Las autoridades australianas anunciaron este lunes el indulto a Kathleen Folbigg, considerada la peor asesina en serie de ese país y quien permanecía en prisión desde hace dos décadas por el asesinato de sus cuatro bebés.
Tras la muerte de los menores, los fiscales alegaron que ella asfixió a los niños, que tenían entre nueve semanas y tres años, y la condenaron en 2003 por cargos de asesinato de tres de sus hijos y homicidio involuntario del cuarto.
En 2021, decenas de científicos de Australia y el exterior firmaron una petición pidiendo la liberación de Folbigg, al señalar que nueva evidencia forense sugería que las muertes inexplicadas están ligadas a raras mutaciones genéticas o anormalidades congénitas y no a un asesinado deliberado por parte de la madre.
Esta es la historia de Kathleen Folbigg y el proceso judicial por el supuesto asesinato de sus cuatro hijos.
Así fue la muerte de los cuatro bebés de Folbigg
Los hijos de Kathleen Folbigg: Caleb, Patrick, Sarah y Laura, fallecieron entre 1989 y 1999 en Hunter-Newcastle, a unos 120 kilómetros de Sidney.
Los bebés, que fallecieron mientras estaban bajo cuidado de su madre, tenían entre 19 días y 18 meses de nacidos.
Todo comenzó el 20 de febrero de 1989, cuando Kathleen advirtió a su marido, Craig Folbigg, que algo le pasaba a su primogénito. Caleb, su primer bebé, no respiraba y murió tan solo 19 días después de su nacimiento.
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Indultada en Australia, tras 20 años en prisión, Kathleen Folbigg, condenada por matar a sus 4 hijos. Siempre mantuvo su inocencia. Una investigación coordinada por la española Carola García de Vinuesa apuntó una mutación genética como posible causa de las muertes.👇 pic.twitter.com/RjkzrYE9ep
— Despierta Andalucía (@DespiertaCSur) June 5, 2023
Su segundo bebé murió el 13 de febrero de 1991 cuando tenía ocho meses de nacido. El menor, de nombre Patrick, padecía de daño cerebral, ceguera parcial y ataques epilépticos.
En el tercer caso, Folbigg halló a su hija Sarah, de diez meses y medio, azul e inmóvil, y murió el 30 de agosto de 1993.
Y, seis años más tarde, el 1.° de marzo de 1999, su cuarta hija, Laura, falleció a los 18 meses después de que Folbigg la pusiera a dormir la siesta.
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Las investigaciones de las muertes
Inicialmente, los expertos consideraron que Caleb y Sarah fueron víctimas de una muerte súbita y Patrick de un ataque de epilepsia, y dejaron como «indeterminadas» las causas del deceso de Laura.
El deceso de la última hija de Folbigg abrió la puerta a investigar posibles infanticidios en la familia.
Así, las investigaciones penales por la muerte de los menores comenzaron en julio de 1999 y el diario de la madre se volvió una pieza clave de las indagaciones.
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Folbigg escribió en su diario que se sentía mala madre y que a veces hacía cosas terribles por cuenta del estrés.
En su diario escribió: «Me siento la peor madre del mundo, tengo miedo de que me deje como lo hizo Sarah (su hija). Se que tenía poca paciencia y era cruel con ella a veces y se fue (murió)», o pasajes en las que achacaba que su estrés le hacía «hacer cosas terribles».
En 2003 Folbigg fue condenada por el asesinato de Patrick, Sarah y Laura, así como el homicidio involuntario de Caleb y fue sentenciada a 40 años de prisión, con derecho a pedir la libertad condicional después de 30 años.
Folbigg, quien siempre ha defendido su inocencia, logró que el Tribunal Penal de Apelaciones le rebajara su condena en 2005 a 30 años, con derecho a pedir la libertad condicional después de 25 años de cárcel.
En 2008, las autoridades australianas ordenaron una investigación no judicial del caso, pero el entonces juez Reg Blanch, a cargo de la revisión, determinó que las evidencias contra la acusada, así como sus diarios, demostraban su culpabilidad.
«La única conclusión razonablemente abierta es que alguien causó intencionadamente daño a los niños, y la asfixia fue el método obvio. Las pruebas no apuntaban a otra persona que no fuera la señora Folbigg», recalcó entonces Blanch.
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Una investigación que le da vuelta al caso
Pero el caso dio un giro en 2020, cuando un equipo de científicos, coordinado por la inmunóloga española Carola García de Vinuesa y liderado por el danés Michael Toft Overgaard, concluyó que los decesos de los bebés de Folbigg podrían deberse a causas genéticas.
La investigación científica, publicada en la revista especializada «Europace», de la Asociación Europea de Cardiología, vinculó una mutación genética (CALM2) de Sarah y Laura, con la muerte súbita cardíaca.
Además, el estudio, conformado por un equipo internacional de 27 científicos, constató que los niños portaban variantes raras de un gen que mata a roedores por ataques epilépticos.
El caso fue reabierto nuevamente a raíz de una carta enviada en marzo de 2021 a las autoridades australianas por un centenar de científicos, incluidos dos premios Nobel, para solicitar el indulto y la liberación de Folbigg.
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“This is our second Lindy Chamberlain case here in Australia.”
Greens MP @SueHigginson_ has lambasted the NSW judicial system for its conviction of Kathleen Folbigg for the deaths of her four children 20 years ago, following Folbigg’s pardon. pic.twitter.com/Qh0gFPw3U0
— 10 News First Sydney (@10NewsFirstSyd) June 5, 2023
Finalmente, la gobernadora del estado de Nueva Gales del Sur firmó el indulto este lunes tras conocer las conclusiones del informe sobre el caso a cargo del juez retirado Thomas Bathurst.
El jurista llegó a «la firme consideración de que hay dudas razonables sobre la culpabilidad de Folbigg» en cada una de las muertes.
En la revisión se contempló que dos niñas tienen una rara mutación genética mientras que un niño habría tenido una «condición neurogénica subyacente». Dados estos factores, Bathurst determinó que la muerte del cuarto niño tampoco resultaba sospechosa.
El futuro de la acusada
El indulto no implica que la mujer, de 55 años, quede absuelta por los delitos que se le atribuyeron, lo que es competencia del Tribunal Penal de Apelaciones, y cabe la posibilidad de que Folbigg reclame una indemnización.
La mujer, de 55 años, fue puesta en libertad luego de recibir el indulto y viajó a una granja en el norte del estado en donde vivirá ahora al lado de su amiga y férrea defensora, Tracy Chapman.
Este caso debe reavivar la discusión para fortalecer las interacciones entre el derecho y la ciencia
En un comunicado, Chapman agradeció el apoyo recibido y afirmó que los últimos 20 años «han sido terribles para Kathleen», sobre todo por el «dolor y el sufrimiento que ha tenido que soportar tras la pérdida de sus cuatro hijos».
Por su parte, la abogada de Folbigg, Rhanee Rego, consideró el indulto como un «momento decisivo de un viaje largo y doloroso” y expresó que el caso expone que el «sistema legal puede cometer errores».
“Este caso debe reavivar la discusión para fortalecer las interacciones entre el derecho y la ciencia, para hacer reformas importantes para que el sistema legal tome decisiones basadas en la mejor evidencia científica disponible, no en la especulación», dijo en declaraciones a la prensa local.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con AFP y EFE