India: comienzan las elecciones más grandes del mundo

La India, con casi 900 millones de votantes, se lanza este jueves a un despliegue mayúsculo de tecnología, seguridad y logística para garantizar que en la mayor democracia del mundo nadie quede sin depositar su voto.

El segundo país más poblado con 1.250 millones de habitantes -y casi el triple de votantes que la población de Estados Unidos- empleará seis semanas para elegir a los 543 parlamentarios de la Lok Sabha, la Cámara Baja del Parlamento, a través de un proceso de siete fases en los 29 estados y siete territorios de la unión.

El primer ministro, Narendra Modi, y su partido, el nacionalista hindú BJP, se perfilan como favoritos a repetir la victoria en el nuevo marathon electoral , aunque se asoma con fuerza en la oposición el histórico y populista Partido del Congreso, de Rahul Gandhi, que espera dar la campanada gracias a un juego de alianzas.

«India es valorada en todo el mundo por cosas grandiosas, pero por tres sobre todas las demás: el Taj Mahal, el mahatma Gandhi y la democracia electoral de la India», asegura el jefe de la Comisión Electoral (CE) del país asiático entre 2010 y 2012, S.Y. Quraishi, en el prefacio del libro «Una maravilla indocumentada».

La Comisión Electoral pasa en unas pocas semanas de 400 trabajadores de planta que trabajan habitualmente en la institución a unos 11 millones de funcionarios.

La consulta requerirá de grandes esfuerzos logísticos para llegar a todos los electores, incluso en los lugares más remotos, y podría alcanzar un costo sin precedentes de 7.000 millones de dólares, según estimaciones del analista y director de la plataforma de asesoría electoral Right to Vote, Neeraj Gutgutia.

El monto, que equivale a unos 7 dólares por elector, se compara solo con las estimaciones de gasto de las últimas elecciones generales y del Congreso de Estados Unidos, juntas. La normativa electoral, bajo la premisa «ningún votante se queda atrás», obliga a las autoridades a asegurarse que los votantes no necesiten viajar más de 2 kilómetros, o cruzar barreras geográficas tales como ríos, desfiladeros o selvas, para depositar su voto.

Tener esta determinación en un caleidoscopio de cultura, religión, geografía y lenguas, requiere que se emplee además helicópteros, trenes, aviones, botes, bicicletas, camellos y hasta elefantes, para llegar hasta el último elector.

Las elecciones legislativas en la India cuestan 7.000 millones de dólares.

Son casos como el de la localidad de Kakai, en el estado occidental de Gujarat, con un centro electoral en el corazón de un santuario de leones instalado para el único elector que habita en ese lugar y que se niega a abandonar el templo en el que vive.
«No importa si él ha decidido participar o no en la votación, la Comisión Electoral debe instalar el centro de votación allí desde las 8.00 hasta las 17.00 del día que corresponde»,
explicó a Efe V.S. Sampath, ex jefe de la CE para las pasadas elecciones generales de 2014.

Para Sampath los elementos que hacen de esta una elección «única» se basan en los retos que representan la población, las diferencias geográficas, los requerimientos de seguridad, y los esfuerzos para hacer de esta elección un proceso en el que confiar.

En el remoto Kakai, estado de Gujarat, hay un santuario de leones y un solo habitante vive en un templo del lugar, que se niega a abandonar. Se le debe garantizar el derecho al voto.

El equipo de la CE pasa en unas pocas semanas de 400 trabajadores de plantilla que trabajan habitualmente en la institución a unos 11 millones de funcionarios que garantizan la operatividad de 1.035.918 centros electorales, con por lo menos cinco empleados por cada colegio, explicó el exjefe de la CE.

Las elecciones se llevan a cabo con un sistema electrónico que incluyen localizadores de GPS para vigilar el movimiento de cada máquina de votación, y cámaras de vídeo que graban la información que se procesa en la sala que recibe los datos.

India

Los empleados de la Comisión Electoral deben sortear muchos obstáculos y transportar el material hasta en elefantes, para garantizar el derecho al voto de 900 millones de personas.

Foto:

Reuters

Así las autoridades vigilan las máquinas que ya han sido usadas en las diferentes fases que se van completando a lo largo de algo más de un mes, y que parecen quedar fuera de la atención de testigos y observadores.

Hay 1.035.918 puestos de votación, con por lo menos cinco empleados por cada colegio.

Según los datos de 2014, entonces se presentaron 8.000 candidatos de casi 500 partidos, unos comicios en los que las autoridades indias se incautaron además de 170 millones de dólares en efectivo o licor para la compra de votos.

Narendra Modi espera repetir

El primer ministro Narendra Modi, de 68 años y que llegó al poder en 2014 con su Bharatiya Janata Party (BJP, el Partido del Pueblo Indio), espera lograr un segundo mandato. Sus rivales son el Partido del Congreso, formación que dominó la política
india desde su independencia en 1947, y una multitud de poderosos partidos regionales.

«Llamo a las personas cuyas circunscripciones votan hoy en la primera fase a que ejerzan su derecho con una participación récord», tuiteó el jefe del gobierno indio al abrirse los centros de voto. «Insto especialmente a los jóvenes y a quienes votan por primera vez a que participen de forma masiva», añadió.

Modi, nativo de Gujarat (oeste) y vendedor de té durante su infancia, goza de una gran popularidad debido a sus orígenes populares y a la imagen de hombre fuerte que cultiva, especialmente a través de su actitud marcial respecto al enemigo paquistaní. No obstante, su balance económico es su talón de Aquiles.

Nadie en la India debe caminar más de dos kilómetros para ir a votar, ni atravesar ríos, acantilados o selvas peligrosas.

A pesar de que su tasa de crecimiento resulta envidiable para otros países (6,7% en 2017-2018), se considera insuficiente ante el potencial y las necesidades de este gigante demográfico.

El país no logra generar suficientes empleos para el millón de jóvenes que llega cada mes al mercado de trabajo, mientras en el mundo rural aumenta el malestar de los agricultores.

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