en 1985 se dieron cuenta de que se necesitaban reformas moderadas. De lo que no se dieron cuenta, y quizás él tampoco lo hizo en 1985, es de que terminaría no solo intentando reformar el comunismo soviético, sino transformándolo.

Habiendo sido Zdenek Mlynar uno de sus mejores amigos, ¿qué posición tuvo Gorbachov respecto a la Primavera de Praga?

En 1968, Gorbachov era un funcionario comunista de alto rango en Stávropol. Como tal, recibió instrucciones de condenar la Primavera de Praga. Gorbachov hizo lo que le dijeron, pero, leyendo entrelíneas en sus discursos, creo que se puede ver que su corazón no estaba puesto del todo en sus ataques a lo que estaban haciendo los checos. De hecho, en sus memorias, Gorbachov escribe: “Juro por mi corazón que sabía que tenían razón”. Después de 1968, Mlynar fue degradado a un oscuro cargo de administración forestal, pero en 1988 le dijo a un entrevistador: “Moscú está haciendo lo que nosotros hicimos en Praga, pero aún más radicalmente”.

¿Qué situación vivía la URSS en 1985, cuando Gorbachov llega al poder?

El sistema soviético se estaba agotando: el crecimiento económico se había desacelerado, la agricultura estaba en una condición catastrófica, la ideología marxista-leninista, como dijo Solzhenitsyn, estaba “muerta” –en el sentido de que, prácticamente, nadie creía ya en ella– y el imperio soviético era demasiado extenso. Pero eso no significa que la URSS estuviese a punto de colapsar. El pueblo soviético estaba acostumbrado a las privaciones, la ideología seguía configurando la política del Kremlin, porque los que tenían el poder tenían que fingir que creían en ella, y el mundo seguía viendo al país como una superpotencia armada hasta los dientes con armas nucleares. No es claro cuánto tiempo se las podría haber arreglado la URSS, ¿diez, quince, veinte, veinticinco años? El intento de Gorbachov de transformar el sistema soviético contribuyó a su temprano fallecimiento, pero también debería decirse que, como resultado de sus esfuerzos, el imperio soviético se derrumbó sin el terrible derramamiento de sangre que marcó el fin de tantos otros imperios.

Admirado y menospreciado

El mundo se divide cuando se trata de comprender a Gorbachov, dice Taubman: en Occidente es el mayor estadista de la segunda mitad del siglo XX, en Rusia es menospreciado por quienes lo culpan de la caída de la URSS y la bancarrota económica consiguiente; para unos es un hombre con “visión y coraje”; para otros, un “ingenuo’ y hasta un ‘traidor”.

¿Qué visión tiene usted?

En mi libro argumento que Gorbachov es un héroe por abrir la puerta a la democracia en la URSS y por hacer más que cualquier otro líder mundial para poner fin a la Guerra Fría. Pero concluyo que es un héroe trágico, porque su esfuerzo por transformar la URSS contribuyó a su colapso final. Y también porque, después de que su amada esposa Raisa murió de leucemia en 1999, él dijo: “Yo tengo la culpa. Yo soy el que la mató”. Lo que quiso decir, creo, es que, aunque ella fue la primera primera dama soviética moderna (inteligente, sofisticada, elegante), fue demasiado sensible a la avalancha de ataques políticos y personales que cayeron contra él cuando la situación soviética empeoró en 1990 y 1991, y luego cuando fue forzado a dejar su cargo a fines de 1991. Ella le insistió para que se retirara antes, pero él se negó a hacerlo y luego, cuando se postuló para la presidencia rusa en 1996, contra su consejo, ella insistió en acompañarlo durante su fallida campaña, en la que recibió menos del uno por ciento de los votos.

JUAN RODRÍGUEZ M.
EL MERCURIO (Chile) – GDA

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