El primer ministro británico, Boris Johnson, solicitó este miércoles a la reina Isabel II la suspensión temporal del Parlamento, un polémico paso que la oposición tilda de «antidemocrático» y que bloquea cualquier amago por evitar un brexit (salida de la Unión Europea) sin acuerdo.
En un momento incierto para la política nacional, el líder tory generó un terremoto político al confirmar sus planes de cerrar los Comunes desde «la segunda semana de septiembre» hasta el 14 de octubre, cuando se llevará a cabo la ceremonia de apertura de la nueva legislatura, el llamado «Discurso de la reina» y quien horas después aceptó la propuesta.
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Eso en la práctica suspendería las actividades del Parlamento por cerca de un mes a partir de mediados de septiembre. La medida agrava la crisis constitucional que atraviesa Reino Unido y podría obligar a sus opositores a pedir una moción de censura al gobierno, lo que podría llevar a una elección anticipada.
La noticia hizo caer con fuerza la libra esterlina. La Iglesia de Inglaterra dijo que una salida caótica desde la UE dañaría a los pobres y no llevaría a la reconciliación ni la paz en un país fracturado.
Jeremy Corbyn wants to cancel the referendum and argue about Brexit for years. I am committed to leading our country forward and getting Britain out of the EU by October 31st #LeaveOct31
— Boris Johnson (@BorisJohnson) August 27, 2019
Pero lo que muchos se preguntan es por qué el primer ministro, quien apenas lleva un mes en el cargo, busca atarle las manos al Parlamento en el tema más sensible para los británicos en décadas.
Johnson, quien fue uno de los ideólogos y más fuertes defensores de la salida del Reino Unido de la Unión Europea a como diera lugar, había estado buscando perfilarse para asumir el liderazgo británico desde hace varios meses.
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De hecho, a Johnson se le acusa de haber utilizado mentiras acerca de los beneficios que representaría para el Reino Unido salirse de la Unión Europeo y los perjuicios que le acarrearían de continuar en el bloque.
Por eso, Johnson aprovechó la lentitud y las dificultades que afrontó la ex primera ministra Theresa May para llegar a un acuerdo con la Unión Europea, pero también a nivel interno con el Parlamento para que lo aceptara.
En ese contexto, Johnson capitalizó el ambiente político enrarecido por la discusión del brexit y el 24 de julio se convirtió en primer ministro.
“Cumpliremos la promesa hecha por el Parlamento al pueblo y saldremos de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre, sin condiciones”, dijo Johnson en su primer discurso en la puerta del 10 de Downing Street, tras haber sido investido oficialmente por la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham.
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Usando el tono que lo caracteriza, Johnson prometió en su discurso que lograría el brexit en la fecha aguardada “cueste lo que cueste”, y con ello batirá a “los incrédulos, a los pájaros de mal agüero, a los aguafiestas”.
Cumpliremos la promesa hecha por el Parlamento al pueblo y saldremos de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre, sin condiciones
Conocido por sus meteduras de pata, su oratoria florida y brillante, y su turbulenta vida amorosa, fue designado nuevo líder del Partido Conservador, sucediendo a May, quien renunció a raíz de su fracaso para lograr el divorcio con la UE.Johnson es explosivo, impredecible y con una visión conservadora de una derecha que algunos califican de extrema.
La decisión de este miércoles es sin duda la más osada hasta el momento de Johnson, para sacar al país de la Unión Europea con o sin un acuerdo de divorcio.
Cuando se le preguntó en una entrevista si intentaba evitar que los políticos retrasaran la salida de Reino Unido desde la UE, Johnson respondió: «Eso es completamente falso». «Habrá abundante tiempo antes y después de la crucial cumbre (de líderes de la Unión Europea) del 17 de octubre, abundante tiempo en el Parlamento para que los legisladores debatan la UE, para que debatan el Brexit y todos los otros temas, abundante tiempo», agregó.
La medida provocó indignación entre los opositores de Johnson e incluso algunos políticos de alto rango del Partido Conservador. «No se equivoquen, este es un golpe de Estado muy británico», dijo John McDonnell, el segundo hombre más poderoso del Partido Laborista. «Sin importar lo que uno piense sobre el brexit, una vez que permites que un primer ministro evite la operación plena y libre de nuestras instituciones democráticas estás en una senda muy precaria».
A sólo 65 días de la fecha de salida, los parlamentarios están luchando para evitar que el primer ministro retire al país desde la UE sin un acuerdo de transición, dejando a uno de los países más estables de Europa en territorio desconocido.
El aluvión de críticas demoledoras a sus planes ha tensado más la situación política y un grupo multipartito formado por más de 70 diputados valora ya la posibilidad de recurrir a la Justicia para bloquear la suspensión parlamentaria.
El líder de la Cámara de los Comunes, el tory John Bercow, tildó el gesto de Johson de «aberración constitucional», mientras que el líder laborista Jeremy Corbyn ha dicho que supone una «aberración y una amenaza a la democracia».
Corbyn se ha mostrado «espeluznado frente a la osadía del Gobierno de Johnson, que habla de soberanía y, sin embargo, busca suspender el Parlamento para evitar el escrutinio a sus planes para (ejecutar) un temerario ‘brexit’ sin acuerdo».
El dirigente del principal partido de la oposición se ha dirigido a la reina Isabel II para recalcar que interrumpir la actividad parlamentaria «no es aceptable» y acusar a Johnson de «avasallar la democracia» británica. Corbyn anunció además que ha escrito a 116 diputados tories e independientes, entre ellos la ex primera ministra Theresa May y el extitular de Economía Philip Hammond, pidiendo su apoyo para respaldar mecanismos con el fin de abortar una salida brusca de la UE.
Temas críticos
Es un hecho inédito que en plena crisis del brexit, el primer ministro amordace al Parlamento.
Algunos miembros del parlamento, incluso conservadores, ya hablan de la posibilidad de una moción de censura contra Johnson. Eso se podría hacer muy rápido, pero la crisis política posterior sería peor y se tendría que hacer un llamado a elecciones, en las que Johnson podría verse beneficiado.
Lo que sí es indudable es que hay un choque de trenes entre el ejecutivo y el legislativo británico
Los Comunes descansan entre septiembre y octubre, durante la temporada de congresos de los partidos, pero la medida de Johnson enrareció el ambiente y poco descanso van a tener los políticos británicos.
* Con Reuters y Efe