A pesar de la solicitud de las autoridades de mantenerse alejados de la isla de la Cité, donde se encuentra la catedral de Notre-Dame, los habitantes de la capital francesa se congregaron, algunos conmovidos hasta las lágrimas, en los alrededores, para rendir homenaje a este símbolo de París, que se incendió este lunes, hacia las 6:50 de la tarde, hora de Francia.
El sonido de las sirenas de los refuerzos de los carros de bomberos era lo único que se escuchaba, pues los testigos presenciaban en un silencio casi sepulcral la insólita imagen de la catedral en llamas.
Los únicos que osaron romperlo fueron unos cantantes, que desde el puente de la Tournelle, justo detrás del monumento, entonaron el avemaría hacia las once de la noche.
La humareda se podía ver desde cualquier punto de la capital e incluso desde ciudades aledañas, por lo que más de 1.000 personas que viven en los edificios situados junto a ella tuvieron que ser desalojadas, y evacuados los turistas en el monumento, que es considerado, después de la torre Eiffel, el más visitado de Europa, con un registro de 13 millones de fieles y turistas en el 2017.
Y es que este templo, cuya construcción se inició en 1163, resume en sus paredes la historia y el espíritu de Francia y, por qué no, del catolicismo.
Pero, además, es símbolo de la Resistencia contra la invasión nazi, en la Segunda Guerra Mundial, y es famosa por ser el escenario de la novela Nuestra Señora de París de Victor Hugo (1831).
Una hora después resonó alrededor un aplauso dirigido al cuerpo de bomberos –cerca de quinientos fueron movilizados la noche de este lunes–, que tras varias horas de lucha contra las llamas lograron confirmar que la fachada y las dos torres estaban a salvo.
La catedral de Notre Dame duró varias horas ardiendo. Los trabajos de remodelación pudieron haber sido los causantes del incendio, pero se abrió una investigación policial.
Reuters
“Se puede considerar que la estructura de Notre-Dame está a salvo y preservada en su globalidad”, afirmó el general Jean-Claude Gallet, comandante de la brigada de bomberos de París.
Tras este, el presidente francés, Emmanuel Macron, quien llegó hasta las inmediaciones del lugar visiblemente impactado por el incendio, declaró: “Reconstruiremos Notre-Dame”.
Y aunque la mayor parte de los fondos que se empleen vendrán del Estado francés, el millonario François-Henri Pinault anunció que donará 100 millones de euros para la restauración.
La Agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que en 1991 declaró a esta edificación gótica patrimonio de la humanidad, también ofreció su apoyo. “La Unesco sigue de cerca la situación y está al lado de Francia para salvaguardar y rehabilitar este patrimonio inestimable”, escribió en Twitter Audrey Azoulay, exministra francesa de Cultura y directora general de la agencia.
Y la Fundación del Patrimonio anunció que lanzará este martes una “colecta nacional” a fin de que la población pueda aportar, pues al cierre de la edición se confirmó que dos tercios del techo quedaron destruidos, además de la aguja, sobre la que se encontraba la cruz católica, que fue la primera en caer.
Fue en ese momento cuando llegó a contemplarse la posibilidad de emplear helicópteros que arrojaran desde lo alto agua para extinguir las llamas; sin embargo, esta alternativa fue rápidamente descartada por la Dirección general de Seguridad Civil, que indicó que no era una opción viable, pues de aplicarla se corría el riesgo de que se destruyera el edificio y se provocara un incendio aún más violento.
Sobre esta opción se había referido antes el presidente estadounidense, Donald Trump, quien tras sugerir el uso de “aviones cisterna” para apagar la conflagración dijo: “¡Dios bendiga a la gente de Francia!”.
Ante los hechos ocurridos este lunes en París, la canciller alemana, Angela Merkel, expresó: “Estoy triste de ver esas terribles imágenes de Notre-Dame en llamas, símbolo de Francia y de nuestra cultura europea”. También mostró solidaridad con el país vecino: “Nuestros pensamientos están con los amigos franceses”.
Aunque en principio se ha asegurado que el fuego pudo provenir de los trabajos de restauración que se llevaban a cabo desde hace un par de meses en el techo de la catedral y que el origen habría sido “accidental”, la Dirección regional de la policía judicial abrió una investigación para determinar las causas de esta tragedia.
En todo caso, los cuerpos de seguridad aseguraron que lograron poner a salvo algunas de las piezas más preciosas de la catedral, entre ellas la túnica de San Luis y la corona de espinas que el ejército romano le habría puesto en la cabeza a Jesucristo en su camino a la cruz y que fue llevada desde Constantinopla por San Luis en el año 1239.
Reconstruiremos Notre-Dame
Estos objetos son de la mayor relevancia para los católicos y solían presentárselos a los fieles el primer viernes de cada mes, según Patrick Chauvet, rector de la catedral.
El inventario de las piezas que no lograron salvarse será detallado este martes. Se teme, por ejemplo, por una colección de camafeos de varios papas, piezas de orfebrería, tres órganos, pinturas, esculturas, las campanas y los tres grandes rosetones de vitrales, considerados verdaderas obras de arte.
Melissa Serrato Ramírez
Para EL TIEMPO
París