“Usted es un mentiroso patológico, usted no sabe la diferencia entre la verdad y la mentira”.
– ¿Discúlpeme, pero está usted hablando de mi o del Presidente?
El anterior intercambio se presentó este miércoles en el Congreso de EE. UU. entre el representante a la Cámara Paul Gosar (republicano) y Michael Cohen, el exabogado personal de Donald Trump. Y es, en resumen, un fiel reflejo del tono que imperó durante una explosiva audiencia que convocaron los demócratas para interrogar al que fuera la mano derecha de presidente por más de una década.
Cohen, que ya fue condenado a tres años de cárcel por haber “comprado” el silencio de dos mujeres que alegaban relaciones extramatrimoniales con su entonces jefe y por mentirle al Congreso, arrancó la jornada con un brutal testimonio en el que pintó al presidente como una persona sin escrúpulos que le estaba cuando gran daño al país.
“Yo sé lo que Trump es: un racista, un tramposo y un estafador”, dijo el exabogado quien se lamentó por las múltiples mentiras y maniobras que hizo en esos 10 años para encubrir y proteger al jefe de la Casa Blanca.
Si bien mucho de lo que dijo ya era de conocimiento público, Cohen, que en alguna ocasión llegó a decir que se haría matar por defender a Trump, aportó nueva evidencia que podría causarle más dolores de cabeza al mandatario.
Afirmó, por ejemplo, que estuvo presente durante una llamada entre Roger Stone –asesor de Trump durante la campaña– en el que este le informaba al presidente sobre una conversación que acababa de sostener con Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en la que le decía que estaban a punto de hacer públicos cientos de emails obtenidos de manera ilegal que dejaban muy mal parada a la campaña de Hillary Clinton.
“Eso sería fantástico”, habría contestado Trump según el testimonio de Cohen. El dato es relevante porque a comienzos de este año Trump dijo en una entrevista que jamás había discutido ese tema con Stone. Este asesor, de hecho, fue arrestado recientemente por haberle mentido al Congreso sobre sus contactos con WikiLeaks y lo que sabía de los correos electrónicos.
De ser cierto, Trump podría terminar respondiendo ante la Justicia pues no solo supo de un crimen (pirateo de los computadores del Comité Nacional Demócrata) y no lo reportó, sino que lo aprovechó para anotarse puntos en la campaña presidencial.
Cohen también aseguró que durante la campaña informó a Trump sobre los avances en las negociaciones con rusos para la construcción de una torre en Moscú y que habrían continuado hasta el verano del 2016, cuando Trump ya era el candidato republicano.
Se trata de otro tema delicado pues demostraría que el presidente trató de usar esa posición para sacar ventajas económicas y se sumaría a la lista de conexiones con Rusia que tantos dolores de cabeza le han causado. Sobre todo porque Trump ha negado que tuvo conocimiento de los avances de las negociaciones.
Pero lo más interesante del testimonio de Cohen fue la explicación que dio para demostrar el claro interés de Trump en el negocio pues el candidato creyó perdería las elecciones y por eso trataba de maximizar sus ganancias con este tipo de negocio paralelo.
“Alguna vez lo escuché describir la campaña como el mejor comercial publicitario en la historia de los comerciales”, sostuvo el abogado.
Cohen, a su vez, presentó los cheques que le habría girado Trump de su puño y letra para pagar los sobornos de Stormy Daniels, la actriz porno y Karen McDougal una ex conejita de la revista Playboy.
Los republicanos usaron la mayor parte de su tiempo de preguntas para atacar la credibilidad de Cohen.
En líneas generales el mensaje fue que su testimonio era inválido pues nadie podía creerle a una persona que ya le había mentido al Congreso y que probablemente estaba mintiendo nuevamente para que le bajaran la sentencia.
Cohen les respondió que le daba tristeza ver cómo los republicanos estaban haciendo por Trump lo que él mismo había hecho por más de una década y que ahora lo tenía a las puertas de una prisión.
Los demócratas, por su parte, cuestionaron la estrategia republicana de desprestigiar al abogado, alegando que buena parte del sistema judicial de EE. UU. estaba basado en las confesiones de criminales que decidían cooperar con las autoridades.
La audiencia se extendió por más de siete horas y Cohen tiene prevista otra comparecencia este jueves ante la Comisión de Inteligencia. El efecto a largo plazo de su testimonio está aún por verse.
Pero desde ya hay cosas que se destacan. Entre ellas, pistas sobre la información y documentos que pudo entregar Cohen al Fiscal Especial Robert Mueller y la investigación que adelanta sobre la campaña de Trump y posibles nexos con Rusia.
En el corto plazo las consecuencias son más concretas. Por una parte, la audiencia en el Congreso posó una sombra sobre el viaje de Trump a Vietnam para su segunda Cumbre con el líder norcoreano Kim Jong-un.
Algo que sin duda fue calculado por la oposición pues escogieron tanto los días como las horas para que coincidiera con los eventos del presidente al otro lado del planeta.
Y por la otra, precisamente basado en lo anterior, queda claro que los demócratas usarán su nueva mayoría en la Cámara de Representantes para torpedear al presidente por todos sus flancos.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
Twitter @sergom68