Un nuevo episodio en el caso del periodista Jamal Khashoggi -quien fue asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul- se conoció esta semana, luego de que salió a la luz una escalofriante conversación entre el periodista y sus asesinos.
El periódico ‘Daily Sabah’ -próximo al gobierno turco- reveló la presunta transcripción del audio del asesinato del periodista el pasado octubre.
La grabación, obtenida, según el rotativo, por los servicios de inteligencia turcos, empieza con una conversación entre dos altos funcionarios saudíes involucrados en el asesinato minutos antes de que Khashoggi entrara en el edificio diplomático.
En ella, el alto oficial de la inteligencia saudí Maher Abdulaziz Mutreb preguntó si ya había «llegado el animal para ser sacrificado» y si debían meterlo en una bolsa. El forense Mohammad Abdah Tubaigy le respondió que Khashoggi era demasiado alto y pesado y recomendó descuartizarlo para sacarlo del edificio en varias bolsas.
(Lea también: CIA concluyó que el príncipe saudí ordenó el asesinato de Khashoggi)
«Siempre he trabajado con cadáveres. Sé cortar muy bien. Sin embargo, nunca he trabajado con un cuerpo caliente, pero también lo lograré fácilmente
«Siempre he trabajado con cadáveres. Sé cortar muy bien. Sin embargo, nunca he trabajado con un cuerpo caliente, pero también lo lograré fácilmente. Normalmente me pongo los auriculares y escucho música cuando descuartizo cadáveres. Mientras tanto, bebo mi café y fumo. Después de desmembrarlo, envolveré las piezas en bolsas de plástico, las colocaré en bolsas y las sacaré (del edificio)», afirmó el forense, según las transcripción del diario turco.
Ambos funcionarios saudíes están entre los cinco que se enfrentan a la pena de muerte por «ordenar y cometer el crimen», de un total de 21 sospechosos que están siendo juzgados en Arabia Saudí.
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman (d), se reunió con Salah bin Jamal Khashoggi (i), uno de los hijos del periodista saudí Jamal Khashoggi.
EFE / Bandar Algaloud
El audio continúa con la entrada de Khashoggi en el consulado, donde Mutreb le dijo al periodista que había una orden de la Interpol solicitada por Riad para que volviera a su país, mientras que Khashoggi respondió que no existían órdenes de extradición contra él y que su prometida estaba en la calle esperándolo.
La grabación obtenida por los servicios de inteligencia turcos, empieza con una conversación entre dos altos funcionarios saudíes
Los funcionarios saudíes le pidieron que le dejara un mensaje a su hijo diciendo que se encontraba bien, por si éste intentaba localizarlo, pero Khashoggi se negó. Después el periodista vio una toalla y preguntó a sus captores si iban a drogarlo, y estos le respondieron que iban a hacer que se durmiera.
Tras ser drogado, Khashoggi pidió que no lo dejaran «con la boca cerrada» antes de perder el conocimiento. «Tengo asma. No lo hagas, me asfixiarás», fueron las últimas palabras de Khashoggi. Luego el periodista fue asfixiado con una bolsa de plástico mientras sus captores dudaban si seguía con vida.
«¿Está dormido?», preguntó uno. «Está levantado la cabeza», constató otro. «Sigue apretando», «aprieta bien», apremió el primero. Después de un rato comenzó a escucharse el sonido de una sierra de autopsia durante una media hora, tiempo en el que, supuestamente, el forense descuartizó a Khashoggi.
La relatora de Naciones Unidas para las ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, señaló en un informe el pasado junio que el Estado saudí «debe ser visto como responsable» del asesinato y apuntó a «evidencias creíbles» que vinculan al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman con la muerte de Khashoggi.
(Lea también: ¿Por qué Khashoggi decía que el príncipe saudí era una ‘bestia’?)
En los días posteriores a su desaparición Riad negó cualquier relación con el asesinato, aunque tres semanas después -cuando las pruebas se acumulaban en su contra- confesó que Khashoggi había muerto por una pelea accidental.
Finalmente el gobierno saudí admitió que el asesinato de Khashoggi fue premeditado, pero negó cualquier vínculo de los autores con la familia real.
EFE
