El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y su rival conservador, Alberto Núñez Feijóo, dieron este lunes los primeros pasos para resolver el rompecabezas de la formación de un gobierno, después de que las elecciones del domingo no le dieran a ninguno posibilidades fáciles.
La cuarta economía europea parecía encaminada hacia un bloqueo político luego de que el domingo, desafiando todos los sondeos que auguraban su debacle, Sánchez logró limitar el avance de la oposición de derecha. Ambos candidatos reunieron a sus partidos este lunes para debatir las estrategias y las posibles alianzas.
El Partido Popular (PP) de Feijóo fue el ganador con 136 escaños de un total de 350 en el Congreso de los Diputados, mientras que Vox, su único aliado potencial, consiguió 33. Sin embargo, entre ambos suman solo 169 escaños, lejos de la mayoría absoluta de 176 que permite formar gobierno.
Del otro lado, el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Sánchez obtuvo 122 escaños y Sumar, su aliado, 31, pero ambos se hallan en mejor posición de conseguir el apoyo de partidos regionalistas vascos y catalanes.
“He iniciado los contactos teniendo en cuenta que España ha decidido que no haya ninguna mayoría absoluta de un solo partido, pero teniendo en cuenta también que no ha decidido que haya fórmulas imposibles que garanticen la investidura” de un gobierno, dijo Feijóo a sus dirigentes reunidos en Madrid.
Para Sánchez, el principal escollo será conseguir una abstención al menos de Junts per Catalunya, el partido del líder independentista catalán Carles Puigdemont, refugiado en Bélgica tras el intento secesionista de 2017 y sobre quien la Fiscalía pidió este lunes nuevamente que se emita una orden de búsqueda y captura, ya adelantó que no regalará nada.
Sumar, dirigido por la vicepresidenta y también ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz Pérez, anunció este lunes que ya encargó a uno de sus antiguos dirigentes en Cataluña iniciar las negociaciones con Junts para “explorar todas las vías de acuerdo”, aunque un dirigente de este partido catalán, Jordi Turull, dijo que no veía “la investidura (de Sánchez) por ninguna parte ahora mismo”. Ello dio argumentos al PP para reclamar que se deje a su líder formar gobierno: “La alternativa a Feijóo es que Puigdemont mande en el gobierno de España”, dijo Juanma Moreno, presidente de la región de Andalucía.
Un incierto panorama
El resultado de las elecciones “marcará el comienzo de un periodo de incertidumbre política que durará meses”, advirtió Federico Santi, experto de Eurasia Group, que concuerda con el análisis de diarios españoles, que auguraban, como en el caso de El País, que un nuevo gobierno queda “en el aire”.
En la noche del domingo, frente a sus seguidores reunidos ante la sede del PP en Madrid, Feijóo reivindicó su derecho a formar un gobierno como “candidato del partido más votado”.
Sin mayoría absoluta con Vox, Feijóo quiere gobernar en minoría, pero para eso necesitaría la abstención de los socialistas durante la votación de investidura en el Parlamento, algo que el PSOE ya ha dicho que no hará. Feijóo, ganador de las elecciones generales en España, inició una ronda de contactos con distintos partidos para intentar sumar apoyos que le faciliten formar gobierno.
En un discurso ante la Junta Directiva Nacional de su partido, Feijóo anunció que ya ha contactado con el partido de ultraderecha Vox (33 diputados), con los nacionalistas vascos, PNV (5), y los navarros, UPN (1), y lo hará con los regionalistas de Canarias (1). Para gobernar necesita alcanzar una mayoría absoluta de 176 diputados.
El líder conservador dibujó ante los suyos tres escenarios: que gobierne el más votado, el bloqueo o que “todos los que han perdido exploren una mayoría alternativa con el apoyo explícito o tácito de partidos populistas e independentistas”.
Los dirigentes del PP cerraron filas en público con su líder, a pesar de que en privado ponen en duda la posibilidad de construir una mayoría que lleve al gobierno de España, lo que conduciría a una repetición electoral o a un nuevo gobierno del socialista Pedro Sánchez apoyado en las fuerzas independentistas.
Por su parte, Sánchez podría reunir en total 172 diputados, más que el líder conservador, por lo que, si Junts per Catalunya se abstiene, podría lograr la investidura en una segunda votación en el Congreso, donde solo requiere tener más síes.
En caso contrario, España, que ya vivió repeticiones electorales tras bloqueos en 2015 y 2019, estaría condenada a volver a las urnas en los próximos meses, justo en momentos en que el país detenta, desde julio y hasta diciembre, la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea.
El mismo Sánchez aseguró que no contempla el bloqueo y la repetición de elecciones. “España es una democracia parlamentaria con sus plazos y procedimientos. Esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad”, dijo el presidente.
La elección despierta gran interés en el exterior por la posibilidad de que una coalición del partido de derecha PP y Vox, de ideología franquista y que defiende una agenda que atenta contra varios derechos civiles, llegue al poder en un país considerado pionero en derechos de las mujeres o del colectivo LGBTIQ+.
El presidente Gustavo Petro, quien es cercano al bloque de izquierdas, se refirió a los resultados en un escueto mensaje en su cuenta de Twitter donde señaló: “Bien por España. El progresismo resiste”, mientras que su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, felicitó a España por “no caer en la trampa de la derecha”.
Por su parte, Estados Unidos dijo que trabajará estrechamente con “cualquier gobierno” que se forme en España porque considera ese país como un “aliado, socio y amigo indispensable”. El rey Felipe VI anunció que iniciará después del 17 de agosto una ronda de consultas con los partidos para formar gobierno.
STEPHANY ECHAVARRÍA
EDITORA INTERNACIONAL
EL TIEMPO