La incursión de globo espía que tensó aún más relaciones entre EE. UU. y China

Las relaciones entre China y Estados Unidos, ya de por sí calientes, pasaron al rojo vivo este viernes luego de que el Pentágono detectó la presencia de un «globo espía» sobre el territorio nacional y que terminó provocando la abrupta cancelación de un viaje que tenía previsto a Pekín el secretario de Estado, Antony Blinken.

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El globo fue detectado este jueves mientras sobrevolaba sobre el espacio aéreo de Montana, un estado en el que EE. UU. tiene almacenado una buena parte de su arsenal nuclear.

De acuerdo con el Departamento de Defensa, el artefacto -que está siendo monitoreado al milímetro- no plantea un peligro inminente y ha sido neutralizado para evitar que pueda recabar información sensible.

Aunque se pensó en la posibilidad de derribarlo, por el momento es una decisión que no se ha tomado pues su impacto en la tierra podría causar daños entre la población civil.

Así mismo, eliminaría la posibilidad de hacerlo descender de manera controlada para evaluar exactamente cuál era su objetivo y qué tipo de tecnología posee.

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El Pentágono realizó el anuncio este jueves del hallazgo de un globo espía chino que sobrevolaba su territorio.

Foto:

AFP PHOTO / CHASE DOAK

Este viernes, el gobierno chino reaccionó oficialmente indicando que el globo no era un dispositivo para la recolección de inteligencia sino un artefacto con fines meteorológicos que se salió de curso. Pekín pidió, además, no entrar en un juego de especulaciones.

“Es una aeronave civil usada para investigación, principalmente meteorológica. Afectado por los vientos y dada su escasas posibilidades de auto maniobra, se salió del curso previsto. El gobierno lamenta su ingreso no intencionado al espacio aéreo de EE. UU. por razones de fuerza mayor. Continuaremos comunicándonos con EE. UU. para darle manejo a la situación», dijo el ministerio de Relaciones Exteriores de ese país a través de un comunicado.

Lo más probable es que el globo esté interceptando frecuencias radiales, señales celulares e información

Pero muchos en EE. UU. no creen en esa explicación.

De acuerdo con Blake Herzinger, experto en políticas de defensa para el American Enterprise Institute, «lo más probable es que el globo esté interceptando frecuencias radiales, señales celulares e información sobre sistemas de radares en EE. UU.».

Además, afirma este experto, no es la primera vez que EE. UU. detecta este tipo de artefactos sobre su territorio y se trata de un aparato que Washington también ha usado en el pasado para espiar a otros países. Especialmente durante los años de la guerra fría. 

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No obstante, en las últimas décadas, y gracias a la aparición de satélites que pueden realizar tareas similares sin invadir los espacios aéreos, su uso venía en declive.

Aún así, tienen varias ventajas.

«Dado la velocidad tan lenta a la que se mueven y que emiten casi cero emisiones, son muy difíciles de detectar. Adicionalmente puede subir y bajar de altura, algo que no pueden hacer los satélites, y que les permite recopilar más información. Existe la posibilidad que efectivamente sea un error, pero no es lo más probable», afirma Herzinger.

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Lo que más preocupa a las autoridades, y la razón por la cual Blinken se vio forzado a cancelar el viaje, es la «audacia» de los chinos en esta ocasión.

Ya en el pasado, según fuentes del Pentágono, EE. UU. había detectado sobrevuelos de globos en Guam o en las islas de Hawái pero simplemente los dejaban pasar sin que se revelara de manera pública. Entre otras cosas porque su capacidad de recolección de inteligencia en esta zona es limitada en comparación a lo que de por sí puede hacer un satélite.

Pero nunca, al menos hasta ahora, habían detectado uno sobre territorio continental. Y justo cuando el secretario de Estado estaba camino a China para la reunión de más alto nivel entre ambos países desde que llegó Joe Biden a la presidencia.

Antony Blinken, el secretario de estado de EE. UU.

Foto:

TOM BRENNER / POOL / AFP

El contexto, además, es crítico. La semana pasada se filtró un memorando firmado por Michael Minihan, general de la fuerza aérea, en el que dice que EE. UU. está muy cerca de una guerra con China, probablemente antes de dos años.

Según Minihan, las tendencias cada vez más nacionalistas del régimen comunista y el mensaje que envió la invasión de Rusia en Ucrania podrían desatar una guerra entre Pekín y Taiwán en la que EE. UU. tendría que tomar partido para defender a la isla.

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Washington, además, anunció esta semana un nuevo acuerdo con Filipinas que ampliará su acceso a cuatro bases militares para ejercer más control estratégico en el mar del Sur de China y que responde al temor de que se desate un conflicto entre Pekín y Taipéi. Algo que, por supuesto, provocó fuertes reacciones del gigante asiático.

El tema China-EE. UU. es, de paso, uno muy explosivo en la política interna de Washington y con consecuencias electorales.

A pesar de que Donald Trump le extendió «tapete rojo» a Xi Jinping para una visita a su residencia en Mar-a-Lago cuando era presidente, y luego viajó a Pekín para una gira de Estado, los republicanos no han dejado de criticar a Biden por ser «suave» con China.

Y el caso del globo desató aún más cuestionamientos. «La información sugiere que el departamento de Defensa falló a la hora de responder contra una incursión de un globo con fines de inteligencia. Ninguna incursión debe ser ignorada y debe ser respondida», dijo el senador Roger Wicker, republicano de más alto rango en el Comité de Servicios Armados.

Reunión Joe Biden y Xi Jinping.

Y el presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, catalogó el suceso como una «incursión descarada y desestabilizadora» que debe ser enfrentada y frente a la que el presidente «no puede guardar silencio».

Airada reacción que explica, en parte, la decisión de Blinken de cancelar el viaje.

Aún así, la mayoría de expertos coinciden en que el incidente del globo no provocará una ruptura de relaciones o consecuencias más allá de lo retórico y diplomático.

Dicho eso, cualquier nueva grieta en una relación que ya viene «haciendo agua», es una de preocupación, no solo para EE. UU. sino para el mundo.

SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: @sergom68

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