El conservador que ganó por un ‘milagro’ las elecciones en Australia

Luego de ganar las elecciones en Australia contra todo pronóstico, el primer ministro conservador Scott Morrison acudió este domingo a su iglesia protestante habitual, mientras los laboristas seguían cuestionando su derrota.

«Siempre he creído en los milagros», dijo este sábado Morrison en su discurso triunfal en Sídney, donde agradeció el apoyo de la «Australia silenciosa» y dedicó su victoria a los australianos que quieren encontrar un trabajo, emprender un negocio, comprar una casa o empezar una familia.

Las encuestas daban como ganador al opositor del Partido Laborista, con un programa centrado en políticas sociales y contra el cambio climático, pero la coalición gobernante se impuso con promesas de incentivar la economía y bajar impuestos.

Scott Morrison

El premier de australia es miembro de la Cámara de Representantes desde 2007, representando a la división de Cook en Nueva Gales del Sur.

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David Gray / Bloomberg

Liberal en lo económico y conservador en lo social, Morrison ha destacado en su carrera política por defender la industria del carbón -en 2017 se presentó con un trozo de carbón al Parlamento- y su dureza contra la inmigración ilegal.

Este político de 50 años, conocido por su apodo ‘ScoMo’, envió a decenas de solicitantes de asilo que trataban de llegar por barco a Australia a centros de detención en Nauru y la isla papú de Manus en el Pacifico cuando era ministro de Inmigración entre 2013 y 2014.

Estos envíos se realizaban en virtud de un programa australiano para evitar la entrada de «sin papeles» en su territorio, una política criticada por la ONU y organizaciones de defensa de los derechos humanos.

Tras asumir temporalmente la cartera de Asuntos Sociales, en 2015 se convirtió en el ministro del Tesoro, puesto donde sacó a relucir su política de liberalismo económico y emprendió una tenaz cruzada para crear «empleo y crecimiento» a través de, entre otras iniciativas, recortes tributarios a personas y empresas.

Morrison es acusado por sus rivales políticos de ser demasiado ambicioso y criticado por los jóvenes del país por sus creencias religiosas que lo han llevado a oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo, legalizado en Australia tras una consulta popular en 2017.

También ha recibido críticas por su fuerte postura contra los barcos de inmigrantes provenientes de zonas en conflicto como Siria, aunque él defiende que su objetivo era desincentivar este tipo de travesías peligrosas.

A pesar de su compromiso con su iglesia, Morrison asegura que mantiene su fe al margen de la política. «La Biblia no es un manual político, y me preocupa cuando la gente trata de considerarla como uno», llegó a decir en una entrevista. Sin embargo, sus opositores lo acusan de no cumplir esta posición.

AFP y Efe

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