KIEV, Ucrania — Los restos de Dmytro Gubariev tienen más de 10 meses de yacer en su recámara. Ese es el tiempo que su madre ha estado esperando para enterrar sus cenizas.
Iryna Gubarieva, de 52 años, está decidida a asegurarse de que su hijo, que murió defendiendo la ciudad ucraniana de Mariúpol, tenga su morada final como un héroe en el Cementerio Nacional Militar Conmemorativo prometido desde hace mucho tiempo —y dice que muchas otras familias están haciendo lo mismo. Gubariev, miembro del Regimiento Azov de Ucrania, murió el 15 de abril del 2022.
“Acudimos a las ceremonias fúnebres de sus compañeros de armas que son identificados, y básicamente todos siguen sin enterrar”, dijo Gubarieva, con su voz empezando a temblar. “Las familias están esperando este cementerio”.
Miles de familias han enterrado a los soldados caídos en cementerios ordinarios, con las tumbas adornadas con tributos, formando “Callejones de Héroes”. Pero Gubarieva y otros dicen que esos sitios no sólo se están llenando, sino que sólo un monumento militar nacional corresponde a los sacrificios de sus seres queridos.
“Queremos que sea una conmemoración digna”, dijo Gubarieva.
Los planes para el cementerio tienen más de una década de estar en proceso. En mayo del 2022, unos tres meses después de que estallara la guerra, el Parlamento de Ucrania adoptó una ley que preveía un cementerio conmemorativo militar nacional. En marzo pasado, el Gobierno dijo que se había elegido un sitio —8 hectáreas de bosque en las afueras de Kiev— pero aún no inicia la construcción.
Familias como la de Gubarieva han asistido a juntas, escrito cartas y organizado una protesta. Dicen que se hicieron promesas y que los retrasos están complicando el proceso de duelo.
Yulia Laputina, Ministra de Asuntos de Veteranos de Ucrania, dijo que ella y sus colegas se comunican “regularmente con las familias de los héroes caídos y entendemos sus necesidades”.
Es imposible saber cuántas familias están esperando para enterrar a sus muertos.
Sin duda, el Ministerio de Asuntos de Veteranos de Ucrania está abrumado con la rehabilitación de cientos de miles de veteranos —a la vez que las filas siguen creciendo.
Ese no es consuelo para Viktoria Krasovska, quien a veces lleva los restos de su esposo, Vitaliy Krasovsky, a la casa de su suegra, colocándolos sobre una repisa que se ha convertido en un pequeño altar. Krasovsky, miembro del Regimiento Azov en Mariúpol, murió el 20 de marzo.
“Ya lo prometieron”, dijo Krasovska. “Que por una vez cumplan su promesa”.
El Ejército de Ucrania no ha publicado cifras de bajas. Documentos filtrados del Departamento de Defensa de EU estimaron que a febrero habían muerto hasta 17 mil 500 soldados ucranianos. Los combates han continuado desde entonces, con Kiev lanzando una contraofensiva en junio, una campaña que ha provocado un gran número de bajas.
Iniciar la construcción de un cementerio militar diseñado para albergar a 50 mil caídos podría enviar un mensaje escalofriante sobre las pérdidas en una guerra para la que no se vislumbra un final. Pero Krasovska desestimó eso y dijo que el número de víctimas ya era claro. “Toda persona que vive en la ciudad o en el campo ve cementerios con banderas militares por todas partes”, dijo.
Agregó que comprendía que los funcionarios ucranianos tenían otras prioridades —pero no por qué no se podía abordar lo del cementerio al mismo tiempo. También hizo eco de Gubarieva al decir que su esposo y sus compañeros combatientes de Azov habían hablado de sus deseos: “Querían ser enterrados juntos, tal como prestaron servicio”.
Krasovska dijo que los retrasos eran frustrantes, pero insistió en que esperaría.
“Tenemos que enterrar a nuestros militares de la manera correcta para que sean recordados”, dijo. “Deberíamos obtener lo que se merecen”.
Anna Lukinova contribuyó con reportes a este artículo.
Por: CASSANDRA VINOGRAD
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