Los británicos conocerán este lunes quien será el nuevo líder del gobernante partido Conservador y quien reemplace a la saliente primera ministra Theresa May en el 10 de Downing Street, residencia oficial de gobierno.
May renunció al cargo hace poco más de un mes, al fracasar en su intento de convencer al Parlamento de aprobar un plan de salida del Reino Unido de la Unión Europea, con lo que se desató la crisis política más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de un proceso de selección interno dentro del gobernante partido, en el cual solo 160 mil miembros registrados son los que deciden quién será el nuevo líder tory, y quien, automáticamente, será designado primer ministro.
Los candidatos son Boris Johnson, el polémico y más popular político del estamento, y Jeremy Hunt, el multimillonario secretario de Relaciones Exteriores.
La promesa de ambos candidatos es lograr la salida británica del bloque europeo para el 31 de octubre próximo, con o sin acuerdo con las autoridades de Bruselas, que han advertido que no están dispuestas a modificar el pacto suscrito en noviembre del año pasado con May y que ya fue rechazado varias veces por los parlamentarios británicos.Hasta ahora las encuestas dan por descontado que Johnson sería elegido con casi el 70 por ciento de los votos, que ya se han ido recibiendo por correo desde hace una semana. Estos son sus perfiles.
Johnson juega a ser el ‘Trump británico’
Es desaliñado, desgarbado y con una mirada de niño travieso. Boris Johnson es el político británico más famoso de los últimos tiempos. Pero también uno de los más polémicos.
Por sus formas poco convencionales de hacer política, ha sido comparado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Todos los pronósticos lo dan como ficha segura para ganar la contienda interna del partido conservador para ser declarado líder y remplazar a la saliente primera ministra Theresa May. Se ha autoproclamado como el único que puede lograr la salida del Reino Unido de la UE por las buenas o por las malas.
Se le recuerda como el alcalde de Londres que quedó colgado de un cable aéreo y por andar en bicicleta por la ciudad sin protocolos ni escolta. Fue uno de los artífices de la campaña por el brexit en el 2016 y se le acusa de haber mentido para ganar adeptos a la causa, asegurando que si el país salía del bloque europeo se ahorraría por semana 350 millones de libras esterlinas (alrededor de 1,4 billones de pesos colombianos).
A sus casi 55 años, Alexander Boris de Pfeffel Johnson viene de una de las familias más ricas y tradicionales. Estudió en el famoso colegio de Eton y en la Universidad de Oxford.
Su padre, como él mismo, fue un respetado político conservador. Se precia de tener un linaje extraordinario: es descendiente del Imperio Otomano, donde su bisabuelo paterno fue el famoso periodista circasiano-turco Ali Kemal; mientras que en su lado materno, es una mezcla anglofrancesa.
Incluso uno de sus ancestros fue el rey Jorge II de Gran Bretaña. Sin embargo, pocos dirían que es un aristócrata típico.
Emerge de su registro biográfico como incompetente, perezoso, disoluto y mentiroso, pero la respuesta del público es que él es ‘nuestro tipo de mentiroso’.
Nació en Nueva York y detentó la ciudadanía estadounidense hasta hace poco. Su primera educación fue en Bruselas.Nada acerca de Johnson es tan sencillo como parece, según analistas consultados por EL TIEMPO. Sus registros académicos demuestran que tiene un intelecto brillante, y colegas y amigos dan fe de un sentido de ambición igualmente poderoso.
Se ha granjeado enemigos por su tono sarcástico e incluso ofensivo. Llegó a comparar a las mujeres musulmanas vestidas de burka con buzones de correo. Fue exsecretario de Relaciones Exteriores de May, a quien le renunció con una dura carta en la que la señalaba de incapaz y débil y le auguraba un estruendoso fracaso.
Al referirse a Johnson, el analista y columnista del diario The Guardian, Simon Jenkins, asegura que “emerge de su registro biográfico como incompetente, perezoso, disoluto y mentiroso, pero la respuesta del público es que él es ‘nuestro tipo de mentiroso’».
Fue despedido por el periódico londinense The Times por la fabricación de una historia y fue un reportero muy sesgado mientras estaba en Bruselas. Su modo predeterminado siempre ha sido el de comediante: divertido, impredecible, ligeramente peligroso. El éxito de su campaña parece cimentarse en la pura fuerza de personalidad”.
En cambio, el experto económico y veterano periodista Christopher Field dijo a EL TIEMPO que “Boris es decidido y sabe que tiene que lograr el brexit, porque de lo contrario su carrera política estará perdida”.
Field, quien compartió escritorio con el político en la influyente revista semanal, Spectactor, donde Johnson fungió como editor entre 1999 y el 2005, admite que el político “siempre ha sido muy desordenado y depende de otros para completar las más simples tareas”.
4 nations, 8000 miles, 16 regional hustings and hundreds of members’ events! Thank you everyone for your support throughout this contest!
With less than 100 hours until polls close, please vote for me to deliver Brexit by 31st October, unite our country and defeat Corbyn pic.twitter.com/YYkczINjBv
— Boris Johnson (@BorisJohnson) 18 de julio de 2019
Asegura que la mente de Johnson funciona en dos niveles: es brillante, pero desenfadado y capaz de sacarle chiste a todo, algo que a sus copartidarios tories no siempre les cae en gracia.
A la inquietud de si Johnson es el ‘Trump británico’, Field dice que “el paralelismo se limita al tono desenfadado que ambos tienen. Ambos comparten un discurso directo y un patriotismo profundo en sus países, que los lleva a tomar decisiones y ver los problemas desde una perspectiva nacionalista que genera inquietud en algunos”.
El profesor universitario y analista, Stephen Bellas, tiene una visión menos amable de Johnson al que considera como “un político populista de poco fiar”, al que ve como “un Trump británico”, por sus pocas habilidades diplomáticas, su discurso antinmigrante y su autoritarismo.
Hunt, el magnate con la pelea casi perdida
Es la estampa del inglés tradicional, siempre vestido de traje impecable, de palabras medidas y discreta sonrisa.
Jeremy Hunt es el candidato conservador que cuenta con el 30 por ciento de las intenciones de voto dentro de su partido para ser líder y futuro Primer Ministro.
Algunos lo ven como un personaje gris y burocrático, pero otros creen que es el mejor contrapeso de su contrincante, Boris Johnson, más pendenciero y de inclinaciones ‘trumpistas’.
A sus 52 años, Hunt es el más acaudalado miembro del partido de gobierno británico, con un patrimonio personal que supera los 14 millones de libras esterlinas (unos 56 mil millones de pesos colombianos).
Estudió en Oxford, donde hizo llave con David Cameron, el tristemente famoso exprimer ministro que perdió el referéndum del 2016. Al terminar la universidad se fue a Japón, donde trabajó como profesor de inglés. Está casado con Lucia Guo, inmigrante china, oriunda de Xi’an, con quien tiene tres hijos.
Ha tenido una carrera política, que pasa por las exitosas Olimpíadas de Londres del 2012, el Servicio Nacional de Salud (National Health Service, NHS) y por reemplazar al propio Johnson como secretario de Exteriores, cargo que aún detenta.
Su estilo tibio y su lealtad incondicional con la primera ministra saliente, Theresa May, le ha granjeado el apelativo de ser el ‘May con pantalones’.
A ambos los une haber defendido el voto a favor de mantenerse en la Unión Europea en el referéndum del 2016 y luego plegarse a trabajar en favor del brexit, gesto cambiante del cual Johnson se ha mofado en varios escenarios públicos. Según sus allegados, Hunt sabe que debe tomar distancia de May si quiere convencer a sus copartidarios de que puede sacar el brexit adelante.
Hunt mostró su carácter de estadista, al defender recientemente a Kim Darroch, ex embajador británico en Washington, frente a los agresivos ataques del presidente Donald Trump.
Su colega de gabinete, la secretaria de Defensa, Penny Mordaunt, lo describe como un hombre directo, sin medias tintas, en el cual confía para sacar a los británicos de la crisis desatada en el último año por cuenta del brexit.
«Confío en él para gestionar el ‘brexit’, porque le he visto actuar en las reuniones del Consejo de Ministros del último año. Todos los bandos le otorgan credibilidad, pero tampoco él dudó en tomar partido, y lo hizo por una salida de la UE con acuerdo”, aseguró Mordaunt, al manifestar que votaría por Hunt para ser el próximo primer ministro.Analistas políticos consultados por EL TIEMPO aseguran que Hunt es metódico y cada acción que toma está sustentada, tal vez por su formación como filósofo y economista.
“Hunt mostró su carácter de estadista, al defender recientemente a Kim Darroch, ex embajador británico en Washington, frente a los agresivos ataques del presidente Donald Trump, luego de hacerse públicos unos memos donde el diplomático calificaba de ‘inepto’ al gobierno de Washington. Frente al mismo incidente, Boris Johnson prefirió dejar sobreentendido su apoyo a Trump”, recordó el periodista Ulysses Maldonado.
Según Maldonado, el actual jefe de la diplomacia británica es de los que escucha todas las voces antes de tomar decisiones y así lo ha dejado ver en sus recientes entrevistas en las que ha delineado su estrategia negociadora frente a las autoridades europeas para sacar el brexit: negociar con euroescépticos, unionistas norirlandeses y hasta con los nacionalistas de Escocia y el País de Gales para llevar una posición unánime a Bruselas.
Al contrario, el profesor universitario Isaac Bigio cree que allí es justo donde “está el plomo en el ala de Hunt, a quien le falta contundencia, al usar la misma estrategia de May y que no funcionó”.
“El problema de Hunt es que en estos tiempos su estilo, discreto y correcto, es gris y aburrido para una audiencia sedienta de espectáculo, escándalos y diversión”, afirma Bigio, al referir que ese es reto del político.
El propio Hunt trató de deslastrarse de esa imagen acartonada al anunciar que sería el único gobernante británico que sabe bailar la lambada brasileña, pero aclaró que no haría una demostración pública de esas destrezas.
Ese puede ser su gran obstáculo.
María Victoria Cristancho
Para EL TIEMPO
Londres