Lightfoot, la primera alcaldesa afroamericana y homosexual de Chicago

Este martes los residentes de la ciudad Chicago (Estados Unidos) eligieron por primera vez a una mujer afroamericana y homosexual como alcaldesa, en unas elecciones históricas para la ciudad que actualmente lucha con escaladas cifras de violencia armada.

Lori Lightfoot, una abogada y exfiscal federal de 56 años, superó a la dura candidata Toni Preckwinkle, también afroamericana, por un amplio margen de 74 por ciento contra el 26 por ciento de los votos.

Lori Lightfoot

Lori Lightfoot besa a su esposa Amy Eshleman durante su discurso, tras conocer los resultados de la elección.

«Enfrentamos a intereses poderosos», dijo Lightfoot en su discurso de victoria, acompañada por su esposa e hija. «Hoy, ustedes hicieron más que hacer historia, crearon un movimiento para el cambio», aseguró a una multitud de entusiasmados seguidores.

Preckwinkle es la jefa ejecutiva del condado de Cook, al que pertenece Chicago. Según analistas, esta posición fue precisamente lo que le jugó en su contra, en una elección donde los votantes querían agitar al estamento político de la ciudad, agotados por la violencia armada que cobra más vidas allí que en cualquier otra gran ciudad estadounidense.

Las dos candidatas, ambas demócratas, compitieron con programas reformistas y progresistas, con promesas de hacer una «limpieza» en el gobierno de la ciudad, de reducir las desigualdades económicas y de combatir los dominantes discursos de odio y segregación.

«He conocido familias de nuestros comunidades inmigrantes (…) y estas personas están asustadas por el clima de odio y miedo», añadió en su discurso de inauguración la nueva alcaldesa.

Una alcaldesa hecha a pulso 

Lightfoot, nacida el 4 de agosto de 1962, en Ohio, se graduó de ciencia política en la Universidad de Michigan y luego recibió el título de abogada en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chicago.

Su primera aparición en el terreno político fue trabajando como asesora de los congresistas Ralph Regula y Barbara Mikulski, el primero republicano y la segunda demócrata. 

La abogada también trabajó por un largo periodo ejerciendo la jurisprudencia en el estudio Mayer Brown, firma de abogados con la que representó a candidatos del Partido Republicano que protestaban contra normas electorales que beneficiaban al oficialismo demócrata y con la que defendió al oficial de policía Paul Powers, acusado por cargos de agresión física.

Así, Lightfoot empezó a acercarse al poder. En 1996 asumió la fiscalía auxiliar para el Distrito Norte de Illinois por seis años, en 2002 pasó a ser administradora jefe de la oficina de Normas Profesionales del Departamento de Policía de Chicago y continuó asumiendo cargos públicos hasta el 2018 cuando renunció como presidenta de la Junta de Policía de Chicago para lanzarse a campaña por la alcaldía. 

La campaña de la «más negra»

La nueva alcaldesa, casada hace más de diez años con Amy Eshleman, con quien adoptó a su hija de once años , recibió duros comentarios durante la campaña por representar y defender su origen afroamericano y su identidad sexual.

Durante todo febrero recibió ataques en redes sociales y participó en fuertes debates cargados de insultos ligados a su grado de «autenticidad racial» frente a su principal contrincante, también afroamericana, acompañados de propagandas también con tintes agresivos. 

Además, en varias ocasiones Lightfoot tuvo que defenderse ante quienes cuestionaban su «falta de experiencia» en un cargo como la alcaldía, para enfrentar los desafíos de corrupción y violencia que caracterizan a Chicago.

Lightfoot se presentó desde la campaña como una una antítesis a los ocho años de alcaldía anterior

Así, en toda la campaña Lightfoot se mantuvo confiada para suceder al exalcalde Rahm Emanuel, que en su momento fue muy reconocido dentro del Partido Demócrata por asistir como primer jefe de gabinete en la administración Obama. Sin embargo, su frágil postura frente al asesinato de Laquan McDonald, el joven negro asesinado por un oficial de policía en Chicago, le costó duras críticas y terminó desistiendo a optar por un tercer mandato.

En ese sentido, Lightfoot se presentó desde la campaña como una una antítesis a los ocho años de la alcaldía anterior, quien también cerró varios de colegios públicos donde estudiaban principalmente negros e hispanos. 

Aires de cambio en Chicago

La alcaldesa asume el poder en medio de una fuerte crisis de violencia que azota la ciudad. Tan solo el año pasado, más de 550 personas fueron asesinadas en Chicago a manos de pandillas, normalmente alimentada por el tráfico de drogas y, la mayoría, en barrios afroamericanos y con dificultades económicas.

El número supera las cifras de homicidios en Nueva York y Los Ángeles, cuyas poblaciones son mayores. Por esto, dicen analistas, la votación estuvo marcada por una sensación de hartazgo de la política local en este bastión demócrata.

Los votantes de Chicago parecen estar en una actitud mental de ‘expulsar a los vagos

«Los votantes de Chicago parecen estar en una actitud mental de ‘expulsar a los vagos'», dijo Evan McKenzie, profesor de Ciencia Política de la universidad de Illinois.

«El mensaje es que (los votantes) quieren nuevas ideas y un gobierno más limpio (…) están cansados de la corrupción, de las investigaciones federales a funcionarios de la ciudad, de la mala conducta de la policía y de una crisis presupuestaria», agregó McKenzie.

Ahora, Lightfoot asegura que su experiencia dentro de los mandos de la policía y en los juzgados como abogada serán claves para cambiar el panorama de violencia en la ciudad y para promover el aire de inclusión sin importar raza, nacionalidad o identidad sexual, en un contexto nacional que parece ir al lado contrario. 

Redacción Internacional
*Con información de agencias  

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