Leopoldo López, jugada que busca una interlocución con el régimen

Sometido a la justicia casi que por voluntad propia a mediados de febrero de 2014, aunque no había pruebas de que fuera responsable intelectual de los hechos violentos que se desataron tras las masivas protestas del 12 de ese mismo mes, y condenado a 13 años y nueve meses de prisión en septiembre de 2015, Leopoldo López Mendoza es el más ilustre de los miembros de la oposición venezolana que ha estado detrás de las rejas.

Por eso, su presencia este martes, muy temprano frente al cuartel de La Carlota de Caracas, con el presidente encargado, Juan Guaidó, fue el campanazo de alerta de que algo grande se venía, pues López estaba sometido a casa por cárcel, con un régimen de vigilancia máxima en su residencia. Y, además, se le considera el cerebro gris detrás de la estrategia política encarnada por Guaidó.

Su liberación se dio gracias a un “indulto presidencial” de Juan Guaidó. Hay que recordar que López es uno de los mentores políticos del presidente encargado dentro del partido Voluntad Popular, al cual pertenecen. Dicha orden fue acatada por unidades del ejército y la Guardia Nacional que mostraron lealtad a Guaidó. Justamente, Diosdado Cabello, número dos del chavismo, reconoció “fallas en el Sebin (servicio de inteligencia), el cuerpo que vigilaba a López”.

Esas unidades trasladaron a López y Guaidó a La Carlota, en donde minutos después se inició un violento enfrentamiento entre miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que se levantaron contra el régimen y los que seguían leales a Maduro, además de la multitud de personas que llegaron al lugar.

López sabía que esa jugada era definitiva para su futuro: con más de nueve años para cumplir su condena, salir de su casa (por cárcel) representa un delito —fuga de presos— y, por lo tanto, si todo el movimiento fracasaba o no se daba rápidamente la salida de Maduro, este mismo martes podría haber sido capturado y llevado a una prisión regular y, luego, condenado a una pena mucho mayor.

Por eso se la jugó cuando, hacia el mediodía, ingresó en calidad de ‘huésped’ a la embajada de Chile con su esposa Lilian Tintori y uno de sus tres hijos. Sus padres, Leopoldo López Gil y Antonieta Mendoza de López están viviendo en Madrid (España).

En la noche, López, de ascendencia española, junto con su esposa, se trasladó a la sede diplomática de España como ‘huésped’.

Algunos han interpretado que ante la imposibilidad de que Maduro salga del poder de inmediato, el gesto de López podría ser interpretado como una derrota.

La otra posibilidad, muy utilizada por perseguidos políticos en todo el mundo, representa un problema operativo: si a Leopoldo López un gobierno extranjero le concediera la condición de asilo político, tendría dificultades, en el marco del derecho internacional, para hablar de la situación de su país y ser negociador de la crisis.

Lío diplomático con Chile

Para Enrique Gaviria Liévano, abogado, internacionalista y árbitro internacional colombiano, el tema del asilo está reglamentado en las convenciones que regulan la materia en todo el mundo, y en esos casos la persona beneficiaria de esa figura no puede participar en política del país que lo acoge y, mucho menos, en la de su propia nación.

Gaviria, en diálogo con EL TIEMPO, dice que en los casos en los cuales un asilado hace pronunciamientos políticos, el país que le otorgó esa figura jurídica se la puede derogar.

Sin embargo, el especialista consideró que en el caso del líder opositor López, al recibir la invitación del Gobierno chileno a estar como huésped en la legación diplomática en Caracas, “ocasionará una situación muy complicada para la embajada y, por supuesto, para el Gobierno chileno”. Pero “con el otorgamiendo del asilo no tiene por qué generarse un conflicto”, advierte.

El internacionalista también plantea su inquietud sobre el tiempo que el Gobierno de Madrid mantendría como huésped a López, pues esta es una figura no muy utilizada a nivel diplomático.

Con el otorgamiendo del asilo no tiene por qué generarse un conflicto.

Para Sandra Borda Guzmán, politóloga y especialista en relaciones internacionales, es incierto “que Maduro quiera negociar con los opositores después de lo que consideró una intentona golpista y porque, además, ya hay un grupo de militares que se asilaron en la embajada de Brasil, en Caracas”.

Sacar a las malas a Nicolás Maduro no está funcionando y, entonces, buscan refugio en otro país para tener una posición menos débil y buscar una posible negociación”, dijo Borda.

HOLMAN RODRÍGUEZ MARTÍNEZ
Redacción Internacional
En Twitter @holmanrodriguez

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