Migración interna, el otro plan de los venezolanos

Hace un año, Evangelina Segovia, de 63 años, salió del estado Zulia, en el noroeste de Venezuela, región afectada por fallas en la prestación de servicios públicos. Ya no era la misma en la que nació, creció y formó una familia de cuatro hijos y seis nietos.

Antes de partir, tenía energía eléctrica 10 horas al día. Recibía agua por tuberías una vez al mes. No conseguía bombonas de gas para cocinar, y cuando las conseguía no tenía dinero para pagarlas. Tampoco conseguía medicinas para la hipertensión. Y, a falta de transporte público, debía caminar varios kilómetros o limitar sus traslados.

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Hoy, desde Caracas, donde se estableció junto con la familia de una de sus hijas, se entera a través de familiares y amigos cómo muchas de esas cosas han empeorado. “Zulia es otro país, es el país de la desidia”, dice a EL TIEMPO, y asegura no tener intenciones de volver. Como ella, son muchos los que han migrado a la capital y otras ciudades, para tener una mejor calidad de vida, aunque no óptima.

En su encuesta trimestral más reciente, de los meses de julio a septiembre, la firma local Consultores 21 reveló que 65 por ciento de la muestra que consultaron prefería quedarse en Venezuela antes que irse a otro país, aun teniendo la posibilidad hipotética de hacerlo.

Solo 33 por ciento de la muestra manifestó que se iría. Se trata de la cifra más baja que han obtenido, con la misma pregunta, desde 2015.

“Es más difícil irse ahora. Los gobiernos están poniendo trabas. Lo segundo es que es más costoso irse”, explica el profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa) y gerente de proyectos de Consultores 21, Gerardo González.

Sin embargo, acota que ese 33 por ciento que se iría a vivir a otro país es significativo, pues son ocho millones de personas.

Trocha 8

Muchos migrantes asumen este reto y cruzan, con sus pertenencias al hombro, buscando bienestar en varios países.

Foto:

EFE / Schneyder Mendoza

Quedarse, sin embargo, no implica dejar de moverse. Hasta el momento, nadie le ha puesto un número a la migración interna; pero Consultores 21 incluyó por primera vez en su encuesta, desde que comenzó a hacerla en 1989, la pregunta de si la gente piensa mudarse de ciudad dentro de Venezuela, y descubrió que 8 por ciento tenía esa aspiración, sobre todo entre los que viven en Zulia y la región central.

Parece un porcentaje bajo pero González dice que es lo que piensan 1’200.000 venezolanos.

La principal razón que esgrimieron al ser consultados es que quieren oportunidades para trabajar, calidad de vida, que ya tienen amigos y familiares en otras ciudades, que mejorarían su economía, y que les gusta o podrían tener una vivienda.

Caracas, la preferida

En esta migración interna, Caracas es, por supuesto, la ciudad predilecta, por encima de Mérida, Valencia, Barquisimeto, Maracay y Cumaná.

Apagón en Venezuela

En Caracas es común que las personas tengan que regresar a sus casas caminando o en buses pues el Metro deja de funcionar a menudo.

La preferencia por las otras ciudades, también afectadas, tiene su explicación. “La migración tiene un comportamiento más o menos parecido dentro de los países o hacia afuera. Tú tiendes a buscar lo que tienes al lado”, explica la socióloga venezolana Claudia Vargas.

Así, explica que Mérida está cerca del afectado estado Zulia, Barquisimeto es destino predilecto de quienes habitan al sur del país y Cumaná es una ciudad costera del estado Sucre, desde donde se puede hacer lo que denomina una «migración pendular» hacia islas del Caribe, como Trinidad y Tobago.

«Caracas porque es una burbuja«, argumenta González. Sin embargo, también tiene sus problemas. «En las regiones se piensa que uno (en Caracas) tiene todo. Hay las mismas limitaciones, pero jamás se compara con lo que ellos están viviendo», dice Vargas.

En la zona de la capital en la que se ha establecido, Segovia ahora recibe agua por tuberías cada jueves. En la última semana, solo ha fallado el suministro de energía eléctrica tres días, y por lapsos de unas tres horas.

Hasta el momento, su hija le ha conseguido sus medicinas, aunque costosas. Y, cada vez que sale a la calle, se sorprende de que aún circulen algunas destartaladas unidades de transporte público. «Caracas está mejor que Maracaibo, más de mil veces», insiste.

ANDREINA ITRIAGO
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas

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