El Parlamento israelí aprobó este lunes una cláusula clave de la controvertida reforma judicial que busca restringir las facultades de la Corte Suprema para intervenir en decisiones del gobierno.
El texto fue aprobado por los 65 diputados de la coalición de derecha y de ortodoxos religiosos del primer ministro Benjamin Netanyahu, mientras que la oposición decidió boicotear la votación.
La sesión comenzó después de más de 24 horas de debate sobre un proyecto de ley que tiene como objetivo limitar los poderes de la Corte Suprema para revocar las decisiones del gobierno, lo que ha provocado protestas generalizadas en el país.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de 73 años, acudió a la Knéset (parlamento), tras salir del hospital el lunes por la mañana, al día siguiente de que se le implantara un marcapasos.
Afuera del parlamento, la policía utilizaba cañones de agua para dispersar a una multitud de manifestantes.
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La votación correspondía a la llamada cláusula de «razonabilidad», que limitará la capacidad de los jueces para anular las decisiones del gobierno que consideren «irrazonables».
Los críticos temen que la reforma judicial socave la democracia liberal de Israel al eliminar los controles y equilibrios sobre el ejecutivo. Los opositores acusan también a Netanyahu, quien está siendo juzgado por corrupción, de querer usar esta reforma para anular posibles juicios en su contra, lo que él niega.
El gobierno de Netanyahu, que incluye aliados de derecha y ultraortodoxos, argumenta que necesita frenar la extralimitación judicial y que el cambio es necesario para garantizar un mejor equilibrio de poderes.
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En las últimas horas, el presidente israelí, Isaac Herzog, trató de reimpulsar un diálogo entre gobierno y oposición para lograr un consenso en torno a la reforma, pero sus intentos han vuelto a fracasar.
«Estamos trabajando las 24 horas de todas las formas posibles para encontrar una solución. Existe la base para un posible entendimiento, pero quedan lagunas que exigen la responsabilidad de las distintas partes», señaló Herzog hace unas horas.
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Estamos trabajando las 24 horas de todas las formas posibles para encontrar una solución
Herzog se reunió el domingo por separado con Netanyahu y con los líderes de la oposición, Yair Lapid y Benny Gantz, para retomar las negociaciones que empezaron en abril, pero que se rompieron en junio, cuando el gobierno decidió seguir adelante unilateralmente con la reforma.
«Estamos en una emergencia nacional», afirmó el presidente de Israel, Isaac Herzog, quien ha estado tratando de negociar un compromiso para poner fin a meses de protestas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, instó el domingo a Israel a no apresurar las «divisivas» reformas judiciales.
Se trata de la primera ley del controvertido paquete que abarca la reforma en salir adelante. Otros cambios propuestos incluyen dar al gobierno mayor poder en el nombramiento de jueces.
La respuesta de la oposición en Israel
El líder de la oposición en Israel, Yair Lapid, ya había anunciado este lunes que fue imposible llegar a un acuerdo sobre la reforma judicial con el Gobierno de Benjamín Netanyahu, lo que allanaba el camino para que la ley se apruebe en las próximas horas en la Knéset (Parlamento israelí).
«Nuestra condición principal era proteger la democracia israelí, pero con este gobierno es imposible llegar a acuerdos que preserven la democracia israelí», declaró visiblemente enfadado el ex primer ministro a los medios en los pasillos de la Knéset.
“En las últimas semanas, y especialmente en las últimas 48 horas, hicimos todo lo posible para llegar a acuerdos, como prometimos”, aseveró el centrista Lapid minutos antes de que empezara la votación en segunda y tercera lectura del proyecto de ley que anula la doctrina de la razonabilidad.
«Quieren destrozar el Estado, destrozar la democracia, destrozar la seguridad de
Israel, la unidad del pueblo de Israel y nuestras relaciones internacionales», lamentó Lapid, que tildó al gobierno del «más irresponsable de la historia».
El movimiento de protestas no ha cesado en siete meses, con manifestaciones masivas en las últimas semanas -este sábado más de 550.000 personas salieron a las calles en todo el país-, una fuerte presión social a los sindicatos para que convoquen una huelga general; y con más de 10.000 reservistas que se niegan a presentarse voluntarios al servicio.
Este lunes, el importante foro empresarial de Israel, que representa a 150 firmas de las más importantes del país, y decenas de compañías del sector de la alta tecnología anunciaron que hoy van a la huelga, en protesta por la reforma judicial.
El foro incluye la cadena de centros comerciales BIG, el importante Grupo Azrieli, e instituciones bancarias, que hicieron un llamado a otras empresas a «unirse a esta medida de emergencia para detener esa legislación unilateral y entablar conversaciones para un acuerdo», según un comunicado difundido por los medios hebreos.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con AFP y EFE