Sri Lanka vivió un sangriento Domingo de Resurrección: más de 200 muertos, entre ellos más de 30 extranjeros, y 450 heridos, tras una serie de atentados contra tres iglesias en las que los fieles celebraban la festividad cristiana, cuatro hoteles y un complejo residencial.
Las seis primeras explosiones ocurrieron de forma simultánea en al menos tres hoteles de lujo y una iglesia ubicados en Colombo (la capital), otra se registró en la ciudad de Katana y una más en la población de Batticaloa.
Las imágenes que llegaban de los lugares siniestrados mostraban la magnitud de la tragedia, con una de las iglesias con el techo del templo semidestruido, escombros y cuerpos esparcidos, mientras la gente trataba de socorrerlos.
«Escenas horribles. He visto miembros arrancados esparcidos por todos lados. Equipos de emergencia están desplegados en su totalidad en todos los puntos. (…) Hemos llevado a muchas víctimas al hospital, esperamos haber salvado muchas vidas», relató en Twitter el ministro para las Reformas Económicas, Harsha de Silva.
Una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a unos cien metros del zoológico de la ciudad de Dehiwala y la última explosión se registró en un complejo residencial en Colombo.
Los muertos en las primeras explosiones ascienden a 202 y los heridos a 450, mientras que en las otras dos explosiones se produjeron cinco muertes más, tres de ellos de policías, según afirmó el portavoz de la policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara.
En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4%, mientras que los budistas son el 70,2%, los hinduistas el 12,6% y los musulmanes el 9,7%, según datos del censo del 2011.
Al menos 32 extranjeros se encuentran entre los fallecidos y 30 más hospitalizados, le contó a la agencia Efe el presidente de la Autoridad de Desarrollo del Turismo de Sri Lanka, Kishu Gomas.
Entre los extranjeros muertos hay de Bélgica, Estados Unidos, China y Reino Unido, entre otros países.
Tras las ocho explosiones, el gobierno ha decretado el estado de emergencia y la policía ha impuesto el toque de queda con efecto inmediato, ante el temor a nuevos ataques.
El Ministerio de Educación ha anunciado además el cierre de todos los colegios del país entre lunes y martes, y el Banco Nacional de Sangre ha pedido a los ciudadanos que dejen de acudir en masa a donar, pues ya tiene suficientes reservas.
La investigación
El primer ministro del país, Ranil Wickremesinghe reveló que las fuerzas de seguridad habían recibido avisos de posibles ataques en el país, «pero no se le prestó la suficiente atención al asunto», algo que debe ser investigado.
«Antes que nada, lo que debemos hacer es asegurarnos de que no se desestabiliza el país», sentenció.
El portavoz de Policía de Sri Lanka anunció el arresto de 13 sospechosos vinculados con los ataques, sin dar más detalles.
Por ahora, ningún grupo armado ha reclamado la autoría de los atentados coordinados, mientras las autoridades se limitaron a clasificarlos como ataques «extremistas» e insisten en prestar mucha atención a la difusión de noticias falsas que puedan generar confusión o actos de represalia contra algún grupo étnico o religioso.
WhatsApp, Viber y Facebook han sido bloqueados temporalmente, mientras que las redes móviles e internet están saturados y apenas funcionan.
«Por favor, permanezcan en calma y no permitan ser engañados por rumores», aseguró el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, en un temprano mensaje al país, en donde han sido frecuentes los choques comunales como reacción a sucesos violentos.
La solidaridad
La comunidad internacional ha reaccionado con conmoción ante la tragedia, que han lamentado los mandatarios y autoridades de países vecinos, como India, Pakistán e Indonesia, pero también de la Unión Europea, Estados Unidos, países latinoamericanos y las naciones árabes, así Iglesias cristianas en Tierra Santa.
Los ataques contra minorías religiosas en la isla se han venido repitiendo en el pasado. Los últimos de relevancia fueron en 2018, cuando el Gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia después de que se produjeran enfrentamientos entre musulmanes y cingaleses budistas, con dos muertos y decenas de detenidos.
De los 207 muertos, 32 son extranjeros de países como Bélgica, Estados Unidos, China y Reino Unido, entre otros.
En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4%, mientras que los budistas son el 70,2%, los hinduistas el 12,6% y los musulmanes el 9,7%, según datos del censo del 2011.
Sin embargo, atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y que dejó, según datos de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.
EFE